Anuncia la campana la llegada de las catorce horas y diez minutos, cada folículo en mi piel absorbe los rayos solares mientras me encamino hacia mi automóvil, el metal resplandeciente por la luz en el vehículo muestra cuánta fuerza tiene el sol sobre nuestros cuerpos.
Al momento de subir al automóvil, un rugido retumba de las entrañas de la maquina. Al empezar a correr, el asfalto adornado con cráteres lunares hace del viaje algo agitado y me hace pensar qué buen trabajo hacen mis líderes al preocuparse poco por la impresión causada por nuestra localidad.
Una bella música suena en el reproductor de mi vehículo, Frederic François Chopin que deleita mis oídos con delicadas y acertadas notas expresando cada sentimiento proveniente de su pecho, cuando aprecio esta música, me pregunto: ¿Cuál es el motivo real de apreciar esta música? ¿Será que mi corazón ha sido cautivado por su historia además de su música? Acaso mis pensamientos se identifican con la vida de Frederic? Me detengo un momento volviendo a esta vida que todos llaman realidad y noto que estoy a mitad de camino y me asombra el hecho de no haber sufrido un accidente.
--Unos cuantos kilómetros más por recorrer y estaré en casa. Me decía en silencio. Los Ficus y las pequeñas lilas que se refrescaban con la brisa del aire me daban la bienvenida al llegar a mi hogar, el vehículo para entonces estaba en reposo dentro del garaje, al sentir mis zapatos deportivos tocando el cálido suelo me dirigí a la puerta principal y abrí la puerta insertando la llave en ella, giré la perilla y entré a mi morada la cual suelen llamar hogar.
Un peldaño, dos peldaños, tres peldaños, así seguí hasta conseguir llegar a veintitrés y dirigirme a mi alcoba que más bien parecía un paraíso invernal, ahora el sudor que recorre mi frente se convirtió en escarcha y ahora la piel de mis brazos se erizaba.
Mi lecho era el lugar más confortable, y las coberturas de mi cama eran cálidas como el cacao caliente en un día de frío, pero ese era mi paraíso, donde descansaba ahora dejando todo morir en el pasado. Ahora, mi vida estaba en reposo, pero algo me interrumpe y la misma pregunta que me hago todas las noches vuelve a mi mente ¿has notado como las noches se vuelven extensas cuando te recuestas solo?
Buenos días astro que ilumina los cielos ¿qué deparas para mí hoy? Un nuevo día ha llegado y estoy listo para dar todo lo que soy, porque tengo que dar todo lo que tengo hasta la ultima gota de mi ser... ésa es la lucha de todo hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario