Mi otoño / Mónica de la Fuente Salazar

El otoño es una cuarta parte de cada uno de mis años, detrás arrastra la emoción de un cálido verano, pero al frente lleva un firme pedazo de hielo que es notable, porque refleja el color de las estaciones anteriores.
Forma parte de mis días; aún sin ser mi preferido, es como un hábito en mi vida, es el espacio en el que vivo.
No es muy listo, a pesar de tener suficiente madurez como para llegar a desprender una hoja de árbol viejo por su propia voluntad.
El otoño sabe que no necesita tener un ejército, ni un ciento de tripulantes, ni un rebaño de elefantes; pues de él nadie se escapa, más que virtud o valor es un tiempo de reflexión.
Todos hemos tenido un otoño.

No lo compras en la dulcería, en una tienda o carnicería; no cuesta ni un centavo y nos llena de luz a veces un poco apagada.
Para tener tu propio otoño sólo necesitas suéter, pantalones y calcetas.
Muchos dicen que les da tristeza. Es muy entrometido y de vez en cuando cambia nuestros sentimientos. A unos vuelve cansados y a otros deprimidos, pero conozco más felices que tristes.
Soy feliz con mi otoño. Él es muy contagioso, todo el mundo lo conoce, yo diría que es popular y bueno como la lluvia.
Siempre tiene la razón, es testigo de la vida y en muchos casos aliviana al corazón.