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lunes, 11 de mayo de 2009

En la Dimensión Desconocida / Ariadne Nohemí Guevara Morado

La dimensión desconocida
“The Eye of the Beholder”

El capítulo cuarenta y dos de la serie se transmitió como parte de la segunda temporada, el once de noviembre de mil novecientos sesenta; Douglas Heyes fue el director, mientras que el escritor Rod Serling, quien ya había trabajado en varios episodios anteriores; comienza de una manera ingeniosa, hablándonos sobre las opciones de nuestra vida y el camino que hemos tomado, el de la dimensión desconocida, se ven varias estrellas en un fondo negro, que se mueven para mostrarnos las constelaciones o galaxias que estaban detrás de éstas.
Una señora con la cabeza tapada de vendas aparece acostada en una cama de hospital, al parecer había se encontraba en ese estado desde hace varios días, porque le preguntó a la enfermera que presentó todo lo que había pasado durante el día; ésta le dijo que no había tenido tiempo de fijarse en muchos detalles, pero en general era un día bonito, la enfermera le checó la temperatura a Janet Tyler, su voz era la de Maxine Tyler, y salió del cuarto para darle el informe de la paciente al doctor encargado de ella; cuando terminó sacó una cajetilla de cigarros, le ofreció uno a la recepcionista y esta lo agarró sin pensarlo dos veces. En ese momento apareció un señor de edad mediana, con traje y pelo negro; se puso en la puerta de la recepción del hospital y nos dijo la situación en la que estaba la protagonista de esta historia, aparentemente no es humana, ya que la describe con un poco de repulsión y avisándonos que lo que veremos debajo de esas vendas va más allá de lo que podemos imaginar, ya que entramos en la dimensión desconocida, después el señor desaparece con una cortina de humo negro disolviéndose frente a él.
La señora acababa de salir de otra operación para tratar de arreglar su físico y quedar como los demás habitantes de la ciudad en la que vive; vemos la sombra de la enfermera y el doctor en la cortina; nunca se le ve la cara a ningún paciente u otra persona que estuviera en el hospital; platicando sobre el estado de salud de la protagonista, llegaron a la conclusión de que seguirían con el procedimiento normal de la paciente y se retiran.
El doctor va con la señora para contarle un poco sobre el clima del día y avisarle que en pocas horas le quitarían todas las vendas para ver si la última de las once operaciones había dado resultado, le explicó que si todo salía bien podría seguir con su familia, como hasta ese momento, pero si, desafortunadamente, ella seguía igual, no le quedaría de otra más que irse a vivir a un refugio con gente que se encontraba en el mismo estado que ella; después de esto se retira, pasan varias conversaciones sobre lo mismo, hasta que llega el momento de ver el resultado de la última operación.
Varios doctores y enfermeras se reúnen alrededor de ella para sedarla por si se descontrola con el resultado, el doctor que la atendió al principio empieza a quitarle la primera capa de vendas, con extrema precaución, la señora le dice que puede un punto blanco entre la oscuridad en la que vivió por mucho tiempo, después de la segunda capa ve el punto más claro y al quitarle la última capa logra ver todo blanco, para su desgracia, el resultado no fue el que todos esperaban, al contrario, quedó igual que como había entrado; le pasan un espejo para que se vea y, en lugar de ver un monstruo reflejado en él, como la mayoría de los espectadores esperábamos, vemos a Donna Douglas, una mujer rubia, normal para nosotros, pero al ver la cara de los doctores, nos damos cuenta que es muy diferente e incluso fea para los otros, quiénes tienen la mitad superior de la cara de un humano y la inferior como la de un cochino, la señora entra en pánico al ver que no quedó igual que los demás y empieza a correr por todos los pasillos del hospital para escapar del refugio al que iba a ir, de la nada, muchas televisiones se empiezan a prender y vemos al líder de los señores con cara de humano y puerco gritando frente a una multitud para lograr limpiar a la civilización de gente fea como la señora a la que habían operado; ella se desespera, choca con varias cosas, da muchas vueltas y, al final, llega a una puerta en la que un hombre como nosotros, los espectadores, la espera, le da una platica sobre lo variado que puede ser el mundo, le dice que la belleza depende del ojo del que la ve y se la lleva llorando a su nuevo hogar. Termina con otra imagen del Universo, diciéndonos que hemos aprendido otra lección de vida en la dimensión desconocida.
