Atenta invitación:
Hace unos meses publiqué un par de notas dedicadas a la celebración del saludo.
Generaron comentarios durante unos días que pasaron pronto sin que volviera a externarse el asunto.
Algunos saludaron más, otros saludaron como siempre y otros siguieron sin saludar.
Pareció que nos habíamos olvidado de la importancia del saludo en nuestro ámbito de estudios o en cualquier otro ámbito.
No fue así.
Los alumnos de primer semestre de preparatoria decidieron crear una celebración particular basándose en los trabajos presentados durante el segundo periodo del ciclo escolar.
Esos trabajos mostraron que el saludo puede ser una escultura; un salvavidas o pretexto para componer una canción.
Del saludo surgieron videos.
No resultó extraño ver personajes construidos con productos lego dejar atrás al tripulante de una nave espacial que por no saludar fue olvidado en un planeta inclemente.
Los alumnos interpretaron diversos tipos de saludo en presentaciones powerpoint o en cartulinas más o menos afortunadas.
El saludo comenzó a sentirse como algo vital para ratificar nuestra existencia.
Podría decirse: Saludo, ergo existo.
Mientras tanto la fecha del Día Mundial del Saludo se aproximaba con esa celeridad con que suelen llegar los veintiuno de noviembre que uno mira lejanos.
Por fortuna ya terminamos los temas incluidos en el programa del Taller de Lectura y Redacción I y el aula se volvió un espacio destinado a los ensayos.
La creación se volvió colectiva.
Las obras separadas disminuyeron las distancias y comenzaron a conformar una sola historia.
Una historia que será contada el martes 22 de noviembre, poco después del descanso de primaria y prepri.
Allá nos vemos.
Mientras tanto es vital no dejar de saludarnos.
Día Mundial del Saludo
La importancia de saludar
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