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1000 Oldies

viernes, 4 de julio de 2014

Futbol americano / Jorge Welsh

Me gustaría tratar de explicar este deporte, pero no puedo, la única forma de entenderlo es jugándolo, porque, pues porque toda la gente o la mayoría de ella cree que es un deporte de brutos que se golpean hasta la muerte o mínimo hasta quedar locos o algo así, pero como mi entrenador dice:
¨El futbol americano es un deporte de brutos donde ellos no juegan¨ Coach Laredo[1]
Es uno en donde no importa que tan rápido o fuerte seas, bueno tal vez un poco, pero la habilidad más importante que necesitas para jugarlo es la inteligencia para aprenderse las jugadas, para ver todo el campo, para aguantar cuando las jugadas no salen bien y cosas así.
El futbol americano para mí, significa más que solo un simple deporte, es como un estilo de vida, en donde tus compañeros de equipo pasan a ser parte de tu familia porque están contigo todos los días en el entrenamiento batallando con el calor, la lluvia, los regaños, entre otras cosas, también  para apoyarte cuando más lo necesitas. Yo he tenido la fortuna de estar en dos equipos que han estado conmigo en las prácticas y en los partidos difíciles, cuando crees que todo es tu culpa y piensas en darte por vencido, piensas en ellos y en toda la confianza que tienen en ti y te dices a ti mismo que no te puedes dar por vencido, no por ti sino por ellos.
Yo conocía esta actividad desde siempre, porque a mi papa y a mis tíos les gusta verlo, al principio se me hacía un poco violento pero como fui creciendo me empezaron a gustar más los golpes salvajes que se daban, de un punto de vista personal se veía tentador meterse a jugar, pero el único problema que había era que mis papas no me dejaban jugar, les daba más miedo a ellos que yo jugara que a mí, lo cual no comprendía en lo absoluto, Yo desde que estaba chico practiqué taekwondo no porque me gustara sino porque mis papas, en especial mi papa, me obligaban a ir, yo en lo personal lo odiaba, nomás no me gustaba y ellos no podían entender eso, y la excusa que ellos me daban para obligarme era que me tenían que tener ocupado. Pero cuando entré a la secundaria les dije que ya no quería seguir en el taekwondo, les que quería jugar americano, al principio me dijeron que no me mandaba solo pero después no sé qué les paso que lo reconsideraron dándome la oportunidad de jugar.
Me sentía muy emocionado pero a la vez nervioso porque no sabía con quién jugaría, pero mi papa me comento que uno de sus amigos era entrenador de un equipo y me aviso que le hablaría para comentarle mis intenciones de entrar a su equipo, pero sentí que me dio el avión como se dice en la región. Pasó el tiempo, entre dos o tres semanas y no me decía lo que ocurría, hasta una tarde le dije que ya era tiempo y llamó al entrenador frente a mí y me dijo que me esperaba esa misma tarde a las seis pm.
En ese primer día no sabía que esperar, si unos jugadores fuertes, marcados como aparecen en la televisión o un ser humano común y corriente como las personas que juegan soccer. Llegué, observe mi entorno, y me di cuenta de que los jugadores estaban fuertes, pero nada de otro planeta. Después lo salude y los conocí a todos y me percaté de que había de todo, desde chilangos hasta personas de colegio, todos me cayeron bien.
Me sentí a toda madre porque al final hice lo que me gusta hacer. Yo había llegado justo a tiempo para poder inscribirme en la temporada de secundarias, entregué toda la papelería requerida para el proceso de inscripción, entonces empezó. Al principio no entraba a jugar mucho ya que era novato, nada más veía desde la línea de banda.
El equipo empezó bien ganando el primer partido, pero en el segundo no nos fue tan bien ya que obtuvimos una derrota contra el equipo de Mante, pero los siguientes dos partidos los ganamos. En la semifinal enfrentamos al equipo de toros, pero en ese partido no quedo duda de cuál era el mejor equipo ya que ganamos 56-0. Para la gran final nos volvíamos a enfrentar a Mante, esperábamos un partido muy cerrado, y así lo fue, la gran diferencia fue un acarreo de 50 yardas de nuestro corredor y la conversión de dos puntos que realizamos, ellos también nos anotaron pero el intento de la conversión de ellos falló, dándonos así la victoria en Mante. Fue un momento muy especial ya que nunca había ganado algo en equipo, al principio no me la creía, mis compañero me decían ´´ganamos Welsh¨ y seguía sin creérmela hasta que venía de regreso me cayó el veinte de que habíamos ganado, en serio nunca había sentido ni he vuelto a sentir nada así. 



