No
no pasa no pasa nada |
Se
podía sentir cómo el frío calaba en sus oídos y como al respirar entraba todo
el aire dejando sus cuerpos congelados, y por si el frío no era suficiente
la angustia se presentaba en ataques de nervios, todo era tan sombrío aun
cuando la luna brillaba y las estrellas le hacían compañía. No sabían queéhacer, estaban en una total desesperación, y es que como pudo descuidarla tanto
y dejar que esto pasara, pero esto no era su culpa, era un error de mal uso de
las redes sociales.
Un
mes antes…
*Vibra
el celular sobre una mesa en una sala de conferencia*
-Hey
mamá, iré a casa de mi mejor amiga Lily, llego a la noche.
-Claro
linda, te veo para cenar. Te cuidas!
Jennifer
Swich, una agente del FBI, era la madre de esta pequeña adolescente llamada
Elizabeth, en realidad no era su madre, sino su tía pero a causa de la muerte
de su madre quedo huérfana y en manos de su tía. Todos estos años
fue la encargada de ver por ella, de cuidarla como si fuera su propia hija,
porque así se lo prometió a su hermana, esa noche pensó que todo se caía en
pedazos, porque lo primero que pasó por su cabeza fue un secuestro, lo cual no
estaba tan lejos de lo que realmente era. Fue ahí donde comprendió que la ida a
casa de su amiga y la supuesta cena en el restaurante no eran solo por
diversión, era por poder conocer a alguien, y que no llegaron a pensar que se
convertiría en su pesadilla. Lo más razonable era llamar a sus compañeros,
tratando de guardar un poco de calma y esperanza para poder pensar con la
cabeza fría y tomar decisiones inteligentes.
En
cuanto sus compañeros de trabajo supieron de la tragedia insistieron que tomar
el caso y ponerse manos a la obra, mientras en el ambiente se podía sentir toda
esa angustia, mezclada con un tanto de preocupación y dándole un toque de
desesperación, creando así un sentimiento interminable.
Al
llegar a la casa donde iban a estar investigando lo primero que hicieron
fue buscar en la computadora de la joven, en ella encontraron una conversación
con un muchacho que no parecía ser de la ciudad, pero al verse atractivo en las
redes pensaron que fue fácil para él acercarse a las niñas, para estar
convencidos de que no era algún conocido empezaron a preguntar en la escuela y
a sus amigos más cercanos.
Dos
días después, lograron acceder al nombre del usuario que las había persuadido
de poder verse y que había usado fotos falsas para poder llamar su atención y
que no les pareciera extraño. No tardaron mucho en dar con unos cuantos datos
para poder saber quién era de verdad esta dicha persona que las había engañado,
pero en cuanto vieron de lo que de verdad se trababa todo este engaño un
escalofrío recorrió todo su cuerpo dejándolos helados, era trata de menores,
les cambian el nombre y las vendían por internet, en que manos vinieron a dar
estas dos jóvenes que lo único que buscaban era diversión o una amistad como la
que existen en las películas.
*En
la situación de Elizabeth*
Nunca
nos imaginamos que nos fueran a subir a una camioneta, él se veía tan agradable
y simpático, como pudo ser que nos hiciera esto, que quería de nosotras, porque
lastimarnos de esta manera, a donde nos llevarían, que harían con nosotras, nos
estarán buscando; no teníamos nada claro en ese momento porque el miedo no nos
dejaba pensar con claridad, lo que si teníamos muy presente es que de esta no
nos íbamos a zafar tan fácil, sería difícil y si en verdad queríamos salir
tendríamos que cooperar y tratar de conseguir ayuda.
Por
fin la camioneta se detuvo, llevábamos las manos amarradas y ojos vendados, no
sabíamos qué estaba pasando y mucho menos sabíamos dónde estábamos, solo
queríamos regresar a casa. Nos quitaron las pañoletas de los ojos y pudimos ver
a tres personas, las cuales no conocíamos. Era oscuro y no pudimos ver muy bien
sus rostros ya que el cuarto solo tenía un poco de luz y no nos alcanzaba para
distinguir.
No
nos dijeron nada, nos dieron de comer y un poco de agua, nos hicieron un par de
preguntas las cuales nos negamos a responder, no quisimos dar más información de la que ya habían
adquirido de nuestros perfiles. Estábamos dormidas, cuando escuchamos que la
puerta se abrió de un tirón e hizo que abriéramos los ojos de un solo golpe,
era una mujer, hablando por teléfono, pidiendo la camioneta para poder transportar
la mercancía, lo quería de inmediato, detrás de ella venia un joven que en
ningún momento hizo contacto visual con nosotros, se acercó a nosotras para
poder desamarrarnos de la silla y la mesa a las que nos tenían atadas tal y
como se lo habían indicado al llegar al lugar.
En
cuanto nos desamarraba Lily pidió ir al baño, él muchacho miro a la mujer y
esta negó con la cabeza, Lily siguió rogando por dejarla ir al baño hasta que
se le dio el permiso, pero con la condición de que el joven debía de
acompañarla mientras que a mí me cuidaba la mujer. Minutos después entro un
hombre corriendo diciendo que se les había hecho tarde y que si no nos movían
ahora sería muy tarde y nos reconocerían. El muchacho y Lily salieron del baño,
ella todavía amarrada y el con una navaja en la mano, la mujer le dio
indicaciones precisas, el joven no tardó mucho en entenderlas, así que se
dirigió hacia nosotras y nos tomó con fuerza para poder levantarnos, otra vez
íbamos a esa horrenda camioneta que aunque era espaciosa nos daba un aura de
puro miedo, de nuevo llevábamos esas pañoletas cubriendo nuestros ojos.