Aunque muchas veces nos han dicho que la belleza de las personas está por dentro y que depende de la persona que la ve, como la película de amor ciego, nunca había visto otro ejemplo tan claro de esto, en este episodio me di cuenta que muchas veces las personas no aprecian lo que son los demás solo porque son diferentes y empiezan a discriminarlos, excluyéndolos de varias actividades que los normales pueden realizar sin ningún inconveniente o perjuicio; al parecer este problema perdurará por mucho tiempo, hasta que todos y cada uno de los habitantes de este planeta entienda que todos somos iguales, con los mismos derechos, sin importar nuestro color de piel, apariencia física o la falta de alguna extremidad de nuestro cuerpo.
Actualmente, el mayor problema de discriminación que tenemos es la que hacemos en contra de los discapacitados, éstos tienen los mismo derechos que nosotros e incluso debemos dejarles ciertos privilegios para que batallen menos, pero en lugar de eso, preferimos excluirlos de muchas actividades y ocupar los lugares que están reservados para ellos, como pasa en los estacionamientos de muchas ciudades del mundo; afortunadamente, hay organizaciones que los apoyan porque saben la falta de conciencia que tienen los demás ciudadanos del mundo. Muchas veces, los discapacitados o gente con habilidades especiales son los que ponen en alto el nombre de México cuando vamos a demostrar lo que podemos hacer en otros países.
En mi opinión, cada quién debe tratar a la gente como su igual, sin discriminarlo o, en el caso contrario, no sentirse menos por ser diferente a los demás, en lugar de verlo como un defecto de la naturaleza, debemos verlo por el lado positivo, al menos tenemos algo especial que nos distingue de los demás y hace que no pasemos desapercibidos en ninguna ocasión.

“To Serve Man”
El episodio ochenta y nueve de la serie salió al aire el dos de marzo de mil novecientos sesenta y dos; para la época en la que estaban, de seguro el capítulo causó una gran conmoción entre la gente que veía el programa, ya que es algo que nos hemos preguntado los humanos por mucho tiempo: ¿Qué pasará cuando logremos comunicarnos con los extraterrestres? Es algo que nunca sabremos, ya sea porque el gobierno no nos quiera decir o porque muchos de nosotros habremos pasado a mejor vida cuando lo hagan, aunque creo que es algo no muy lejano, cada vez estamos más cerca de lograrlo y estoy segura que pronto formará parte de los libros de historia de las futuras generaciones, como mis hijos o mis nietos.
Después de ver el título de la serie con grandes letras blancas y en inglés, podemos observar a un señor acostado en una cama dentro de un cuarto gris, estaba jugando con su cigarro mientras que escuchaba la voz de una máquina diciéndole que era hora de levantarse y desayunar, por lo que le pedía que indiciara qué era lo que prefería comer; el señor no le hace caso y sigue fumando, hasta que tira el cigarro en el piso del cuarto, se ve en el espejo que salió al oprimir un botón y se lava la cara en el lavabo portátil que se aparecía al presionar otro botón; en lugar de hacerle caso a la voz que le ordenaba, prefirió preguntarle la hora, por lo que ésta le contestó que en el espacio no hay hora, por lo que no le puede decir nada, el comentario de la bocina hizo que la ira del señor se convirtiera en desesperación por salir de ahí lo antes posible, pero se calmó y preguntó la hora que sería en la Tierra en ese momento, la máquina le dijo que serían las doce del mediodía, e ese momento, el señor empieza a recordar las cosas que había hecho los últimos días, sin darse cuenta de que debió preocuparse más por lo que podría pasar, en lugar de haber seguido con su vida cotidiana.
