Desde que se tiene registro de las primeras
civilizaciones humanas, uno de los factores comunes que ha prevalecido a través
de los tiempos y sin el cual sería imposible el mero hecho de que una sociedad
exista, es la organización. Este aspecto no es sólo propio de las agrupaciones
humanas, pues todos los organismos de la Tierra se organizan a su manera, ya
sea en manadas, parvadas, rebaños y demás; eso sí, los humanos hemos hecho de
la organización algo bastante complicado. Si nos remontamos algunos siglos
atrás, nos toparemos, por ejemplo, con una infinidad de formas de organización
social distintas entre sí, como los egipcios reinados por faraones, los griegos
iniciadores de la democracia, los reyes sumerios de Mesopotamia, y los monjes
taoístas que aconsejaban a la población de una joven China. Más adelante, la
historia nos mostró que lejos de unirnos como sociedad, nos distanciamos
construyendo muros en forma de países, imperios, monarquías, ideales,
religiones y peleas egoístas por ver quién era mejor que los demás. A esto se
le sumaron los conflictos bélicos de inicios del siglo XX con los cuales se terminó
de dividir el mundo y cada nación tomaba su propio camino. Sin embargo, la
cereza del pastel fue, en mi opinión, la Guerra Fría.
Ésta, más que una batalla de ejércitos con el fin de
causar bajas al enemigo, fue una guerra de ideales impuestos por la fuerza que
tenía el único fin de dividir a la sociedad y girarla hacia cierto bando en
específico, para así ganarle al oponente. No hubo disparos, bombardeos, ataques
navales ni ciudades sitiadas, sólo propaganda degradante y amenazas vacías de
un posible conflicto nuclear, que lo único que causaron fue el pavor de las
masas. En palabras de Séneca: “El temor a la guerra es peor que la guerra
misma.”[1] Lo
único que buscaban las potencias era controlar a sus ciudadanos para obtener
una organización más sencilla, y ¿cómo lo hicieron? creando tensión y miedo al
enfrentar las dos corrientes político-económicas más populares de entonces: el
capitalismo americano y el socialismo/comunismo soviético. Tras analizar mucho
este conflicto, me propuse comparar y contrastar ambas corrientes con el
propósito de dar fin a la interminable discusión que ha prevalecido por tantos
años: ¿Capitalismo o socialismo, cuál sería la mejor forma de organización para
el mundo?
Comenzaré por definir ambos términos, para no causar
confusión. Según el Diccionario de la Real Academia Española, el capitalismo es
un “sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de
producción y en la libertad de mercado.”[2] En
un país capitalista, los bienes y servicios son propiedad de las empresas y los
administradores, y cualquiera puede acceder al mundo de los negocios
produciendo y comercializando bienes, además de que en esta teoría el Estado no
puede intervenir en las actividades comerciales, ya que son acciones del sector
privado fuera de su alcance. En el capitalismo existe también el libre comercio
y un mercado abierto a cualquier comerciante.
Por otra parte, el socialismo, según la misma fuente, es
un “sistema de organización social y económica basado en la propiedad y
administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución
de los bienes; teoría económica y política del filósofo alemán Karl Marx, que
desarrolla los principios socialistas de igualdad política, social y económica
de todos los hombres.”[3]
Para el socialismo, los bienes, servicios y modos de producción son todos
propiedad del pueblo, y son repartidos, administrados y consumidos por éste. El
socialismo es casi siempre malinterpretado como comunismo por haber sido ambos
acuñados en el célebre Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels,
pero son muy distintos. La principal diferencia es que en el socialismo se
pretende dar un trato justo y equitativo a todos los miembros de la población,
mientras que para el comunismo todas las personas son iguales y deben recibir
el mismo trato para “no discriminar”. Es por esto que se ve al comunismo de una
mala perspectiva e incluso se sataniza también el socialismo, pues en países
como Cuba, China y Corea del Norte la gente vive en condiciones deplorables
gracias a un gobierno comunista, que más cerca estaría del fascismo o incluso
de una dictadura absolutista, desechando por completo los ideales puros de
Marx.
