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miércoles, 21 de octubre de 2009

No oyes ladrar los perros / Juan Rulfo

—Tú que vas allá arriba, Ignacio, dime si no oyes alguna señal de algo o si ves alguna luz en alguna parte.

En 1953 se publicó El llano en llamas de Juan Rulfo. No hace mucho leímos Nos han dado la tierra. Este miércoles nos asomamos con asombro al diálogo sombrío entablado por los dos personajes de No oyes ladrar los perros.

Surgieron comentarios muy diversos sobre la historia:

Este pequeño relato de Juan Rulfo me pareció muy interesante y a la vez causó en mí un sentimiento de decepción, porque desgraciadamente existen personas malas en nuestro mundo y todos ellos tuvieron padres, padres decepcionados (quiero creer que así es).

Al principio hay un señor cargando a su hijo en su espalda para llevarlo a un hospital, resaltando el sacrificio que harían todos los padres por sus hijos, con el paso de la lectura me dí cuenta que el padre no quería a su hijo, que de hecho lo despreciaba (el personaje menciona que él dejó de ser su hijo y que lo cargaba por el recuerdo de su madre), para este punto llegué a pensar que era un mal padre, para mi sorpresa, Ignacio, su hijo era un delincuente de los más bajo, un asesino y ladrón. El personaje empieza a reprocharle todo lo malo a su hijo, diciéndole cosas que ningún padre quisiera decirle a su hijo. Ignacio trató de convencer a su padre que lo bajara para poder tomar agua y descansar, su padre se negó a esto, con el paso de los minutos las quejas de Ignacio se desvanecieron hasta callar, Ignacio muere antes de que pueda ser atendido. En lo personal me agradó este cuento, la forma en que te va dando la información me gustó mucho, el tema que maneja es muy triste y llena de ira y sentimientos de venganza, apegándose a la realidad.

Juan Martín Díaz Garza

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Ésta es una historia en donde se cuenta que en los ranchos la gente sabe que alguien se aproxima porque los perros ladran. El cuento habla sobre un padre y su hijo. El hijo viene herido y el padre lo carga. El joven es muy pesado. El padre no puede descansar un rato ni sentarse, porque necesita la ayuda de otra persona.
Sabemos que están en una zona rural muy pobre, necesitan llegar al lugar más próximo, porque en su pueblo no hay doctor.
Ellos van a obscuras. Tienen que adivinar o recordar el atajo. Tienen que llegar a la casa del doctor para que lo curen. El padre cada rato le pregunta al hijo si no oye ladrar los perros y el hijo sólo pide que lo baje porque ya no quiere seguir, pero el padre sigue adelante, porque la madre quería mucho al joven.
El hijo muere antes de llegar al consultorio.
El padre está muy triste justo cuando los perros comienzan a ladrar.

Alfonso Everardo Martínez Treviño

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“Sacrificio” una palabra a la que muchos le tememos, algo que quizás nos suene difícil si no imposible de lograr, a menos claro que sea por amor. Esta historia nos narra un ejemplo claro de un sacrificio por amor, un amor que no se puede escribir, mucho menos describir, pero lo intentaré, el amor por los hijos. Nos describe el desfallecimiento del padre ante un malestar que presentaba su hijo, las protestas que le hacía no eran ni reclamos, ni reproches, si no lo que se decía a si mismo, lo que no quería admitir y veía en él para ahogar ese sentimiento de impotencia y rabia al no poder hacer nada al respecto, al no poder ir más rápido por ayuda, en mi opinión fue la manera en que llora la tragedia que lo embarga, la pérdida de su hijo y el añoro de su esposa. Nos incita a reflexionar acerca de cuan agradecidos somos con nuestros padres, qué tanto les correspondemos sus sacrificios, sus desfallecimientos físicos y mentales, quizás esa vez que se desvelaron cuidando de nosotros cuando enfermamos, o tal vez cuándo nos cedieron la última rebanada de pizza, suena vano, pero desde esos pequeños detalles vienen los más grandes sacrificios por amor.

Perla Mariana Gámez Reséndez

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Este cuento nos habla de cómo los padres hacen cualquier cosa por los hijos incluso cuando ellos no se han portado del todo bien. Nos ayudan aunque les hemos faltado el respeto y les hayamos hecho creer que todo lo que ellos piensan está equivocado. Mientras el autor va contando los sucesos nos damos cuenta que es un padre el cual va protegiendo a su hijo Ignacio, un hombre de mala fama según lo cuenta, no sabemos si era ladrón o si era asesino, pero lo que podemos saber es que andaba en malos pasos. El padre lo llevaba en los hombros ya que Ignacio se encontraba herido. Conforme caminaban el padre le reclamaba a su hijo que nunca fue un ejemplo a seguir y que si lo seguía ayudando era porque eso es lo que su madre hubiera querido si ésta aún viviera. A mitad de camino, el padre no sabía cuánto faltaba para llegar al pueblo, sólo preguntaba a su hijo si escuchaba ladrar a los perros, frase que repitió durante todo el camino. Al final, el autor nos dice que por fin escuchó a los perros ladrar, señal de que había llegado al pueblo y le dijo a su hijo “¿Y tú no los oías, Ignacio? No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza. Esto nos dice que el padre solamente quería cumplir con su mujer la cual estaría muy orgullosa de él y por el simple hecho de que es su hijo, una muestra de amor y pase lo que pase, aunque el hijo sea un maleante él siempre contara con el apoyo de su padre. Al llegar al pueblo y que pronunció la frase pasada nos dice que el cuerpo de su hijo se soltó como si ya no tuviera más fuerza, lo que nos hace pensar que tal vez había muerto. En mi opinión, creo que debemos de ser buenos hijos para así satisfacer a nuestros padres y darles lo único que podemos darles, alegría y amor, porque por ellos estamos aquí, por ellos somos lo que somos y siempre hay que agradecerles por cada cosa insignificante que hagan por nosotros

