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1000 Oldies

lunes, 3 de septiembre de 2012

No dejo de asombrarme con Animusic / Énder Velarde García

“Un robot antropomorfo capaz de producir sonidos con su cuerpo danza al son de su propio ritmo. “
La idea y la frase misma son abrumadoras.

“El baterista no tiene piernas, pero los golpes lanzados con sus brazos estremecieron el salón de clases.”
Ahora resulta que el baterista no tiene piernas.

“Un percusionista recuerda a los instrumentos que utilizan los niños de Imagina en su clase de activación física.”
¿Y si hubiera humanos robotizados, o robots humanizados?

“Una nave espacial de estructura abstracta. Un robot arpista.”
¿Y si tuviera una nave espacial?

La primera vez que pude apreciar Animusic, a la edad de doce años, me emocioné como si hubiera recibido regalos de Navidad, o dos Navidades.
Casi podría asegurar que hubo una reinvención de lo que para mí era música y entretenimiento juntos.
Los doce años pueden parecer una edad en la que el mundo es muy pequeño. Pero los sentidos de niño son increíbles.
Imaginaba que yo era el director de orquesta de los robots. Esperaba con ansias un día en el que viajar en una nave espacial fuese parte de la cotidianidad.
Reproduje el disco tantas veces que quedó inutilizable.
Me parece increíble recordar sensaciones casi olvidadas por el paso del tiempo.

Surge un mar de preguntas imagen tras imagen.
Animusic combina música, efectos visuales y un entorno ficticio que bien podría ser real algún día.
Pienso que en un concierto actual, los artistas no están solos. Hay pantallas, ingenieros de sonido, ingenieros de vídeo, iluminación, equipo eléctrico.
Los desfiles de moda incluyen música y efectos de iluminación.
Un arte por sí solo podrá ser maravilloso, pero al agruparse como los miembros de una orquesta los resultados aumentan el impacto. Imagino a los individuos de una sociedad caminando en una misma dirección, pero eso parece imposible.
A mis dieciséis años no dejo de asombrarme con el proyecto Animusic.
Medito acerca de lo que podría representar.

Animusic no es literatura. No es una novela, ni un cuento, ni un poema, pero emociona, conmueve, logra su cometido; provoca distintas sensaciones que me permiten habalr de Animusic, una y otra vez con alegría, así como recordar momentos agradables que podrían llenar muchas páginas de un cuaderno, o del procesador de texto de la computadora.

Me pregunto qué viene después de robots antropomorfos que bailan en una nave espacial.

La idea por sí sola es abrumadora.

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