En términos más simples, en un país capitalista, un
hombre con una cubeta de mangos puede plantar las semillas, tener árboles de
mango y vender sus frutos en el mercado para vivir de ello; en un país
capitalista, un hombre con una cubeta de mangos que ve que su vecino no tiene
ninguno, le daría la mitad de los suyos y ambos cultivan las semillas para que
todos tengan algo de mangos y la cantidad que cada quien tiene sea justa.
Algo que quisiera resaltar es la diferencia entre el
socialismo y el comunismo. Desde siempre mucha gente ha vivido engañada y en
confusión acerca de estos términos, y suelen relacionarlos más de lo debido,
incluso hasta mezclarlos y pensar que son lo mismo.
En el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedrich
Engels, uno de los documentos más importantes del mundo moderno (y quizás de la
historia), se explica de forma detallada lo que su ideal engloba. En el
capítulo 2, Proletarios y Comunistas,
se dice: “El propósito inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos
los partidos obreros: constitución de los proletarios en clase, destrucción de
la supremacía burguesa, conquista del poder político por el proletariado.”[4] Marx
y Engels buscaban unir a los miembros de la clase trabajadora, la más oprimida
de su época durante la Revolución Industrial, para que se apoderaran de los
medios de producción, así como de la clase burguesa que los poseía, y así
formar una organización liderada por el pueblo. Hasta aquí se puede definir
como socialismo o comunismo, pues ambos tienen la misma base, pero después en
el mismo manifiesto, se menciona lo siguiente: “En este sentido los comunistas
pueden resumir su teoría en esta fórmula única: abolición de la propiedad
privada.”[5] A
partir de este punto se marca una línea, pues el comunismo toma forma. Para los
comunistas, no debería existir la propiedad privada, que es el hecho de que
cada quien tenga pertenencias personales, si no que deberían repartirse entre
toda la población por igual. De ahí el término “comunismo”, de que todos
deberían ser iguales, comunes, sin distinción alguna.
Por otro lado, el socialismo es un poco distinto. Hasta
la parte de la abolición de clases y la toma del poder por parte del pueblo
ambas corrientes son casi lo mismo, pero difieren en el trato que dan a las
personas. Pierre Leroux, uno de los pioneros del socialismo, dijo lo siguiente
en cuanto al término: “Soy socialista sin duda, si se quiere entender por
socialista la doctrina que no sacrifica ninguno de los términos de la fórmula
Libertad, Fraternidad, Equidad, Unidad, sino que todos los aúna.”[6]
Leroux explica que un socialismo puro no elimina la libertad de una persona
quitándole sus bienes y su derecho de poseer algo, si no que le permite tener
lo que merece. No se busca una igualdad al punto de ver a todos como lo mismo,
sino crear una cultura de equidad en la cual todos obtengan lo que merecen y se
sientan satisfechos con lo que poseen. A cada quien se le da según lo que
necesite, y se le pide según lo que puede aportar.
Ahora, ¿hacia dónde va toda esta plática política tan
confusa? Veamos ahora los puntos buenos y malos que cada teoría representa,
para así formarnos un criterio propio cuál sería mejor y más conveniente
aplicar.
Primero hablemos de las necesidades que cada uno busca
satisfacer, pues todo alrededor de lo que cada quien quiere para sí mismo. El
capitalismo está abierto a mercados internacionales, comercio exterior y
negociaciones de todos los tipos existentes, por lo tanto cada comerciante
puede obtener sus propias ganancias y aumentar su fortuna. El objetivo de un
país capitalista es obtener ganancias económicas cada vez mayores, y de hecho
más que un objetivo es una consecuencia de que sea capitalista. Al no poder el
Estado intervenir en las actividades comerciales privadas, queda sobre los
empresarios el peso de enriquecer al país en términos de inversión extranjera,
comercio exterior, establecimiento de franquicias, exteriorización del producto
nacional, entre muchas más actividades económicas. Lo que el Estado hace en
esta situación es crear lazos y relaciones con otros países para abrir más el
mercado, esto mediante tratados y convenios.
