Un
hombre, cuyo nombre no es mencionado, es mordido y envenenado por una serpiente
y hace lo posible por salvar su vida. Al llegar a su casa, el veneno ya le ha
causado sed extrema y falta del sentido del gusto. El dolor de su pie llega
hasta su pantorrilla en forma de “punzadas relampagueantes”. Desesperado, busca
la ayuda de su compadre, quien vive bajando el río.
El
hombre pasa horas remando, mientras el veneno sigue avanzado por su cuerpo. Sus
manos se adormecen y siente que no va a llegar, aún así´, logra detener su
canoa y pedir ayuda, pero no es socorrido. Sus pensamientos comienzan a perder
sentido, o mejor dicho, piensa cosas fuera de contexto. Sobre su patrón, sombre
cómo lo conoció y sobre… en fin.
La
sensación del veneno comienza a desaparecer y el hombre piensa que se ha
curado. Divaga aún más en sus pensamientos, y lo último que dice es “Sí, era
jueves…”. Muere solo en su canoa, a la deriva de un río.
Este
cuento me hizo pensar en cómo muchas veces nuestros problemas, la depresión, y
los malos pensamientos tienen el efecto de la yararacusú en nuestras vidas. Al
principio es solo un dolor pequeño que te está molestando, después te das
cuenta de que está ahí, pero no lo puedes ni lo quieres aceptar, porque
aceptarlo sería una señal de que estás cayendo y no quieres que los demás lo
sepan, lo noten, o que te vean en esa situación. Después pides ayuda, y aunque
te la dan, no la aceptas, sientes como se te juzgaran, no sientes que te
ayudas, y comienzas a desesperarte. Sigues buscando ayuda, pero el dolor y la desesperación
se hacen cada vez más grandes. Lo peor, según las personas es cuando pides
ayuda y no llega. Tu desesperación crece y no encuentras una salida, es
entonces cuando te resignas y dejas de buscar una solución. Algunas personas lo
olvidarán y harán como que su problema no existe, pero poco a poco el problema
acabará con ellos y ni cuenta se darán, tal como el veneno. La sensación de
dolor tal vez se vaya, pero el veneno sigue obrando dentro de ellos hasta que
los termina. Otras encontrarán la manera de salir y sacarán el veneno que
tienen dentro, tal vez sea un proceso doloroso, pero lograrán salir adelante y
su dolor no se apoderará de ellos.
El
verdadero asunto está en decidir si el veneno seguirá dentro de nosotros y lo
ignoraremos, si dejamos que se apodere de nosotros o si lo vamos a sacar.
Muchas
veces no sabemos cómo vamos a hacerlo, pero conforme vamos avanzando, vemos
caminos que no vimos antes, incluso mejores caminos, y si queremos y tenemos el
valor para hacerlo cambiaremos de dirección y tendremos un mejor futuro y
encontraremos la felicidad, etcétera.
A
diferencia del hombre, existen personas que son como la serpiente. Sólo van por
ahí llenas de veneno, esparciéndolo a personas inocentes, pero tarde o temprano
surge algún valiente que las enfrente. Tal vez la venza, tal vez no, pero lo
más probable es que se convierta en un impulso y un ejemplo a seguir para otras
personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario