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jueves, 10 de septiembre de 2009

La sequía

Italia Castañón Martínez


En los últimos años, el mundo ha cambiado y también el clima. Sé que en Ciudad Victoria es típico un calor intenso, pero en los últimos años vivir con el calor es como vivir entre llamas.
Las soluciones para no sufrir por el calor, iban de mantenerse en un área con aire acondicionado, meterse a la alberca, mojarse con la manguera o incluso jugar con globos llenos de agua. Ahora es imposible salir a jugar con la manguera muchos días, ya que como el sol es tan intenso, puede dañar tu piel.
Hace menos de un mes fui con mi familia de vacaciones a Los Cabos, y al llegar, el sol era tan penetrante, que aunque no quisiéramos ponernos bloqueador, era necesario hacerlo. Ese mismo día al llegar al cuarto del hotel, éramos totalmente de otro color, nuestra piel había sido quemada de más por los rayos de aquella inmensa bola de fuego en tan solo un día.
Una cosa que afecta y hace que el sol sea aún más molesto y fuerte, son las sequias.
El que no llueva nos afecta de cierto modo que árboles, o animales han llegado a morir porque reciben mucho calor, mas no tienen agua para beber.
Ahí es cuando me pongo a pensar y me doy cuenta que hay que cuidar el agua y no gastarla cuando podemos conservarla. A la hora de lavarnos los dientes, debemos cerrar la llave mientras cepillamos los dientes y abrirla solo cuando nos enjuagamos. A la hora de bañarnos también debemos ser más cuidadosos.
Toda esa agua que nosotros desperdiciamos podría ser algo que para muchos de los niños de países pobres parecería espectacular.
Hace días acompañé a mi tía a un pueblito que no sabía que existía. Fuimos a dejar despensa, porque ahí no tienen los mismos beneficios que nosotros, y cuando llegué dos niñas corrieron hacia mí. Lo que les pregunte al principio fue su nombre, edad y que hacían todos los días, conforme mis preguntas surgían, llegué a la pregunta de que me dijeran algo que quisieran tener en ese momento, y las dos me respondieron “agua”. Fue impresionante ver cómo la falta del agua afectaba a todas esas personas, y nosotros la desperdiciamos cada que podemos.
Si no tenemos la suficiente agua, no hay que desperdiciarla, hay que cuidarla, aprovecharla y sobre todo valorarla.

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