En la actualidad las personas ya no creemos en aquellos dioses divinos de los que nos hablaban los griegos, los cuales se alimentaban de nosotros, de nuestros pecados, deseos y amor, pero un día el niño Zeus decidió bajar y vivir en la Tierra como cualquier ser humano. Él sabía que no podía llegar a la Tierra y mostrar sus poderes de truenos y relámpagos o mostrarse como el dios que en verdad era.
Un día se detuvo a descansar y pensó que tal vez podía compartir esos poderes con nosotros y aprovechar sus rayos convirtiéndolos en fuente de energía, entonces empezó a almacenar sus rayos en cápsulas. Su abuela Gea le habló desde el Olimpo y le dijo que hiciera una compañía de electricidad, ya que era la única forma en que nos podía ayudar a dar energía a toda la ciudad. Y eso fue lo que hizo Zeus.
La corriente doméstica moderna es muy difícil de obtener, mientras que cada rayo de Zeus bastaba para dar energía a una ciudad entera. Zeus creció junto con su empresa. Pero apenas era un niño y quería vivir y disfrutar su vida como cualquier chico, quería correr, tener amigos, ir al cine, pero no podía hacerlo ya que sus rayos a veces brotaban incontrolables para convertir todo en ceniza. Su abuela Gea le dijo que cuando se convirtiera en un hombre iba a poder usar mejor sus poderes, pero mientras eso pasara no podía tener contacto físico con humanos, porque ya llevaba cuatro accidentes.
Zeus se puso triste, pero no se dio por vencido pensó que podría crear un amigo con energía, y eso fue lo que hizo. Construyó un ser viviente con rayos y así pasó toda su infancia acompañado de su buen y único amigo.
El único que no podía quemar.
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