El día de hoy me encuentro, de manera tranquila, en la creación de una escritura con la inexistencia de ciertas letras y palabras, las cuales me hacen mucha falta, pero también no son tan importantes como para no poder escribir un texto de una página. Al menos eso es lo que yo creo. Pero es muy difícil ahora porque no me acostumbré desde mi uso de razón a escribir de la manera llevada a cabo.
Me falta alrededor de la mitad de la página y ya quiero acabar. Ya no puedo más.
El pedagogo José Luis Velarde es cruel al ponernos a escribir así y quiero derramar lágrimas de sangre y tirarme sobre mí cama hasta caer en un profundo sueño con un hermoso pensamiento relajante.
Ya no puedo más, me quiero ir, necesito irme ahora mismo; lástima que mi hermano Gerardo, al cual amo, pero me molesta mucho su salida tarde, fuera de hora, por ensayar.
Me fastidia su gusto por encontrarse en la banda del Colegio Nuevo Santander.
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