Veinte de noviembre. Una fecha muy importante para nosotros los mexicanos, ya que es el día en que celebramos nuestra revolución. Y, para darle mayor relieve, este viernes veinte de noviembre del dos mil nueve tuvimos un convivio escolar, pues nuestro colegio cumple veinte años, para celebrarlo hicimos algo que casi nunca hacemos, así que fue especial. Todos los alumnos llegamos al colegio con playeras del color de nuestra bandera (verde, blanco y rojo), a cada grupo le tocó un color, en nuestro caso; usamos playera blanca.
Para comenzar la mañana hicimos honores a la bandera, nuestros maestros de ceremonias fueron dos alumnos del colegio: Italia y Énder, son alumnos muy destacados por sus buenas calificaciones y su forma de desenvolverse ante una audiencia, tomaron su papel muy en serio ya que se reflejó en la forma en que dirigían dichos honores. Los alumnos más pequeños, los niños de Imagina hicieron cuadros gimnásticos, fue algo muy interesante ya que en sus inocentes caritas reflejan todo un mundo, algunos lloraban, a lo mejor porque querían a su mamá o a su papá, o tal vez porque, todos los veían o simplemente no querían estar ahí. Otros niños actuaron de una forma impresionante para tan pequeña edad, bailaban y se movían de acuerdo a sus coreografías, se desenvolvían de una forma impresionante, puede ser que algún día veamos a uno de esos pequeños como maestro de ceremonias. Sus papás los veían con mucha emoción, ha de ser muy halagador para un padre ver a su bebé desenvolverse como si nada pasara rodeado de tantas personas.
Al dar por terminados los honores a la bandera y el desfile de los niños fuimos a la parte de atrás del colegio, en la que colocaron la primera piedra e iniciaron la construcción de la cafetería. Creo que es gran paso para nuestro colegio, ya que los directores muestran interés de avanzar y mejorar en cada pequeño detalle. Continuamos con nuestra celebración, gozamos de un delicioso desayuno, que los alumnos de sexto de primaria, tercero de secundaria y quinto de preparatoria hicieron para vender y recabar fondos para sus viajes de estudio. Vendían tamales, flautas, nachos, refrescos y muchas cosas más.
Después de comer convivimos con nuestros compañeros, platiqué con unos niños, que creo que muchos de nosotros; alumnos y maestros conocemos, Melany y los famosos trillizos: Donaldo, Tony y Gerardo. Es increíble como les asombra cualquier cosa que nosotros tomamos insignificante, ya que Melany estuvo muy entretenida, pues hacía girar una moneda y trataba que durara el mayor tiempo posible sin caerse, a Donaldo le llamó la atención que jugáramos con una moneda y se acercó a platicar, él jugaba un rato con nosotras y después buscaba a sus amigos, y al poco rato regresaba. Tony y Gerardo se acercaron y platicaron muy poco, pero fue muy interesante ver como a los niños pequeños todo les llama la atención algo que los adultos o los adolescentes no toman en cuenta. Ésta fue una celebración muy diferente a las demás ya que celebramos y convivimos mucho, algo que no hacemos todos los días. Creo que lo más importante del día fue que aprendí a ver la vida de otra forma, como los niños. Aprendí también a disfrutar muchas cosas que usualmente no me llaman la atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario