Érase una vez un conejo al que
nadie quería, era negro, feo y olía mal. Sus compañeros conejos que eran
blancos y hermosos lo hacían a un lado, pues se sentían muy avergonzados de él.
El conejo negro no dejaba de pensar que tenía la peor suerte del mundo, hasta
que un día sus compañeros, los conejos blancos, fueron capturados por los
humanos gracias a su hermosura. Nuestro amigo negro agradeció estar feo, así no
había manera que alguien o algo lo capturara. Pobre conejo, ¡si supiera que él
ya fue capturado por cada red social donde publicó su historia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario