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viernes, 16 de noviembre de 2012

El juego de Geri, Tin toy, Saltando

Grecia Guevara Morado
3° Semestre

El juego de Geri

Geri es un ancianito que está solo, va al parque y juega ajedrez solo, finge ser su contrincante en dicho juego, se burla de sí mismo cuando va perdiendo, pero como era de esperarse gana el juego.
De alguna u otra forma todos estamos solos como Geri, no siempre hay alguien a nuestro lado sin importar cuantas veces las personas de nuestro alrededor digan que estarán ahí para nosotros.
Yo he vivido esa situación en repetidas ocasiones, cuando tenía alrededor de cinco o seis años de edad, siempre quería jugar con mi hermana mayor “Ari”, pero ella nunca quería. Sacaba mis muñecas y me ponía a jugar sola, hacía las voces de todas mis muñecas, como si fuera otra persona.
Alrededor de mi cama colocaba varias sillitas, cuadernos y crayolas, simulando un salón de clases, me dictaba las actividades, las hacía en cada uno de los cuadernos, lo llevaba a revisar, dejaba el cuaderno sobre mi cama, iba corriendo por unos zapatos de tacón al cuarto de mi mamá y llegaba por el otro lado de mi cama fingiendo ser la maestra que llega al escritorio, me ponía mensajes como: “Muy Bien”,”Excelente” o “Hazlo de nuevo”. Así podía pasar horas jugando, dibujando en todos los cuadernos e incluso simulaba platicar con mis compañeros invisibles y al no contestarme yo hacía la voz diferente para hacerme pasar por otras personas.
A pesar de estar hablando sola me divertía mucho conmigo. No me sentía triste ni sola porque siempre me contestaba y acompañaba, esto cambió hasta que Inaara creció lo suficiente para empezar a jugar conmigo. Esto me enseñó a ser independiente y no necesitar tanto de los demás para ser feliz.

Tin Toy
Un bebé tiene juguetes y como cualquier otro infante, se mete todo a la boca, su nuevo juguete “Tin Toy” ve que él podía ser el siguiente, empieza a correr, pero se da cuenta que hace mucho ruido, el bebé lo nota y comienza a perseguirlo, “Tin Toy” encuentra a más juguetes asustados debajo del sillón, el bebé se cae, “Tin Toy” lo duda pero regresa para que deje de llorar, el niño se encuentra una caja, juega con ella y no toma en cuenta al juguete musical, aunque éste hace de todo para llamar su atención.
Esto es algo muy común, siempre hay alguien que se junta contigo o quiere estar contigo, muchas veces este comportamiento comienza a irritar a las personas, poco a poco lo ignora y le deja de hablar, después se da cuenta que quiere ser su amigo pero ya es demasiado tarde, pues mientras tú lo ignorabas, encontró a otra persona que si valora su presencia y amistad, esta vez ya no te hace caso, ahora comprendes lo que el otro sintió.
A las personas les encanta sentirse importantes, llamar la tención, que la gente esté detrás de ellos, la gente se cansa de esas actitudes y se alejan. Para la otra persona es inaceptable porque ella es la importante. Poco a poco se queda sola.

Saltando
El borreguito es el más claro ejemplo de lo que los humanos hacen cuando algo no sale como quieren o les pasa algo no deseado.
Es más fácil hacerse la víctima, tener compasión de uno mismo que afrontar la realidad y adaptarse a las nuevas situaciones de la vida. Preferimos que la gente se sienta mal por nosotros en lugar de seguir avanzando.
Y no es porque queramos sino porque es algo que hacemos inconscientemente y aunque muchos no lo acepten todos han hecho esto. Por ejemplo a los niños chiquitos les encanta llamar la atención, cuando están corriendo y se caen, aunque no se hallan raspado se quedan llorando hasta que alguien llegue y se compadezca de ellos.
La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ciertas cosas y cuando nos las quitan el mundo se acaba, lo mismo pasaría con una persona millonaria, siempre ha tenido todo y no tiene por qué preocuparse, un día pierde todo su dinero, lo primero que hace es sentir lástima por el mismo, como si fuera la peor cosa en el mundo, se siente la única víctima, pero no se da cuenta que hay gente que no tiene nada o está peor que él, la diferencia entre el millonario y el pobre es que el pobre probablemente no pudo terminar su educación y solo puede aspirar a trabajos donde gane el salario mínimo, aún así éste no se da por vencido, mientras el millonario tiene la preparación y contactos que pueden ayudarlo. Como el conejo le dijo al borrego “Subes y bajas la vida es así”. Está bien desahogarse, llora, patalea o grita pero no te rindas, adáptate a la situación y demuestra que puedes contra ello.

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