Italia Rosalí Castañón Martínez

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La historia trata de un padre que ayuda a su hijo para que no muera, pero al mismo tiempo le reprocha el no haber sido un buen hijo.
Me parece algo cruel la honestidad del padre al decirle a su hijo agonizante que no fue lo que él quería que fuera, y que la única razón de que lo ayuda es en memoria de su difunta madre, ya que ella no le hubiera perdonado si lo hubiera dejado a su suerte.
Al saber el muchacho todas estas cosas se arrepiente de sus acciones, y de haber provocado su triste final.
Esta historia es triste pero a la vez realista, pues habla de la relación entre hijos y padres y de los estereotipos que tienen los padres sobre sus hijos.
En mi opinión eso no debería de ser, pues cada quien es diferente y tiene su propia manera de pensar y actuar, tenemos la libertad de ser nosotros mismos sin preocuparnos de cumplir otras expectativas que no sean las nuestras.
Cinthya Chávez Hernández

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A veces los hijos no tomamos en cuenta los sentimientos de nuestros padres, creemos que ellos por ser “viejos” no saben nada y que deben dejarnos hacer nuestra vida como queramos, pero estamos muy equivocados, yo creo que todo lo que somos y podremos ser se lo debemos a ellos.

Esta historia nos cuenta cómo un padre lleva a su hijo herido en la espalda, cargando con todo su peso. Por lo que el autor nos cuenta, el hijo era un desagradecido, era un ladrón y no aprovechó de lo que sus padres le daban. Su madre había muerto en su segundo parto, el autor nos cuenta cómo el padre le reclama no haber sido un buen hijo. Añade que él no lo considera su hijo, que sólo ayuda por la madre a la cual no le habría gustado que lo dejara tirado por el camino.
Al final de la historia nos dice que llegaron a un pueblo y los perros ladraban. Ésta había sido una pregunta que el padre continuamente preguntaba: ¿No oyes ladrar los perros?
El hombre le dice a su hijo, probablemente muerto, que porqué no pudo darle tan siquiera esa esperanza.

Yo creo que esa esperanza de oír ladrar a los perros es la que nuestros padres nos piden, el que seamos buenos estudiantes, que seamos buenos hijos y que hagamos caso a lo que nos dicen ya que ellos lo dicen por algo, como dice la frase “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Esta esperanza es la que a ellos alienta a ser felices; el vernos felices, los hace felices, así que debemos realizarnos al máximo para que cuando ellos se vayan, nosotros podamos seguir luchando y ser las personas que ellos querían que fuéramos.
María del Carmen Villena García

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En esta historia que analizamos en clase, encontramos muchos sentimientos negativos, como el miedo, la angustia, la tristeza y el enojo. Una historia que te conmueve por la trágica trama de los personajes.
Es la historia de un padre que se debate entre lo mal que educó a su hijo y qué desperdicio de vida fue. Tratar de remediar a un joven o quizás a algún adulto es imposible, porque “árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”, una frase viejísima que alguna vez hemos escuchado por boca de nuestros abuelos o papás.
La moraleja o enseñanza que me deja esta historia, es corregir o mirar tus errores en el presente, y no tratar de remediarlos en el futuro.
Valeria Reyna Briones

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Esta historia nos muestra de cierta manera una sensación de dolor, tristeza y rencor, nos va explicando cómo un padre puede hacer tantas cosas por su hijo, aunque éste le haya fallado en algunos aspectos de la vida.
Nos cuenta como antes en los ranchos era muy difícil tener atención médica por lo que tenían que caminar por veredas peligrosas, enfrentarse con animales que podrían ser peligrosos y otros problemas. En este cuento un padre carga a un hijo herido. El padre sabe que tiene que encontrar atención médica lo más pronto posible, por lo tanto en la noche oscura va caminando por un monte y sólo se guía por los ladridos de los perros, porque sabe que son señal de que va a llegar al lugar que desea o porque alguna persona se aproxima. El padre toma a su hijo y lo carga en su espalda y camina para dirigirse a su destino, pero el padre está a punto de desvanecer ya que el hijo es muy pesado.
El padre durante todo el camino le reprocha el ser tan mal hijo y ser tan desconsiderado. El hijo sabe que tiene razón y que lo llevan sólo porque su madre ya difunta lo quería mucho. Poco antes de llegar al consultorio, después de un largo camino, el hijo muere, y el padre triste se sienta a escuchar los ladridos de los perros.
Esto nos da un ejemplo de cómo los padres hacen todo lo que esté a su alcance para que estemos bien y felices y no nos falte nada, pero hay momentos en los cuales nosotros olvidamos todo eso que nos dan y que gracias a ellos estamos vivos y simplemente no los tomamos en cuenta, hacemos lo que queremos, y siempre nos molesta lo que nos dicen, pero debemos darnos cuenta todo lo que el amor de un padre puede hacer por su hijo.
Esta historia nos abre los ojos de una manera muy real.
Marissa Negrete Rocha

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La historia hablaba sobre un padre que llevaba cargado a su hijo herido. Estaban cansados, pero el padre no quería bajar al hijo hasta llegar al médico. Llegaron al pueblo los perros ladraban y el hijo al parecer estaba muerto. El padre se pregunta porqué no pudo ser un buen hijo como él hubiera querido. La mayoría de las veces no valoramos a nuestros padres y los hacemos sentir mal con actitudes irresponsables, pues ellos sólamente quieren lo mejor para nosotros.

María Fernanda Rodríguez Flores


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