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1000 Oldies

domingo, 22 de febrero de 2009

El curioso caso de B. Button / Irwin S. Lucio

Era el año de 1860, y algo asombroso estaba a punto de ocurrir, por fin el señor Roger Button iba a ser padre.
Apenas llegaba al hospital, que en esos tiempos, nacer en un hospital era un privilegio que pocos podían poseer, y al registrarse en la recepción del mencionado lugar, todos lo empezaron a mirar de una extraña forma, como si hubiera sido parte de un asesinato.
Subió las escaleras, y cada escalón lo preocupaba más, ya que no sabía si el problema era el hijo y su esposa. Hasta que llegó, y la enfermera le señaló con el dedo cual era su hijo, pero al acercarse se dio cuenta que un enorme bulto, que no cabía en la cuna, estaba en el lugar de su hijo. Al parecer un anciano, arrugado, y canoso, bueno, de los pocos pelos que tenía.
Un “niño” o anciano que media más de un metro, que desde sus primeras horas de nacido ya era capaz de hablar y mantener una conversación era ya parte de la familia Button. Tal manifestación iba a ser reprochada por toda la colonia, ya que para él, su vida social era lo más importante, sin ella no sería nadie.
En los siguientes años, Roger se encargó de disfrazar a su hijo, afeitándole la poca barba que tenía y tiñendo sus delicados cabellos, para que al menos pareciera un niño muy feo y no un anciano
Iban pasando los años y el niño, que al fin y al cabo lo nombraron Benjamin, se fue fortaleciendo, pero aún así no era capaz de practicar deportes “rudos” como el fútbol soccer y menos americano, así que lo metieron en un curso que se basaba únicamente de doblar y pintar papeles.
Y sin más detalles sin importancia, Benjamin ya tenía dieciocho años, los cuales habían sido parte de un proceso de descrecimiento, por los que parecía un firme caballero de cincuenta años, por lo que trató de entrar a la universidad de Yale, si no me equivoco, pero al pasar a la oficina para que él y el secretario charlaran y vieran su historia académica, este hombre se burló e hizo sacar de su oficina a Benjamin, ya que al verlo, daba la apariencia del padre del supuesto estudiante, por lo que Benjamin salió de la oficina, conservando su dignidad, y el se prometió a sí mismo que llegaría a ser alguien grande, alguien que aún siendo mayor, dejaría su apellido en lo alto de sociedad.
Dos años más tarde, cumplir los veinte, era algo que había esperado con esmero, ya que su padre le había ofrecido trabajar en su compañía, Roger Button & Company, Ferreteros Mayoristas.
La familia Button se había arreglado esa noche para ir una elegante fiesta, lugar donde se situaría su primer amor, una joven preciosa y delgada, tal vez de su misma edad pero no por lo que aparentaba él. Estaba perdido en los ojos de la mujer, y su corazón palpitaba cientos de veces. La invitó a bailar, y los dos concordaban con los mismos gustos, y al parecer la chica, llamada Hildegarde Moncrief, que al parecer era una mujer muy lista, ya que el sólo recordar su nombre era asombroso, pero ella estaba de igual forma enamorada de él. Y después de algunos meses, se casaron, tal espectáculo fue mencionado en cada casa cercana y mucho más por el padre de la mujer, ya que empezó a inventar ciertas historias, algo extrañas, aunque la verdadera, para luego divulgarlas, aunque con la fama que fue agarrando la empresa, Benjamin empezó a ganar mucho dinero, y le dio una cantidad muy generosa a al padre de su esposa para que realizara su sueño de publicar unos tomos que había escrito.
Siguieron pasando los años, él rejuvenecía y su esposa envejecía, tuvieron un hijo, eran muy felices hasta que Benjamin empezó a sentir que el amor que alguna vez había sentido por su mujer, había desaparecido, ya que ahora la vieja era ella.
Luego no se que le pasó a su esposa ya que se deja de mencionar de ella, y Benjamin se hace niño, y ahora es criado por su hijo, que ya estaba casado y también tenía un hijo.
No es tan importante la historia sino el imaginarse estar en los zapatos de Benjamin.
Imaginar nacer viejo, crecer, y no llevar una vida normal, tener impulsos de un joven y no poderlos llevar a cabo.
Y sobretodo, el hecho de nacer sabiendo y morir ignorando todo lo que pudiste haber hecho. Y su esposa, ver como él se hace cada vez más joven y sentirse vieja, despreciada, y esperando el día en el que él ya no recuerde nada, sin poder demostrarle su amor, haciendo cada día más difícil hasta un cierto punto en el que lo puedas sostener entre tus manos, meciéndolo, hasta que se quede dormido.
Y él acostado en su cuna, sin saber que hacer, sólo esperando a la luna y el sol, para que pueda vivir otro día, otro momento, otro recuerdo.