[1] Entrenador de futbol americano, club Toros

Explorar / Daniela Naivy Zúñiga

Explorar otros lugares, conocer su historia, sus costumbres, es una acción que nos permite agrandar nuestra cultura. Viajar es un placer, una necesidad, y para algunos, un escape.
Hay momentos en la vida de cada persona para volar hacia un ambiente distinto. Cuando me refiero a volar, hablo de cambiar de sitio. Incluso podemos cerrar nuestros ojos, imaginar un paisaje de nuestro agrado, cavilar momentos agradables, donde la armonía aborde el ambiente. Renunciar a un par de obligaciones por un instante, crear imágenes, visualizar colores,  reproducir de manera interna música de nuestro agrado, aparte de relajar la mente, sienta de maravilla.
Algunas personas están inmersas en la vida cotidiana, en el trabajo, la rutina: llevar al hijo a sus actividades vespertinas, preparar de comer, ir a la tintorería, congresos fuera de horario laboral, ir al dentista, todo eso es desgastante para nuestro cuerpo, y cuando podemos viajar, siento, el cuerpo lo agradece.
A quién no le ha pasado, va en el auto, con la mirada en la carretera, viendo cómo transcurre el tiempo, la variedad y velocidad del pasar de paisajes a través del vidrio. O tal vez, ascendiendo por el aire en un avión, incluso avanzando sobre el mar, el cuerpo se agota en el proceso, esperar llegar a un destino, desciendes del auto, avión, barco, y las fuerzas que te mantienen de pie se han ido, en ese instante, necesitabas cansarte. Entras a la habitación del hotel o alguna casa para hospedarte,  quedas rendido en un colchón, debes prepararte para lo que venga. Si no hiciste eso al estar frente un colchón, te aseguro, te dormiste en el camino.  
Opino, a todos nos gusta conocer otros lugares, unos quieren ir a territorios donde la temperatura es baja, donde hay la posibilidad de nevadas. Hay quien prefiere zonas cálidas, como las playas, para andar en traje de baño, modelar el cuerpo de envida que tienen, enterrarse en la arena, hacer castillos de arena, por cierto, nunca he visto uno que valga la pena. Cada persona tiene gustos distintos, raros para algunos. Algunos prefieren bosques, otros desiertos, cada quien hace y va a donde le plazca, el fin es gozar.
También cuenta como viaje el ir a una ciudad que queda a 40 minutos, no importa. El chiste de andar nomadeando, es conocer.
¿Cuántas personas sólo conocen su ciudad natal? ¡Muchísimas!
 No dudo que tengan conocimientos amplios de las tradiciones y costumbres de otras entidades del país o del mundo. No obstante, es distinto ver fotografías del lugar deseado, a arribar ese sitio, apreciando la atmósfera. Seas joven o adulto, vas a tener la inquietud de visitar algún país, ciudad, continente, rancho, villa, pueblo, establecimientos extranjeros, a personas distintas.
Para mí, hay dos clases de viaje, uno es en la mente de cada persona y el segundo es trasladarse a otros lugares.  
