Había una vez un
niño que le encantaba platicar con sus amigos en la escuela, pero al momento de
ir de casa ya no podía platicar con ellos, hasta que un día su hermana le
platicó sobre las redes sociales y le pidió que lo ayudara a crearse una cuenta
en Facebook y Hotmail. Ya con cuenta en ambas redes, él empezó a comunicarse con sus amigos y con el paso de
los años conoció gente nueva y todo esta gente se fue añadiendo a su lista de
amigos, pero nunca vio el Facebook como una fuerte adicción, aunque no podía
vivir sin estar conectado.
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