Llegó la guerra de mundos. Sol estaba en guerra contra la resplandeciente Luna. Luna de armadura negra y cabellos blancos como la nieve, sus ojos morados que brillaban con las cuchillas que sujetaba en sus manos y estaban listas para exterminar a Sol.
Sol sonreía vestido con una armadura brillante de oro como sus cabellos mientras sujetaba una espada de brillante luz.
En cambio la luna era casi como una sombra.
La gran batalla había empezado,
Luna corría contra el sol para asesinarlo, pero la luz que desprendía la brillante cabellera de Sol era tan fuerte que Luna aprovechaba para esconderse.
El combate fue causado por Sol, pues no quería mirar a Luna en el cielo.
A veces los veíamos juntos en el día, pero nunca de noche.
Sol no quería la obscuridad.
Hades descansaba en uno de los anillos de Saturno y organizaba los papeles de las nuevas almas que llegaban. También acomodaba los cuerpos en el lugar correcto, siempre con una sonrisa.
Un grito desgarrador se escuchó desde la Tierra a Marte, de Marte a Júpiter y Urano. Hades acomodando sus lentes de lectura vio como un nombre aparecía en sus papeles... Sol había muerto. Todos los humanos de la tierra, seres vivientes de otros planetas, Dioses y constelaciones se reunieron en el punto donde el grito surgió. Luna sostenía dos de sus dagas en el pecho de Sol.
Los ojos morados de Luna cambiaron a un profundo negro y Hades con desprecio le ordenó a Luna alejarse. Cargando a Sol en sus brazos lo llevó a uno de los anillos de Júpiter donde descansaría en paz. La gente de la Tierra con lágrimas caminaba debajo de la oscuridad y Luna se lamentaba, pero un sabor a amarga victoria refrescaba sus labios azules.
Tierra nunca volvió a ver la luz, nuevas criaturas de la noche acechaban y horrorizaban a las criaturas del día para que se postraran ante ellas.
Hades veía todo con desprecio pero sonreía al mirar su lista y acomodar cada muerto... cada sepulcro... el brillo en sus ojos demostraba que Hades era feliz mientras registraba la muerte de los mortales y no mortales.
Pasó el tiempo Hades se enamoró de Luna y de su perversidad.
Luna se enamoró de Hades ya que era su único sostén.
Dios y diosa de las tinieblas deambulaban por las constelaciones y el planeta Tierra buscando almas perdidas que llevar a su sepulcro; suicidios, asesinatos, accidentes, miedo, todo era bueno para la pareja oscura.
Hades se había convertido en un recolector de cuerpos. Sin la luz de Sol nadie sabía lo que ocurría.
Nadie estaba a salvo.
Ahora todo el trabajo de Hades era disfrutar de la oscuridad eterna.
Otros deseaban revivir a Sol sin conseguirlo.
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