Conozco a algunas personas atrapadas en un ciclo de vida arcaico, hacen lo mismo a partir de la edad adulta, en la cual entran a una rutina y no hay fuerza capaz de irrumpir el periodo. En quienes observo este estilo de vida, es en personas laborando en empresas, despachos, oficinas, lugares cerrados, convirtiéndolos en sedentarios y vanos. No relajan su mente por el estrés. Están inmersos en el trabajo como para darse cuenta de lo acontecido a su alrededor, se aíslan y pretenden quitar el estrés con más carga de trabajo.
Tal vez piensen que viajar no es importante, respeto a las personas con esas opiniones, pero considero, es parte de la vida. Cambiar de rumbos, establecer expectativas de manera espontánea.
Si nosotros le damos al cuerpo la oportunidad de disfrutar en otros sitios, nos recompensará, de maneras desconocidas, pero el tiempo dirá y obrará.
No debemos desperdiciar tiempo, no debemos tener miedo de cambios en nuestra vida, siempre con una sonrisa en el rostro vamos a avanzar para tener la plenitud de vida, corriendo hacia un día soleado, satisfaciendo las necesidades del cuerpo.
En estos últimos meses experimenté cambios debido a viajes constantes. Por lo tanto, tal ha sido mi satisfacción en dichos viajes, pretendo exhortar a las personas a realizarlos.
No se extrañará un día nublado cuando se esté en un ambiente soleado. Donde el sol no se ha disfrazado de una perla entre la oscuridad del mar azul. No se va a tomar en cuenta un día acarreado de trabajo cuando se esté frente a la  danza peculiar realizada por un hombre de morado con cara oscura, mientras luce un sombrero cubriéndole las canas,  de zapatos brillantes y pies gloriosos. Tampoco recordarás la preocupación causada por la constante delincuencia de tu ciudad, mientras permanezcas en un restaurante al aire libre, ubicado frente al teatro, siendo pasadas las diez de la noche. Ordenas tu comida. El ambiente suena a melodías de amor, entonadas por tres jóvenes, uno suena la guitarra, mientras los otros dos cantan formando una armoniosa única voz.  
Evitemos caernos sobre altas olas con la fuerza suficiente para ahogarnos, y desistir de complacerse a uno mismo. 
Aún en un día grisáceo se puede conservar una pizca de esperanza, ya que no todos los viajes son como uno quisiera. En ocasiones el clima puede estar bien, y a los cinco minutos el cielo decide rociar las calles de asfalto con su agua vital. Con climas como estos también se pueden realizar actividades distintas. Podrás aprovechar para entrar a observar en distintas tiendas los productos, comprar recuerdos del lugar. Ir a comer en restaurantes nuevos y procurar pedir platillos ajenos a nuestro paladar. O permanecer en una banca, observar la precipitación, ver a los automóviles encender los parabrisas, y a los conductores aclarar la vista, evitar accidentes o derrapes.

La alegoría de la caverna / Mayra Pérez

El relato se enfoca en unos prisioneros que no han salido de una caverna o una prisión, puede que se encuentren ahí desde que han nacido, no tienen idea de lo que se encuentra afuera, solo ven las paredes negras, calabozos, el fuego que se encuentra ahí mismo con ellos.



Sócrates relata sobre cómo ellos reaccionarían al salir de ese lugar obscuro, todo podría ser diferente para ellos, no están acostumbrados a la luz podrían lastimarse al salir de la cueva por el Sol o espantarse porque no saben dónde se encuentran, en el mundo donde el está acostumbrado todo es obscuro, no se alcanza a ver nada, presencian el calor del fuego, no reconocen ni hablan con nadie, porque nadie les ha inculcado el lenguaje, no pueden comunicarse lo único que pueden saber es que sus brazos y piernas están adoloridos por las cadenas que llevan cargando. 
¿Que pasaría si llevan a uno afuera? Se sorprendería por lo que está viendo o se espantaría, porque no sabía que existía otro mundo afuera de esa caverna, ¿se regresaría? o la curiosidad de saber que hay más allá lo alentaría a buscar algo más que esas paredes obscuras y los sentimientos que le causa la vida que lleva ahí adentro, supongamos que sale y ve todo, un mundo diferente y mejor al que hay ahí adentro decide ir a buscar intentar cosas nuevas. Lo sorprende todo lo que existía mientras él solo trabajaba y sufría, pero que pasa si prefiere quedarse, no descubrir saber que hay más allá, prefiere tener la vida que llevaba sin intentar algo nuevo, los seres humanos no sabemos lo que queremos, solo nos acomodamos o buscamos a lo que podemos tener, unos no quieren conformarse y buscan algo más de lo que ya tienen, buscan más, pero a veces somos manipulados para tomar nuestras decisiones, que pasa cuando nacemos, nuestros padres nos inculcan lo que a ellos les inculcaron y así nuestros abuelos con ellos, pasando las generaciones, nosotros no elegimos quienes queremos ser ellos eligen por nosotros, que sería de mí si no me dijeran qué hacer, saber qué es lo correcto o no, yo como sé que lo que hago es lo correcto solo porque es lo moral o lo que la mayoría de la gente hace ¿ ya es lo correcto? ¿Por qué hacer siempre lo mismo y no hacer lo que yo quiera hacer sin ser rechazada o criticada por lo que yo hago? Yo no soy yo, soy una proyección de lo que es mi mamá, mi papá, abuelos, amigas, todos somos o tenemos partes de los demás, uno no puede ser uno mismo, porque hacemos lo que los demás hacen sea mínimo o no, no tenemos voz hacemos lo que quieren a veces si tomamos las decisiones pero decisiones que ya han sido tomadas por otros, nadie es quien él cree que es, es mi explicación todos somos diferentes pero con rasgos de los demás, no somos nosotros mismos, a veces por miedo o porque no sabemos qué hacer, todo es extraño al verlo por nuestro punto de vista, este es el mío, creo que no lo había visto de esta forma nunca, tal vez no muchos lo hicieron, otros lo vieron más profundo, se centraron más en el trabajo, mi mente no es muy abierta siendo honesta no sabía de qué escribir, esto fue lo que surgió no creía completar las páginas solicitadas, no las completé, pero fue mi opinión y lo que pude sacar del vídeo y texto.