El extraño caso de B. Buttom / José Luis Linares García

Este cuento es un clásico de la literatura estadounidense y fue escrito por F. Scott Fitzgerald.
El relato comienza con el nacimiento de Benjamin en un hospital de Baltimore en 1860, sin embargo su nacimiento no fue como los demás, pues el recién nacido aparentaba tener setenta años cuando su edad era de dieciséis horas.
Esto causó que el papá de Benjamin, Roger Button, no creyera lo que sus ojos veían. Él no quería a su hijo y detestaba su comportamiento, que iba más acorde al de un anciano que al de un recién nacido.
Cuando Benjamin cumplió dieciocho años, fue a la universidad de Yale y presentó el examen de admisión el cual aprobó. Pero al momento de reunirse en el campus para determinar su plan de estudios con el señor Hart, secretario de ésta institución, tuvo un desacuerdo con él ya que Benjamin parecía un hombre de cincuenta años por lo cual el secretario Hart lo “expulsó” de la Universidad de Yale.
Cuando Benjamin cumplió veinte años, comenzó a trabajar en la ferretería de su padre, Roger Button & Company, Ferreteros Mayoristas.
Una noche asistió a una cena con sus padres y conoció a Hildegarde Moncrief, la hija del general Moncrief, con quién luego de iniciar un noviazgo, se casó en contra de los deseos del Gral. Moncrief y con el desacuerdo de la sociedad y la aristocracia de Baltimore.
Al negocio de la ferretería le fue muy bien y 1895 la fortuna de los Button se había duplicado. Con el paso del tiempo Benjamin fue descubriendo el lado bueno y alegre de la vida, se sentía y se veía más joven mientras su mujer se veía más vieja. Tuvo mucho éxito con el negocio familiar y decidió enlistarse al ejército.
Obtuvo el grado de capitán, y gracias a su pericia y buenos resultados fue ascendido a mayor y finalmente a teniente coronel. Mientras estaba en el ejercito fue herido levemente y le otorgaron una medalla.
Debido a causas del negocio familiar se salió del ejército y tiempo después descubrió el baile y dominó diversos estilos. Era la envidia de los jóvenes de Baltimore.
Luego de que su hijo Roscoe recibiera su titulo en la universidad de Harvard heredó el negocio familiar y Benjamin se enlistó en la misma universidad de la cual su hijo era egresado.
Parecía mayor que todos los estudiantes de primer año, pero sólo por un par de años. Entró al equipo de football de la universidad y fue el mayor ídolo de la afición estudiantil. En un partido contra la universidad de Yale marcó 7 touchdowns, 14 goles de campo y fue responsable de la salida en camilla de los once jugadores del equipo rival. Sin embargo con el paso del tiempo se hizo más pequeño y más delgado por lo que tuvo que salir del equipo.
A los cincuenta y cuatro años de edad parecía menor a un joven de dieciséis. Entonces fue cuando recibió una carta del ejército en la cual solicitaban su presencia para combatir pues meses antes Estados Unidos se había unido a la causa aliada.
Sin embargo al llegar a la base militar nadie creyó su edad así que le hablaron a su hijo Roscoe quien fue a recogerlo y lo llevo de vuelta a Baltimore.
En 1920 nació el primer nieto de Benjamin, con quién jugaba mientras su nana los vigilaba. Entraron al parvulario, y Benjamin por fin le encontró la gracia a las actividades de los pequeños, la creación de manteles y cenefas. Sin embargo con el tiempo fue muy pequeño para seguir ahí por lo que su nana lo cuidaba en casa.
No le importaba nada, no recordaba nada, ningún detalle de su vida, solo comía, respiraba y dormía por la noche cuando el sol se había ocultado.
Hasta que un día todo se desvaneció.

El hombre orquesta / Valeria Rodríguez Guerrero

Aparece como título “hombre orquesta” compuesto por letras grandes y coloridas, un tipo de letra, la verdad muy extraño, se podría decir que se utilizaba desde hace siglos. Se desvanece, quedando plasmado en un anuncio de papel estilo sepia, donde también está una imagen de un hombre que trae demasiados instrumentos, en su mayoría de viento, luego aparece un telón rojo, se abre, de él sale un hombre con piel blanca, mejillas rojizas, robusto, con un pantalón y chaleco café, debajo de éste traía una camisa blanca, y en la cabeza una especie de gorro o sombrero de color amarillo con triángulos rojos, todo ello lo utilizaba para conformar su vestuario de hombre orquesta, salió tocando un acordeón, una trompeta, una trompa, unos platillos, un tambor, un saxofón y otros más que no se alcanzan a distinguir. Una paloma vuela y el hombre voltea a ver su tazón, que es en donde deposita el dinero que le dan, y nada, está vacío, no hay personas que puedan admirar su música, pero de la nada aparece una niñita vestida de morado que se dirige a la fuente que está justo en el centro de la plaza, al hombre se le dibujó una sonrisa, cuando la niña se disponía a aventar la moneda a la fuente de los deseos, digo esto, porque la niñita al hacerlo, cerró sus ojos como simulando el deseo que iba a pedir, el hombre hace un ruido con uno de sus instrumentos, haciendo que la niñita abra de inmediato los ojos, volteé a verlo, y se dirija a él, mientras tomaba la moneda con sus manitas juntas, el hombre mueve el pie, tratando de acercar el tazón para que la niña pueda depositar la moneda, termina su canción y hace un movimiento con la mano para que la niña deje la moneda, sólo que antes le guiñe el ojo, la iba a poner cuando de pronto se escucha un ruido, ambos voltean sorprendidos, del otro lado de la plaza, estaba un hombre delgado, de piel blanca, con un vestuario verde y un gorro con forma de cono del mismo color, también tocando instrumentos de viento, una flauta, una especie de gaita, un clarinete, un violín con forma de guitarra, por decirlo así. La niñita dejó al hombre con las ganas de la moneda y se fue corriendo a admirar la música del otro hombre, al llegar la niña, el hombre con una sonrisa se inclina un poco hacia abajo, y del gorro sale un gancho o pinzas que en la punta traía una cara parecida a la del hombre con un gorro igual, la niña se sorprende, con sus ojitos va siguiendo la cara miniatura, haciendo un movimiento hacia arriba y hacia abajo, después el gorro de la cara se hace hacia abajo, para que la niña pueda depositar la moneda, cuando está a punto de hacerlo, el hombre robusto hace una cara de enojado, se truena los dedos, luego se escucha un ruido, la niña voltea y el hombre estaba arriba de uno de sus tambores tocando, claro con mucha dificultad debido a que es algo incómodo estar manteniendo el equilibrio sobre un objeto que se mueve, mientras tanto el hombre delgado mete la cara miniatura al gorro, la niña contenta lo observa, pero en eso el hombre pierde el equilibrio y se cae, ella triste voltea a ver al otro hombre, éste con una sonrisa empieza a tocar, pero el otro se levanta, tratando de recuperarse del tremendo golpe, vuelve a tocar, la niña voltea, el hombre delgado no se deja y vuelve a tocar, el hombre robusto con un gesto de enojo, jala una palanca que traía en el pecho, comienzan a salir dos tablitas de fierro, en donde estaban parados ocho monitos vestidos de rojo tocando una trompeta cada uno, la niña se emociona y vuelve a voltear, el hombre delgado jala una palanca de su espalda, salen dos tablitas de fierro, cada una de ellas con cinco violines tocándose al mismo tiempo, la niñita voltea y se emociona más, sólo que el hombre robusto da unos pasos al frente, reanudando su música, el hombre delgado hace lo mismo, la niña ya asustada, no sabe qué hacer, debido a que estos hombres están compitiendo por la moneda, después de tanto ruido, o de tanta guerra de música, la niña comienza a hacerse para atrás, los hombres la siguen, acercándole los instrumentos de cada uno, ella termina por taparse los oídos, sin darse cuenta suelta la moneda, ésta sale rodando, dirigiéndose hacia una alcantarilla, se cae, los tres se acercan y se quedan viendo hacia abajo, la niña triste se queda con la mirada hacia abajo, hace como que puchero, enojada levanta la mano izquierda, voltea a ver a uno y a otro, para ver cuál de los dos le va a regresar su moneda, ambos se quedan viéndola, se tocan los bolsillos, pero ninguno trae dinero, entonces la niñita señala uno de los violines, el hombre robusto lo arranca de donde estaba, se lo da junto con el arco, ella se lo arrebata, se aleja de ellos, con el arco levanta el tazón del dinero, que en realidad estaba vacío, pone el violín en su hombro, lo acomoda y comienza a tocar, pero estaba desafinado, los hombres se tapan los oídos, la niña lo baja, le aprieta algunas cuerdas, lo vuelve a acomodar, sigue escuchándose feo, por lo que repite el proceso, después comenzó a tocar como si fuera una profesional, los hombres se sorprendieron, y más porque en eso una persona pasó, dejando una bolsa llena de monedas, todas para la niñita, ésta las ve, deja caer el violín y el arco, camina hacia ellos, saca dos monedas, se le queda viendo a los hombres, ellos emocionados porque pensaban que les daría una, se llevaron una gran sorpresa, ya que la niña pone una cara de burla, ellos se acercan, pero la niña lanza las monedas hacia atrás, haciendo que caigan en lo más alto de la fuente de los deseos. Ya en la noche los hombres acuden a la plaza, el hombre robusto carga al hombre delgado sobre sus hombros para que éste pueda tratar de alcanzar las monedas, sólo que ambos pierden el equilibrio.

