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1000 Oldies

lunes, 3 de septiembre de 2012

Animusic / José Armando Salcedo Delgado

¿Por qué la música no puede provenir de robots? Bueno, tarde o temprano puede ocurrir. Tal vez, en un futuro cercano, las estrellas de la farándula sean frías máquinas insensibles, que maravillen a los humanos con melodías increíbles. Este panorama pareció alcanzable, por unos momentos, tras ver unos videos, parte de Animusic.
Durante un receso el profesor de Literatura nos mostró un video donde veíamos varios robots que componían música, como en un concierto. Era animado por computadora, obviamente.
Lo impresionante de ese video no era la música en sí. Se hicieron sonar distintos estilos. No, lo genial era ver a los robots creándola. Me inclino a decir robots porque no había humanos, y las “máquinas” eran autónomas, sincronizadas con el sonido. Aunque, bueno, a veces no eran robots, sino formas alocadas. Escenarios, con excelente detalle y nitidez, que retan a tu imaginación y te dejan anonadado: instrumentos de cuerdas fundidos a la luz de la luna, palitos bailarines con tonada divertida, por ejemplo. La creatividad desbordaba por todas partes. Y el ritmo no faltaba, en ocasiones uno se ve obligado a mover la cabeza u otra parte de tu cuerpo para unirte al ritmo. Era hermoso, y único.
Fue divertido, pues algo así está fuera de lo común. Salir de la rutina, distraerte con cosas nuevas, como Animusic, me gusta.
Tal vez no te llevas una gran enseñanza después de verlo, pero sí un buen momento, uno ameno, festivo, que te hace pedir más de esos escenarios de ensueño, con música alegre, y una sonrisa, efímera.

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