La Alegoría de la Caverna / Brenda Cruz Pérez


“La Alegoría de la Caverna” escrita por el filósofo griego Platón en el libro “La República”, habla sobre unos prisioneros que llevan toda su vida viviendo dentro de una caverna, encadenados, y teniendo como única visión una pared donde a veces ven sombras de personas y animales que pasan entre ellos y una fogata que permite que se realice esta proyección de sombras en la pared. Un día uno de los prisioneros es liberado, y sigue el camino hacia una luz, hacia la salida de la caverna. Cuando sale, es cegado por la luz del sol, y queda sorprendido por el mundo que existe fuera de la caverna, un mundo desconocido para él y para los demás prisioneros, y es por eso que cuando regresa para contarles lo que vio, ellos no le creen, ni si quiera lo reconocen ya que solo logran ver su sombra, y ¿cómo le van a creer? Si para ellos su mundo es ése, estar encadenados mirando una pared, no existe más, eso es lo que ellos conocen, y ése es su mundo real.
Creo que Platón describió el conocimiento que tenemos, es así, vemos lo que nos dejan ver o lo que queremos ver, muchas veces no vamos más allá, vivimos en nuestra burbuja, en lo que es cercano a nosotros, pero hay mucho más por ver.
Un ejemplo sencillo: es como cuando nos quejamos de que hay mucha gente que a pesar de lo que el PRI está haciendo con el país, sigue apoyando a Peña Nieto y votando por el PRI. Nos la pasamos diciendo criticando a esa gente, y no trato de justificar como actúan, pero muchas de esas personas lo hacen porque no conocen más, no tienen internet para enterarse de las cosas que nos enteramos otros, no tienen más canales que Televisa que solo se encarga de llenarles la cabeza con que EPN es el mejor o simplemente no tienen televisión. Ese es su mundo, no conocen nuestra “realidad”, esa es su realidad.
Si un día vas con una persona que toda su vida ha recibido maltrato, que no conoce otra cosa que el dolor, y le regalas algo, es probable que no te agradezca, va a desconfiar porque es algo inusual para él, no está acostumbrado a que sean generosos con él, puede que piense que su vida está destinada a ser siempre triste y por eso ni siquiera intente buscar la manera de mejorar, porque no cree que eso pueda suceder, solo conoce su mundo, en el que le toca sufrir.
Hace un tiempo me puse a ver una serie, que aunque pueda parecer para niños y hasta tonta para algunos debido al nivel de fantasía que tiene, a mí me gustó mucho, y al leer “La Alegoría de la Caverna” me acordé de la historia de la última temporada de la serie. En resumen, la historia se desarrolla en el futuro, el gobierno quiere tener el control sobre todos, así que quieren lavarles el cerebro, literalmente, a los ciudadanos. Les borran los recuerdos y les implantan nuevos, mentiras, supuestas vidas que cada persona tuvo, casi siempre vidas perfectas, llenas de felicidad, y todos viven en un lugar feliz, seguros, con todo lo que necesitan, rodeados por un muro. Y claro, algunas personas lograron escapar de esto, viven fuera del muro, escapando de ser atrapados por el gobierno y de que sus recuerdos sean borrados, viven en bosques, consiguiendo como pueden las cosas necesarias para vivir. Las personas que viven dentro del muro creen que los de afuera son “salvajes”, que son malos, que matan gente y después se la comen, que quieren quitarles su mundo perfecto, y es por eso que les temen, pero ellos solo quieren ver que hay dentro del muro, y cuando lo descubren quieren salvar a la gente de esa mentira en la que viven. Y como es de esperarse, cuando los salvajes intentan contarles a los de adentro del muro como es la realidad, como es la vida fuera del muro, como son ellos y cuál es la verdadera identidad de los que sufrieron un lavado de cerebro, ellos no les creen, porque su mundo es ese, el de adentro del muro, ¿Cómo pueden llegar un día y así de simple decirte que todo lo que crees que viviste no es real, que no te llamas como crees llamarte, que todo tu mundo es una mentira? Es muy difícil que alguien pueda creer algo así.
Aunque esto sea una simple serie de televisión, y sea ficción con mucha fantasía, no está tan alejada de la realidad, algo parecido pasa en México. El gobierno nos controla, no quiere que veamos la realidad. A los que vivimos en Tamaulipas las televisoras o los periódicos no nos muestran lo que pasa aquí, sin embargo, mucha gente fuera del estado o del país si se entera, y más que nosotros, o simplemente nadie más se entera, porque el gobierno quiere que todos pensemos que el país está de maravilla, que todo es feliz, que no hay balaceras todos los días, quieren tenernos en esa caverna, en ese muro, y que no veamos más allá.
Y esto no solo ocurre con el gobierno, muchas veces nosotros somos nuestra propia caverna. Tenemos “x” problema y queremos encontrar una solución, y muchas veces recurrimos a los consejos de otra persona, es porque sabemos que esa persona que ve el problema desde afuera, tiene otra perspectiva, y por lo tanto tendrá otras ideas para solucionar el problema, que probablemente estando dentro no podías ver.

Haciendo otra tarea escolar me di cuenta de otro ejemplo que tal vez no tenga una relación tan exacta con “la Alegoría de la Caverna”, pero que a mí me pareció que tiene algo que ver es algo que pasa muy seguido: vivimos quejándonos de cosas que están mal en nuestro pequeño mundo como no tener alguna cosa artificial, cierta blusa, cierto coche, en fin cosas materiales o no tan importantes, y no nos ponemos a ver lo que hay fuera de nuestro mundo, personas en una situación realmente fuerte, sin brazos, sin piernas, sin comida, y aun así algunas son felices, ¿Por qué muchos de nosotros no?, no vemos lo que hay más allá de nuestras cuatro paredes, no veo que yo tengo flojera de hacer un trabajo y seguro hay alguien por ahí que quisiera tener dedos para poder realizar su tarea más fácilmente. Vivimos en nuestro mundo, pero hay muchos mundos más además del nuestro, y considero que es bueno estar abiertos a conocer otros mundos y aprender a aceptarlos, aprender a abrir los ojos y a ver más allá de nuestra caverna. 

A la deriva de Horacio Quiroga interpretado por Cory Arteaga de la Cruz

                   El cuento tiene lugar en algún punto de Sudamérica. No, un punto no, en un poblado de Sudamérica.
Un hombre, cuyo nombre no es mencionado, es mordido y envenenado por una serpiente y hace lo posible por salvar su vida. Al llegar a su casa, el veneno ya le ha causado sed extrema y falta del sentido del gusto. El dolor de su pie llega hasta su pantorrilla en forma de “punzadas relampagueantes”. Desesperado, busca la ayuda de su compadre, quien vive bajando el río.
El hombre pasa horas remando, mientras el veneno sigue avanzado por su cuerpo. Sus manos se adormecen y siente que no va a llegar, aún así´, logra detener su canoa y pedir ayuda, pero no es socorrido. Sus pensamientos comienzan a perder sentido, o mejor dicho, piensa cosas fuera de contexto. Sobre su patrón, sombre cómo lo conoció y sobre… en fin.
La sensación del veneno comienza a desaparecer y el hombre piensa que se ha curado. Divaga aún más en sus pensamientos, y lo último que dice es “Sí, era jueves…”. Muere solo en su canoa, a la deriva de un río.
Este cuento me hizo pensar en cómo muchas veces nuestros problemas, la depresión, y los malos pensamientos tienen el efecto de la yararacusú en nuestras vidas. Al principio es solo un dolor pequeño que te está molestando, después te das cuenta de que está ahí, pero no lo puedes ni lo quieres aceptar, porque aceptarlo sería una señal de que estás cayendo y no quieres que los demás lo sepan, lo noten, o que te vean en esa situación. Después pides ayuda, y aunque te la dan, no la aceptas, sientes como se te juzgaran, no sientes que te ayudas, y comienzas a desesperarte. Sigues buscando ayuda, pero el dolor y la desesperación se hacen cada vez más grandes. Lo peor, según las personas es cuando pides ayuda y no llega. Tu desesperación crece y no encuentras una salida, es entonces cuando te resignas y dejas de buscar una solución. Algunas personas lo olvidarán y harán como que su problema no existe, pero poco a poco el problema acabará con ellos y ni cuenta se darán, tal como el veneno. La sensación de dolor tal vez se vaya, pero el veneno sigue obrando dentro de ellos hasta que los termina. Otras encontrarán la manera de salir y sacarán el veneno que tienen dentro, tal vez sea un proceso doloroso, pero lograrán salir adelante y su dolor no se apoderará de ellos.
El verdadero asunto está en decidir si el veneno seguirá dentro de nosotros y lo ignoraremos, si dejamos que se apodere de nosotros o si lo vamos a sacar.
Muchas veces no sabemos cómo vamos a hacerlo, pero conforme vamos avanzando, vemos caminos que no vimos antes, incluso mejores caminos, y si queremos y tenemos el valor para hacerlo cambiaremos de dirección y tendremos un mejor futuro y encontraremos la felicidad, etcétera.

A diferencia del hombre, existen personas que son como la serpiente. Sólo van por ahí llenas de veneno, esparciéndolo a personas inocentes, pero tarde o temprano surge algún valiente que las enfrente. Tal vez la venza, tal vez no, pero lo más probable es que se convierta en un impulso y un ejemplo a seguir para otras personas.