El Psicoanalista 1-4 / Ariadne Nohemí Guevara Morado

Empieza con el psicoanalista haciendo un resumen de todo lo que había pasado en el día de su cumpleaños cincuenta y tres, tuvo los mismos pacientes de siempre, y lo peor de todo, escuchó las mismas quejas, siempre sobre el problema que representa la mamá de cada uno en su vida, como si no estuvieran agradecidos de que éstas los hubieran traído al mundo. Describe de manera detallada la cita de su último paciente del día, Zimmerman, éste tenía problemas y era muy meticuloso, tenía una peculiar forma de pensar, ya que todo lo veía como algo que a él le beneficiaría, y, como los demás, tenía grandes quejas de su mamá hipocondríaca.
Al término de la sesión empieza lo interesante, alguien toca los tres timbre necesarios para que el psicoanalista distinguiría a un paciente de los vendedores, ante esto, Zimmerman se sorprende y le pregunta si ha cambiado su horario o si tiene a otro después de él, el doctor le dijo que no, pero éste se retiro del consultorio ofendido. Ricky, el psicoanalista, salió de su saló para los pacientes y vio un sobre en una silla de espera, antes de abrirla la examinó con cuidado, porque, desde que murió su esposa, nadie le mandaba cosas el día de su cumpleaños, estuvo un rato viendo el sobre contra la luz, para ver si podía ver qué contenía, al darse cuenta que no se veía nada, decidió abrirlo, tría una carta que desdobló y empezó a leer, decía que tenía quince días para suicidarse si no quería perder a algún familiar suyo, ya que él había lastimado al autor de la carta en algún momento de su pasado y ésta era su forma de vengarse, pero, como todos los juegos, tenía una posibilidad de salvarse, tenía que descubrir quién era el autor de esa carta y publicarlo en el New York Times, firmó con el nombre de Rumplestilkin y por la parte de atrás le dejó el nombre y teléfono de cincuenta y dos familiares suyos, Ricky tenía que contactarlos y descubrir con cuál se había comunicado Rumplestilkin.
Empezó a hacer las llamadas a sus familiares, sin tener ninguna idea de lo que les iba a decir, ya que no los veía ni se comunicaba con ellos desde hacía mucho tiempo. Después de veintitantas llamadas, le habló al hijo de su hermana, al que parecía recordar un poco, Timothy, le contestó una voz joven, pero igual a la de su sobrino, era el hijo de Timothy, Tim Jr., empezaron a platicar sobre el único recuerdo que tenían juntos, y, después Ricky le preguntó si había pasado algo raro en su casa, éste le dijo que sí, y le pasó a su papá, Timothy le contó que su hija, quien cumplía catorce años el mismo día que Ricky, recibió una carta de felicitaciones con imágenes pornográficas y un recado que decía: “esto te voy a hacer cuando te tenga en mis manos, perra.” La niña se asustó y le contó a su padre, quién decidió llamarle a la policía, pero de manera inútil, ya que éstos no podían hacer nada contra una carta, le dijeron que pudo haber sido una broma de alguien, después de decirle esto a Ricky colgó.
El psicoanalista se sintió frustrado por no haber pensado primero en la hija de su sobrino que cumplía el mismo día que él, eso habría sido un poco más lógico y rápido, después de eso planeó lo que iba a hacer el día siguiente, el primero de sus quince días de juego con Rumplestilkin. El día siguiente todo iba pasando de manera normal cuando, en lugar de Zimmerman, llegó una señorita con una gabardina negra puesta, Ricky no sabía lo que pasaba, ya que Zimmerman nunca faltaba a ninguna de sus citas y, menos en la última antes de las vacaciones que iba a tomarse el doctor. La señorita interrumpió sus pensamientos diciéndole que iba de parte del señor R, le empezó a decir varias cosas llenas de sarcasmo, con las que pretendía hacerle ver que esto era un juego que se debía tomar en serio, después de hablar varios minutos, Virgil, la señorita, se desnudó e hizo que Ricky se pusiera rojo y empezara a sudar mucho, ante esto Virgil rió, demostrándole que era tan normal como los demás, solo que su vida era más aburrida, al volverse a vestir, la señorita le explicó a Ricky que ella se había encontrado al señor Zimmerman en una parada de metro y lo había convencido de que ya no necesita ir al tratamiento, después de esto se fue y dejó al doctor sumergido en sus pensamientos.
Por la cabeza de Ricky pasaban muchas cosas, no le parecía lógico que de un minuto a otro Zimmerman haya decidido abandonar el tratamiento, por lo que caminó hasta la casa del paciente, algo que él jamás hacía, ya que siempre iban ellos a buscarlo, sin importar la gravedad del asunto, al llegar a la puerta dudó sobre tocar o no, en especial después de recordar las descripciones que le señor Zimmerman le había dado sobre su mamá, lo meditó, pensó y se fue a la parada de metro que había cerca de ahí, se dio cuenta que era el mismo número en el que Virgil se había encontrado al señor Zimmerman, entró a la parada y le preguntó a la que vendía boletos si había pasado algo raro en la mañana, ella le dijo que si se refería a la muerte de un señor que se había aventado al tren, fuera a la comisaría noventa y seis, después de oírla, le dieron náuseas al imaginarse del cuerpo de Zimmerman destrozado por un metro, dio la media vuelta y se fue a la calle para empezar su caminata hacia esa comisaría y descubrir los detalles de la muerte de su paciente.