La
camioneta se detuvo, abrieron las puertas de atrás y nos quitaron la venda un
hombre grande y fornido nos sacó a tirones de la camioneta, nos veía de pies a
cabeza, nos estudia con mucha atención, no se le pasaba ningún detalle, para
sus ojos éramos algo sagrado que no se podía maltratar, o al menos así escuche
que dio las ordenes: “No pueden tocarlas si no se los ordeno yo, estas niñas me
traerán clientes muy buenos y las quiero en buenas condiciones.”, era aterrador
la forma en que nos veía y más por cómo nos había dicho que traeríamos clientes,
que era eso de clientes, no lográbamos entender para qué nos querían. Nos
llevaron a un tipo estudio lleno de cortinas negras, con una cámara frente de
nosotras, nos dieron otra ropa para que nos pusiéramos, nos peinaron y
arreglaron, parecía como si quisieran captar lo mejor de nosotras.
Pasaron
a Lily primero, no me dieron la oportunidad de hablar con ella sobre que habían
dicho allí adentro, en cuanto salió fue directo a otro cuarto oscuro, después
me pasaron a mí, me tomaron varias fotos, comencé a llorar por que en ese
momento que vi la cámara recordé como mi tía se había encargado de filmar cada
etapa de mi vida desde que era una pequeña bebe, la extrañaba tanto así que se
me escurrieron unas lágrimas de más que no pude evitaran que salieran, ya no
quería seguir aquí, quería ir a mi casa y estar con mi familia, disfrutar del
sol y ver los hermosos atardeceres, pero por más que lloraba no funcionaba,
ellos solo gritaban más que me callara y que no serviría de nada pedir ayuda.
Me
pasaron al cuarto oscuro con Lily, pude notar que ella también estuvo llorando,
solo queríamos que esto acabara, queríamos que fuera una pesadilla y ya
despertar para poder olvidarnos de esto lo más pronto posible.
*En
casa de la agente Jenniffer*
No
nos dábamos por vencidos, queríamos llegar al fondo de esto, nadie podía
dormir, todos teníamos tantas cosas en la cabeza que era imposible dejar de
pensar un segundo en todo lo que había pasado, y más ahora con lo que pudimos
averiguar sobre este hombre, trata de menores, solo esas palabras estaban en la
cabeza, no la volveríamos a ver, seria llevada a otra parte con otro nombre
nuevo, viviría en otra ciudad y no volveríamos a saber nada de ella. Era la
peor pesadilla que había soñado, pero no era una pesadilla, se nos acaba el
tiempo y cuando pensábamos que no teníamos nada, nuestra analista Penélope nos
dio información que pudo aclarar las ideas y dar con estos crueles hombres que
tenían a estas dos inocentes pequeñas.
Era
un sitio web en donde había varias fotos de niñas entre los 12 y 20 años que
tenían un letrero de un signo de precio, las estaban vendiendo, no tenían
nombre y les habían puesto ropa bonita para que no se notara la suciedad en su
cara, era increíble cómo la gente ponía la cantidad en que querían comprarlas,
era una subasta, tantas fotos, tantos sitios, ¿Cómo sabríamos en cuál de todos
estaban? Era la pregunta más importante del día.
En
lo que desplazábamos la página hacia abajo para poder ver más encontramos las
fotos de las niñas que fueron privadas de su libertad y en su foto había un
sello rojo que decía vendidas, a donde las llevarían era lo que ahora nos
importaba.
No
fueron muy inteligentes en dejar su correo y nombre de usuario en la
información, ya que gracias a eso habíamos podido encontrar a donde serían
trasladadas y a qué hora, nos dieron su punto reunión lo que se nos facilitó
para poder llegar ahí, no tardamos nada en ponernos nuestros chalecos, subimos
a las camionetas y conducimos hacia Arizona donde es que se iban a ver,
mientras manejaba mi jefe pidió refuerzos para no vernos en aprietos.
Llegamos
al sitio acordado, no dejamos que nos notaran, estaban ahí parados esperando al
comprador, matando los minutos para poder seguir con su supuesto negocio, esto
era algo espeluznante, no sabía cómo habíamos llegado hasta aquí, pero lo que
si sabíamos era que queríamos a nuestras niñas de vuelta sin ningún rasguño y
cerrar esa horrible página para poder evitar que le pasara a alguien más.
Se
estacionó un carro ya antiguo, bajó un hombre ya grande con una cantidad
numerosa de dinero, abrieron las puertas traseras de la camioneta y fue nuestra
señal para salir de nuestro escondite, todos se veían asustados y ahí estaban
ellas, llorando y con unas caras pálidas, pensaron que jamás vendríamos por
ellas y aquí estamos, las sacamos lo más pronto de esa camioneta y en cuanto a
los demás los llevamos hacia la estación de policía.
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