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril / Ana M. Barraza Medina

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril
Ana M. Barraza Medina

“No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años”.[1]

Inspirado en el cuento Encontrar a la chica ideal de J. Salinger.

Esto no es sobre la persona perfecta, es sobre amor.
Amor. ¿A alguien más le produce escalofríos? ¿No? Pues debería, porque es algo que todos debemos temer. Dejarse expuesta es algo… peligroso. Es un dato científico que intentar ser amigo de una persona que amas (de manera romántica) puede llevar al rompimiento de la psique, es decir, caer en la locura. Absurdo. Los sentimientos humanos me exasperan y me intrigan. Uno de los aspectos más curiosos es la búsqueda de la perfección, a pesar de las obvias fallas personales.
El alto autoestima es, a pesar de la creencia popular (la mayoría de las personas son un tanto estúpidas por seguir lo que es “popular”), conocer todos los defectos que se poseen y vivir con ellos, aceptarlos. Yo no creo que seamos 100% compatibles con alguien, me parece imposible. Demasiadas variables a considerar y no muchas a nuestro favor. Es improbable que haya una persona diseñada, con especificidad, para nosotros. Los humanos son, (o somos, como he sido informada toda mi vida; soy humana. ¿Por qué no pude nacer como, no sé, un oso?), creaturas rotas y disfuncionales. Si hay una cosa que el universo que puede ser catalogada de “imperfecta”, es el humano.
Cometemos demasiados errores y los repetimos en ciclos interminables. Las guerras por poder son un claro ejemplo de los errores que seguiremos cometiendo hasta que el mundo explote. O todos los humanos mueran. La paz es una virtud que solo apreciamos cuando hay guerra.
Buscar a tu “otro significativo” es una batalla tras otra. Solo que en estas batallas no hay soldados ni artillería. Solo esperanza y sentimentalismo. Aunque, tal y como sucede en las guerras, nadie te asegura que saldrás vivo, seguimos intentando. “Aceptamos el amor que creemos merecer”.[2] El amor hace a las personas verse masoquistas: los sentimientos aplastan nuestros corazones y volvemos por más. Quizá es porque, tras cada fracaso, no volvemos a ser la misma persona.
El amor es un maldito campo de batalla del cual no podemos huir para siempre. Y siempre hay el miedo de ser abandonado en un punto, de no ser suficiente. Miedo a que la imperfección espante a la otra persona. No creo en personas destinadas la una a la otra, pero sí creo que habrá una persona que atravesará nuestras fallas.
Si te dejo entrar, buscarás una salida. Si te digo la verdad, lucharás por una mentira. Si me sigues, te perderás. Si intentas acercarte, te alejarás. No puedes romper lo que ya está roto. Tengo miedo de que me compares con todo el mundo, porque sé que no puedo competir. No puedes destruirme, yo me destruyo. Nunca sabrás lo que mis pensamientos me hacen, mi mente me está destruyendo. No puedo ahogar mi demonio, ellos saben nadar. ¿Quién me amara, si yo no puedo amarme a mi misma? Nadie menciono lo difícil que es vivir antes de lanzarnos al mundo. Tengo miedo de perder a las personas que me importan, ¿Cómo me sentiré cuando ame a alguien? ¿Qué haría si no estuviera asustada? Tengo miedo de mostrar quien soy en realidad.
Tenemos miedo de perder a  las personas, aun así nos preguntamos si hay alguien que lucharía por tenernos en su vida. Tarde o temprano sentimos que nos romperemos en millones de pedazos, y es necesario alejarse por un tiempo. Inclusive así, no lo hacemos. Intentar ser feliz no es fácil, intentar ser amado es peor. El amor puede ser hermoso. El amor es hermoso, no hay manera de negar tal hecho. No tenemos miedo a amar, tenemos miedo a que no nos amen de regreso. Y, si fuera lo contrario, ¿Cómo sería? Tener miedo a amar a alguien para no herirlos.
Las oportunidades de amar se nos presentan cada día de maneras muy sutiles, se encuentra en cada uno si queremos o no aprovecharla. Las oportunidades van y vienen, puertas se abren y cierran en todo momento. Ahora, en éste preciso momento, muchas oportunidades se desperdician y muchas otras se aprovechan.
Las tragedias más grandes son aquellas en las que un amor es perdido. Tal vez no soy la persona más sensible y, en definitiva, no soy romántica. Una roca es más romántica y sensible que yo, en serio he visto rocas en forma de corazón. Aún así, soy humana (cien por ciento humana, la última vez que revisé, por lo tanto tengo un corazón (Si no, ¿Qué bombearía mi sangre?) y, por más molesto que sea, poseo sentimientos. Cuando alguien pierde a una persona que amó, en realidad amó.
El amor es impredecible, hermoso e imperfecto. Al igual que los seres humanos…





[1] Edgar Allan Poe (1809-1849) Escritor estadounidense.
[2] Las ventajas de ser invisible. Stephen Chbosky. 1999

A la deriva, de Horacio Quiroga / Carolina Domínguez Torres

            La primera vez que leímos esta historia en clase no entendí nada, ni siquiera me llamó la atención. No fue, sino hasta que la leí en mi casa, que pude apreciarla con calma y ver que es bastante interesante.
            Me gusta el personaje de Paulino. Su terquedad por sobrevivir a la picadura de la víbora es impresionante. Él decidió no morir. Primero trató con remedios caseros, supongo que pensó que tomando caña, o aguardiente, o lo que fuera ese líquido, los síntomas disminuirían y tendría la oportunidad de ir con un doctor para que lo ayudara. Al ver que nada le hacía efecto, tomó medidas drásticas, y se aventuró en la búsqueda de su amigo, en Tacurú-Pucú.
            Él tenía la esperanza de aguantar aproximadamente cinco horas de viaje remando hasta el centro del Paraná, pero en sus condiciones era claro que nunca llegaría. Después de vomitar de nuevo, le pidió ayuda a su compadre Alves, quien no respondió porque quizá no alcanzó a escuchar los gritos de quien alguna vez había sido su amigo.
            Luego el autor describe una bonita puesta de sol que me encantaría ver, mientras Paulino alucina sobre la última vez que vio a su patrón, y la fecha en que lo conoció. Menuda locura que invadió su mente antes de dejar de respirar.
            Bueno, hasta aquí llegó Paulino. Podemos decir que hizo todo lo que estaba a su alcance para no morir envenenado. Yo creo que era más fácil pedir ayuda una vez que llegara al pueblo, pero por alguna razón, él quería acudir a su compadre Alves. Tal vez ya sabía lo que le esperaba, y quiso reconciliarse con él antes de que fuera tarde.
            Pienso en el instinto que tenemos de mantenernos con vida, de no hacernos daño, de buscar nuestro bienestar y comodidad, y de cómo esto nos ha llevado inclusive a abusar de otros con tal de conseguir nuestros egocéntricos objetivos. Y no es hasta que estamos enfermos que empezamos a valorar todo lo que tenemos y toda la belleza que hay a nuestro alrededor. No digo que andemos por cualquier parte haciendo lo que nos plazca y viviendo como si no hubiera mañana, sino que seamos un poco más tolerantes y seamos dignos del “era una buena persona” cuando muramos.
            El tremendo Paulino nos enseña a luchar por lo que deseamos, en este caso, la vida. Pero cuando nos toca, nos toca, y no hay nada que se pueda hacer al respecto, más que aceptar los hechos.


            Moraleja: Nunca es demasiado tarde para dar un paseo en canoa, a través del río, durante un bello atardecer, mientras estás a punto de morir, porque no te rendiste y decidiste que llegarías lo más lejos que las circunstancias te permitieran.