El hombre orquesta / Cecilia Mariel Macías Pérez


Cuando somos pequeños, no nos importa nada mas que divertirnos, comer, hacer travesuras, etc. Por esto, muchas de las veces mamá o papá, fastidiados de escuchar tanto ruido y alboroto por toda la casa, deciden prender el televisor y poner alguna caricatura o reproducir alguna película que llame tu atención y te mantenga entretenido por un rato, convirtiendo lo que parecía un circo en una casa normal y tranquila. Así, con la ingenuidad de la infancia, te adentras en un mundo de diversión y fantasía con sólo estar sentado en un sillón mirando el televisor, colores vivos y curiosos personajes son parte de ese gran viaje del cual no te gustaría regresar, pero que en menos de lo que esperas terminará. Recuerdo haber visto un montón de películas de Disney cuando era pequeña, pensaba que algún día encontraría mi príncipe azul como lo hizo Cenicienta, recuerdo haber pensado que algún día llegaría a un lugar extraño y tenebroso como Alicia y que al comer una manzana envenenada sin saberlo me mataría tarde o temprano.
Éste es el lugar de la magia, la magia del cine, del cortometraje, aquellos que son capaces de transmitirte mil y una emociones a la vez, que te hacen imaginar, soñar, vivir y mantener la esperanza ante todo. Disney, es el amado culpable de todo esto. Se encarga de dibujar en nuestras mentes el mundo perfecto con las historias más hermosas que te atrapan y dan enseñanzas de vida y moralejas por medio de grandes personajes. Otro responsable que también está en la banca de acusados es Pixar, empresa comprada por Disney, encargada de realizar los cortometrajes que se reproducen antes de algunas película, o como diría Aomori, son la entrada antes del gran platillo. La verdad no recuerdo haber visto muchos cortometrajes de esta empresa, sólo dos como “Knick Knack” y “Geri´s game”, historia sobre un simpático viejito que juega ajedrez con él mismo. Pero ahora, mi repertorio sube dos escalones, ahora no son dos, son cuatro los cortometrajes que he visto. Así, se suman a la cuenta “Tin toy” y por ultimo, el gran...¡Hombre orquesta! De los pocos que conozco, creo que es el mejor porque refleja ternura y en él podemos ver representados dos de los siete pecados capitales, la envidia y la avaricia, situaciones que podemos vivir hoy en día en la sociedad.
La historia empieza en una plaza de colores pálidos como el beige, rodeada de enormes edificios con fachadas antiguas y en el centro de ésta una fuente de los deseos. A mí me pareció alguna ciudad de Italia. En dicha plaza un “hombre orquesta” yace, tocando un acordeón, un gran tambor, una trompeta y otros instrumentos que no identifico, todos ellos a la vez. Su nombre es Bass y espera que algún individuo se digne a ponerle algunas monedas en un viejo traste postrado en el suelo. De repente, una pequeña niña rubia e ingenua llamada Tippy se aparece en la plaza, engalanando el color morado en su vestimenta y con una moneda de oro entre sus manos. Se