Sus recuerdos comienzan en medio de una ciudad estadounidense con muchos carros y gente perdida en la rutina de la vida diaria, de repente, se ve un platillo volador blanco en el cielo, por encima de todos los edificios del mundo, después el secretario general de la ONU aparece en un salón con varios periodistas y los representantes de las ciudades más importantes del mundo, todos estaban desesperados por saber de los extraterrestres que habían llegado a nuestro planeta, por lo que le hacían demasiadas preguntas al secretario de la ONU, éste ordenó que todos guardaran silencio para que le permitieran dar el primer comunicado oficial sobre los kanamitas, el nombre con el que se hacían llamar los visitantes del universo.
Los kanamitas empezarían a aterrizar en nuestro territorio ese día después de mediodía en distintas partes del mundo, poco a poco llegarían a cada rincón del planeta, a mitad del comunicado, un oficial y un trabajador de la ONU entraron al salón para informarle al secretario que una nave había aterrizado a pocas cuadras de donde estaban y que en pocos momentos, llegaría un representante de la comunidad alienígena para informarnos lo que planeaban hacer en nuestro planeta, más se tardó en decirlo que en lo que el extraterrestre llegó, era alto, con la cabeza al estilo de los humanos, pero un cerebro muy grande, comparado con el nuestro, hablaba, pero no movía la boca y lograba comunicarse con la máxima autoridad del salón. En ese momento apareció detrás de una cámara el mismo señor de mediana edad, con traje y pelo negro del último capítulo para describirnos lo que estaba por pasar en este episodio, avisándonos del posbile giro que podría adoptar la historia.
El extraterrestre les dijo que los kanamitas venían desde una galaxia muy lejana para ayudar a salvar a la Tierra, ninguno de los representantes de los países más importantes lo creyó, por lo que pidieron hacerle varias preguntas al visitante, Argentina fue el primero, él deseaba saber porqué habían elegido a ese mundo para ayudarlo, si había muchos en el espacio, el extraterrestre dijo que necesitábamos más ayuda, ya que la situación en la que vivíamos era muy incómoda y no había necesidad de estar así, en especial cuando artefactos de otros planetas nos podían ayudar para convertir a esta Tierra en otra; la Unión Soviética le preguntó lo que planeaban hacer para ayudarnos, el visitante respondió que nos darían nitratos muy baratos, pero con grandes resultados, para que se los inyectáramos a la tierra, iban a poner escudos invisibles en cada país que resistirían cada bomba o arma con la que intentaran atacar y nos demostrarían varios aparatos para mejorar nuestra condición de vida. Por último, Francia le preguntó la naturaleza de su ayuda, el extraterrestre respondió que lo único que querían era ayudarnos, sin ninguna trampa o esperando algo de por medio.
Al final de la sesión todo resultó bien, e incluso la ONU se quedó con el libro que el extraterrestre llevaba, sin embargo, había gente que se dedicaba a cuestionar lo que el visitante decía, como el narrador de esta historia, quien trabajaba para el gobierno descifrando códigos para seguridad nacional. Él recibió el libro e intentó saber lo que decía, pero el tiempo se agotaba y él no lograba nada, por lo que decidió abandonar el proyecto, pero antes le dijo a los encargados lo que pensaba sobre la visita extraterrestre; el libro quedó en manos de su ayudante Patty, quien en poco tiempo descubrió el significado de los símbolos que venían en la portada del libro, el título decía “to serve man,” “para servir hombres” en español; tal y como lo creía el narrador, los extraterrestres solo venían a ayudarnos, pero esto traería consecuencias como el despido de muchos humanos y lograr vivir en la Tierra como si fuera el Jardín de Edén. El convivio entre los visitantes kanamitas y los terrícolas marchaba viento en popa, tanto que ya habían pasado meses desde el primer aterrizaje y muchos humanos ya estaban listos para ir a visitar aquél mundo e incluso quedarse a vivir ahí para siempre, esto le sorprendió al protagonista, ya que no podía creer la facilidad con la que los humanos nos adaptamos a los cambios, se lo comentó a la señora que le ayudaba a descifrar los códigos y ésta concordó con su opinión, sin embargo ambos tenían boletos para viajar al planeta del que venían los otros.
Cuando el que descifraba los códigos estaba al principio de las escaleras de una nave espacial, su ayudante llegó gritando que no se subiera, ya que el libro era un recetario para cocinar a los hombres en su planeta, aunque el señor intentó salir de las escaleras, el extraterrestre que cuidaba la nave subió las escaleras, encerrando al protagonista y dejando a su amiga fuera, en la Tierra con los demás visitantes que estaban listos para comernos. Dentro de la nave se vio la escena con la que empezó a recordar el señor, otro compartimiento secreto se abrió y un plato de ensalada cayó, el humano la tomó, pero la tiró en el piso, haciendo un desastre en la nave espacial; el extraterrestre que se encargaba de él entró para recoger lo que había tirado le dijo que comiera, de acuerdo con él todo era por su bien, ya que no quería que perdiera peso. Al pobre descifrador de códigos no le quedó de otra más que comer y aceptar su destino, el mismo de todos los humanos, sin importar en donde estuvieran, pasar de ser los dueños de un planeta a parte del menú de otro más desarrollado.
El director Richard L. Bare junto con los escritores Damon Knight y Rod Serling abordaron un tema de interés para la mayoría de la población, lo que podría pasar cuando los extraterrestres logren llegar a nuestro planeta y convivir con nosotros, tal vez cometeríamos los mismos errores que los del episodio, como no preocuparnos por la visita y confiar plenamente en ellos después de que nos sorprendan con algunos trucos de su planeta. En lo personal, creo que nunca deberíamos de perder el escepticismo en lo que los demás nos dicen, sin importar quién sea, porque luego nos pueden traicionar como lo hicieron los extraterrestres y puede ser demasiado tarde para encontrar una respuesta a nuestros problemas, como pasó en este episodio.

“You Drive”
El capítulo empieza con el Universo en que vivimos como fondo, una voz nos propone una serie de cosas de las que nunca nos percatamos, incluyendo las distintas dimensiones que hay en la vida, y al final se ve una puerta blanca; antigua para nosotros, pero actual para la década de los sesenta, época en la que se transmitió la serie; la voz anuncia que hemos entrado a la dimensión desconocida.
En la pantalla se ve un señor algo viejo, con canas a la vista y un abrigo café, aunque maneja su coche, se nota que va preocupado en los problemas de cualquier adulto, como el dinero, el trabajo, la falta de tiempo, la familia, étc. Hasta ese momento todo era normal para él, hasta que dio la vuelta y atropelló a un muchacho en bicicleta, se paró, pero en lugar de ayudarlo, vio cómo estaba y se fue corriendo a su coche, para que la señora que llegaba desde la calle al lado de la plaza no lo viera. Después aparece otro señor, un poco más joven y con traje negro, dándonos la bienvenida a la historia de Oliver Pope, el señor que escapó después de atropellar a un muchacho.
Llegó a su casa lleno de sudor, la señora, como cualquier ama de casa y buena esposa, le preguntó qué le pasaba, pero él solo le dijo que era otro mal día en el trabajo y le ordenó que le hiciera de cenar, en lugar de preguntar cosas que no le ayudarían en nada; la señora le hizo caso, pero después, le ofreció a su marido pastillas para el dolor de cabeza, él las aceptó y le dijo que no se preocupara.
Sentados en la mesa, la señora, más o menos de la edad que el señor, con un vestido y un mandil de las típicas amas de casa, escuchó ruidos en el porche de su casa, el señor, Oliver Pope, como buen esposo valiente, fue a la cochera oscura, sin ninguna lámpara ni arma para asegurarse de que todo estuviera bien, ahí se dio cuenta que no había nadie, las luces de su carro se prendían y apagaban sin ayuda de nadie, para llamar la atención de alguien, el señor intentó apagar los focos, pero siempre volvían a prender, después se ve la imagen de la señora sentada en la mesa preguntándole a gritos sobre lo que estaba pasando; el señor se limitó a caminar hacia ella, verla y sentarse en su lugar para contarle lo que había pasado.
La pareja descansaba en su cama cuando se volvieron a escuchar ruidos en el porche, esta vez era el sonido de un radio, por lo que los dos pensaron que eran los vecinos, intentaron volver a conciliar el sueño cuando el señor decidió bajar para regañarlos y decirle a quien tuviera el radio tan fuerte que lo apagara, pero vaya sorpresa se llevó cuando supo que todo el ruido provenía del radio de su carro, aunque no sabía porqué, ya que estaba apagado y no había nadie que pudiera prenderlo, a excepción de él, se acercó para apagarlo, cuando lo hizo, tomó su camino para volver a la cama pero la radio volvió a sonar y esta vez más fuerte; el señor no sabía qué hacer, más que volver a apagarlo, cuando lo hizo su esposa bajó, le preguntó lo que pasaba y decidieron volver a la cama. Al día siguiente, el señor Pope decidió no ir a trabajar por sentirse mal, hablando de salud, se quedó acostado en el sillón más grande de su sala y se tomó las pastillas que su esposa le llevó, ella empezó a platicar con él sobre un accidente que había pasado en la manzana, le dijo que un señor atropelló al muchacho que repartía los periódicos y el muy sinvergüenza no se había parado a ayudarle, solo volvió a su carro para irse a donde iba, afortunadamente una señora alcanzó a ver la sombra del tipo, por lo que rindió su declaración con las autoridades para ayudar a atrapar al señor que dejó abandonado al muchacho.
Ante la noticia que le traía su esposa, el señor Pope empezó a preguntarle sobre el estado de salud del muchacho, hasta que se enteró que, desafortunadamente, éste había fallecido después de poco tiempo de ser atendido en el hospital; el señor no podía con la culpa, pero tampoco tenía planeado entregarse, por lo que se encontraba en una situación muy difícil en la que su comodidad estaba por encima de la justicia, no le dijo nada a su esposa porque a ésta no le habría parecido, e incluso lo hubiera denunciado con las autoridades correspondientes. La visita de un compañero de trabajo sacó al señor Pope de su ensimismamiento, era el “amigo” que le había hecho varios trabajos ese día que faltó para que a Oliver Pope no se le juntara tanto en su regreso, claro que el señor de la casa sabía las verdaderas intenciones de su compañero, quedarse con los mejores trabajos que tenía sobre su escritorio para que el jefe lo ascendiera en lugar de a él. Este no podía contener su ira, se sentía tan frustrado y enojado por no poder hacer nada para defenderse de las acciones que estaban haciendo en contra de él, pero no le quedó de otra más que quedarse acostado escuchando cómo alardeaba del buen trabajo que había hecho ese día. Lo siguiente que escuchó fue la misma noticia de hace rato, al parecer el muchacho muerto había impresionado a todos los de la manzana y todos lo conocía, ya que muchas se percataron de su ausencia inmediatamente; la esposa de Pope y su amigo platicaron un rato sobre el mismo tema hasta que nuestro protagonista no pudo más e inventó algo para correr a su compañero de trabajo; para desgracia del señor Pope, su esposa siguió hablando sobre el mismo tema mucho tiempo hasta que tuvo que salir por algunas cosas, cuando regresó le dijo a su esposo que ya tenían al culpable, él se espantó, pensando que alguien lo había visto en la escena, pero no pudo evitar sentirse un poco feliz al escuchar que su compañero de trabajo había sido considerado culpable por atropellar.
Al día siguiente, la culpa no podía con el señor Pope, hasta que decidió salir a caminar para respirar un poco de aire fresco, aunque estaba lloviendo, él decidió continuar con su caminata para tratar de sentirse inocente, aunque no lo era, iba un poco incómodo hasta que un carro se apareció atrás de él, el señor empezó a correr por toda la calle, tratando de escapar, pero se tropezó y estuvo a punto de ser atropellado por su propio carro, para su fortuna, éste se paró a tiempo y le abrió la puerta del pasajero para que se subiera, éste obedeció, el carro lo llevó hasta la comisaría e hizo que se entregara para que recibiera el castigo que se merecía por lo que había hecho. Después de eso aparece el mismo señor que al principio, el narrador, diciéndonos que para nosotros no es posible que un carro haga eso, pero en la dimensión desconocida todo puede pasar.