dirige a la fuente de los deseos decidida a ofrecer la moneda a cambio de que se cumpla su petición. Bass al ver tal hecho, decide tocar con más fuerza cada uno de sus instrumentos para llamar la atención de la pequeña y que ésta deposite la primera moneda del día en el traste. Pero justo cuando Tippy iba a cumplir el deseo de Bass, otro personaje llega a la escena, Treble, un músico que toca lo que parecen ser violines, llamando la atención de la pequeña gracias a que de su sombrero sale un pequeño payaso que a su vez se quita su sombrero para recibir las propinas en él. Cuando la pequeña estaba a punto de depositar la moneda, Bass decide atraerla tocando sus instrumentos arriba de un tambor de tamaño mediano hasta perder el equilibrio y caer al suelo. Ante tal fracaso por parte de Bass, Treble cree haber ganado la moneda de Tippy, sin embargo Bass se levanta y empieza a tocar de nuevo, y empieza una batalla en la que los dos empiezan a tocar lo mejor posible para obtener la moneda de la niña, hasta llegar a un punto en donde la pequeña decide taparse los oídos ante tal ruido, soltando la moneda, la cual rueda hasta caer a una alcantarilla. Tippy indignada, le pide a los dos hombres que le paguen la moneda, pero como ninguno de los dos traía dinero, la pequeña decide pedirle a Treble uno de sus violines, Bass lo arranca de Treble y se lo da a Tippy, quien empieza a tocar en medio de la plaza para recuperar la moneda perdida. Al principio no tocaba de forma agraciada, pero después de varios ajustes la niña parecía toda una experta en el arte dejando a los hombres asombrados ante tal talento. Talento que fue recompensado por una persona que le deja a Tippy un costal lleno de monedas de oro como propina. Creo que ésta fue la parte en que pensé ser violinista y tocar en medio de la plaza para hacerme millonaria, pero no creo que en Cd. Victoria ésta sea una buena idea. En fin, Tippy decide cargar su fortuna hasta la fuente, sacando dos monedas para tentar a Bass y Treble, pero tan pronto ellos se acercan para tomarlas, ella decide aventarlas a la fuente de los deseos, dejando a los hombres sin monedas y con un montón de instrumentos dañados. Creo que este tipo de historias son algo fascinante. Es asombroso como los personajes pueden transmitir diversas emociones sin siquiera hablar o hacer ruido, sino que la música es la que te expresa las emociones, la que te guía en las situaciones que van pasando, la que tiene la responsabilidad y la magia de todo el paquete. En general, como dije anteriormente, creo que el arte de los cortometrajes es increíble. Es indescriptible cómo puedes transmitir algo y expresar una historia completa en menos de cinco minutos, cómo puedes hacer que muchas personas se estremezcan con ver los gestos y la ternura de los personajes, como Tippy y lo más importante, cómo el séptimo arte es capaz de hacer feliz a miles de personas por un momento, momentos y emociones que nunca olvidarán al mantenerse vivos para siempre.

Palabras para los alumnos de 2º semestre

1.- a ciegas
2.- a medias
3.- abrigo
4.- adverbio
5.- adversario
6.- advertir
7.- afectivo
8.- afirmativo
9.- agradable
10.- al lado
11.- amabilidad
12.- ambición
13.- ampolla
14.- apellido
15.- arbusto
16.- arrabal
17.- arreglar
18.- atrever
19.- avanzar
20.- avestruz
21.- baratija
22.- brebaje
23.- carnívoro
24.- chicharrón
25.- compadrazgo
26.- convoy
27.- cónyuge
28.- Cuauhtémoc
29.- cueva
30.- desmayo
31.- desviación
32.- enrollar
33.- equipaje
34.- envidia
35.- felicitar
36.- follaje
37.- forraje
38.- ganzúa
39.- garabato
40.- has llegado
41.- hayamos ido
42.- haz la tarea
43.- he soñado
44.- hermana
45.- hidráulico
46.- himno
47.- hiperespacio
48.- historia
49.- hoguera
50.- hombro
51.- honrar
52.- hormiga
53.- horror
54.- hospedar
55.- hundimiento
56.- impecable
57.- innovaciones
58.- lápiz
59.- leyes
60.- Martínez
61.- mayo
62.- meditabundo
63.- México
64.- obstruir
65.- obviedad
66.- oscuridad
67.- pasillo
68.- patrulla
69.- pellejo
70.- pellizco
71.- pequeñez
72.- perdiz
73.- pizca
74.- placer
75.- playa
76.- producción
77.- punzón
78.- pureza
79.- proeza
80.- quicio
81.- quiebra
82.- quincena
83.- quiniela
84.- química
85.- rábano
86.- rebajado
87.- recobrar
88.- rectilíneo
89.- reducción
90.- relación
91.- relleno
92.- resquicio
93.- Sahara
94.- severo
95.- situación
96.- socorro
97.- trayecto
98.- trilladora
99.- Vázquez
100.- víbora
101.- Velázquez
102.- villano

En segundo semestre de preparatoria se solicitaron trabajos breves durante el primer mes. Los alumnos entregaron resúmenes relacionados con el proceso de escribir y comentarios sobre diversos cuentos. Esto permitirá mejorar los hábitos de trabajo y contribuirá a mejorar la redacción.
En febrero se proyectaron cortos cinematográficos para estimular la capacidad descriptiva y se ha convocado a un concurso de deletreo donde se incluyen palabras que con frecuencia se escriben de manera incorrecta,

miércoles, 4 de febrero de 2009

El psiconalista / John Katzenbach

Los alumnos de cuarto semestre de preparatoria seleccionaron El psiconalista de John Katzenbach para leer en un plazo de dos meses. Éste es un best seller de actualidad que reúne los elementos necesarios para mantener a los lectores entretenidos.
La calificación de enero fue complementada con una reseña sobre un corto animado de Pixar; El hombre orquesta.