En este episodio vemos varias facetas por las que pasamos los seres humanos, a veces tenemos miedo de hacernos responsables por lo que hacemos, otras culpamos a los demás pos nuestras problemas y nos descargamos con ellos, a veces inventamos cosas para no sentirnos tan culpables y de tanto repetirlas llegamos a creernos lo que nos decimos, cuando sabemos que la realidad es otra, sin importar lo que hagamos no podremos cambiarla; otras veces nos sentimos amenazados por los que nos rodean, aunque seamos los únicos que nos damos cuenta y otras las personas menos indicadas o esperadas son las que nos dan los mejores consejos sobre lo que tenemos que hacer.
Yo he pasado por estas facetas y sé que es muy difícil aceptar que la mayoría de los errores que cometemos son por nuestra culpa, es más fácil echarle la culpa a los demás, justificarnos y tratar de sentirnos bien con nosotros mismos, como lo hizo el señor Pope para no delatarse con su esposa o como lo he hecho yo en varias cosas, por ejemplo, siempre que nos encargan un trabajo grande digo que le voy a avanzar, para que no se me junté todo al final, pero siempre sale algo por lo que no puedo hacerlo, algunas veces las excusas son horribles, pero me sirven para justificarme por no haber hecho mis obligaciones, como cuando hay un programa bueno en la televisión, en lugar de resistir las tentaciones que me pone la vida, caigo en ellas y me digo a mi misma es el descanso por haber trabajado antes o la preparación mental para lo que viene.
Otra cosa que me llamó la atención del capítulo y que te pone a reflexionar es que al final el carro es el que entrega al chofer, nos demuestra que a veces incluimos en nuestras acciones a gente que no quiere hacer lo mismo, porque sabe que está mal o que siempre hay una mejor opción, nos dice lo que piensa, pero lo ignoramos, obligándolo a que haga lo que queremos; hasta que al final lo que hacemos llega a consecuencias muy graves en las que la persona a la que obligamos a participar nos hace ver el lado bueno de las cosas, por fin la escuchamos y tomamos responsabilidad por lo que hacemos.
También me encantó el toque familiar y cotidiano que le dieron a la vida de Oliver Pope, un señor grande con problemas, malhumorado, como la mayoría de los que tienen trabajo en exceso y un sueldo muy bajo, pero eso sí; con una esposa que lo quiere y cuida sin importar lo que esté pasando o que no sepa lo que tiene su marido. Gracias a este episodio me pude dar una idea de lo que vivían mis abuelitos como pareja y apreciar lo que ellos veían con mis papás; programas en blanco y negro con buenas tramas muy bien actuados para la época en la que se transmitían.
El director, John Brahm, junto con el escritor de dos episodios de esta quinta temporada, Earl Hammer Jr., lograron que el tres de junio de mil novecientos sesenta y cuatro, la gente que tenía televisión en su casa disfrutara a Edward Andrews, Oliver Pope, en un excelente papel. Con una buena historia, argumentos para poder enredar un poco la realidad y la capacidad de actuar, dirigir y escribir bien, es fácil entender porque la gente amaba este programa; los sacaba de su realidad para disfrutar un poco de la fantasía que ofrecía, y sigue ofreciendo, la televisión.
Todos los capítulos iniciaban con la misma frase: “Está usted viajando hacia otra dimensión, una dimensión no solo de imágenes y sonidos, sino de la mente. Un viaje hacia un mundo fantástico cuyos límites son los de la imaginación. Su próxima parada, la dimensión desconocida,” seguida de un sonidito que semeja a las películas de terror antiguas, el comienzo de la historia de alguien, la introducción a la historia por un hombre de mediana edad con pelo y traje negro, y al final una lección de vida para los humanos.
El propósito de esta serie era crear conciencia en los humanos sobre la forma de llevar nuestra vida, era muy buena para su época que duró muchos años; pero cuando intentaron volver a transmitirla por la televisión, la realidad le mostró a los ejecutivos que en la actualidad las cosas que nos entretienen son diferentes, por eso la nueva edición de dimensión desconocida sólo duró una temporada de menos de un año al aire, demostrándonos que la gente cambia y lo que gustaba en otras épocas puede que ahora no llame la atención, y no porque estén mal actuadas las series o algo por el estilo, sino porque nuestros gustos ahora son diferentes.

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