El socialismo, por su parte, no tiene como meta acceder y
permanecer en un mercado internacional competitivo, sino que busca satisfacer
las necesidades de la clase trabajadora en conjunto, ya que es el gremio más
grande de la sociedad. Albert Einstein, fiel socialista, escribió: “Es
evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un
hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas
y de las abejas.”[7] En este ejemplo
representado con insectos, Einstein explica de una forma muy práctica la
necesidad de los seres humanos de ayudarse entre sí para formar una sociedad
auténtica, no sólo de conceptos, también de acciones. El socialismo no busca
satisfacer a los montones de empresarios quienes, a pesar de que sus rebosantes
fortunas cada vez crecen más al punto de abarrotar instituciones bancarias,
encuentran siempre formas nuevas de ganar más dinero. Por el contrario, busca
ayudar a los que hacen posibles esas fortunas, a los trabajadores que casi se
matan trabajando por hacer de una empresa de calidad lo que es. Muchas veces
ellos son los que se esfuerzan más, y reciben menos. Ya lo dijo Félix el Gato,
“La persona que tiene que hornear un pan para ganar el dinero para comprar una
rebanada no es libre”[8].
Otro punto a desarrollar es el asunto de la propiedad
privada. Del lado del capitalismo, la propiedad privada es por completo
aceptada, no se impide que cualquier particular posea empresas, acciones o
propiedades, ni que haga uso de ellos como desee. Por el mero hecho de estar
abiertos a un mercado global que crece de forma constante, es imposible
cerrarse al comercio y la adquisición de nuevos bienes, y es por eso que se
permite e incluso se exhorta la propiedad privada. En un país capitalista, como
lo son la mayoría en el mundo, hay mucha cultura de relaciones exteriores,
comercio con otros gobiernos, empresas privadas y de dominio público, es poco
común un país que se cierre al comercio y consuma producto local más que nada.
Gracias a la globalización se han maximizado las relaciones entre países, dando
pie al establecimiento de empresas antes poco comunes en ciertos sitios y que
ahora casi que los han abarrotado. Aunque tiene sus puntos buenos, yo pienso
que es algo malo, pues a largo plazo permitirá la degradación del comercio
local y la producción por parte del pueblo de las mismas naciones que permiten
la entrada a tantas franquicias. Como dijo el poeta surcoreano Ko Un: “Sin
embargo, el fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los
mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales, su identidad,
además de deteriorar su capacidad creativa.”[9]
Estoy muy de acuerdo con él, pues gracias a la globalización las culturas, más
que unificarse, se están desprendiendo de sus raíces para formar un solo
mercado global, más orientado a los intereses de las empresas que de la gente.
Por su parte, el socialismo ve la propiedad privada no
como algo malo, sino como algo que puede dificultar o impedir la justa repartición
de los bienes entre la población, por lo que se permite la propiedad personal
hasta cierto punto, según el lema de Karl Marx, “de cada cual según sus
capacidades, a cada cual según sus necesidades.”[10]
Uno puede tener lo que quiera, pero hasta el límite de que no se exceda a
obtener bienes que no necesita mientras otros sí. La razón de que se llame
socialismo es porque los miembros de la sociedad deben ser recíprocos entre sí,
y prestar u obsequiar los bienes que no les sean necesarios a los que no los
tienen. Asimismo, el Estado que funja como regulador entre las actividades del
pueblo debe asegurarse de que todos tengan lo que necesitan, que a nadie le
falte. Es por eso que la propiedad privada se permite, pero es regulada con
objeto de no impedir la sana convivencia entre la población.
Algo muy importante que resaltar es el tipo de producción
que se lleva a cabo en cada uno de los sistemas. El capitalismo se enfoca en la
producción personal, un trabajo individual que, gracias al esfuerzo de cada uno
por su parte, puede generar ingresos para esa misma persona. Es por esta razón
que existen tantas mega corporaciones con fortunas impresionantes, las cuales
han llegado hasta donde están mediante trabajo duro y esfuerzo de un
emprendedor. Carlos Alberto Ruizvelasco, fundador y CEO de la empresa mexicana
de moda CLOE, dice al respecto:
No vendemos por precio sino por diseño, calidad y
detalle; el cliente reconoce esto y está dispuesto a pagarlo. Por esto, nuestro
primer ingrediente para lograr la excelencia es la mano de obra y los
materiales para tener el producto que queremos vender en el mercado.[11]
Su política de excelencia es lo que le ha ayudado a su
marca a posicionarse en un puesto muy alto dentro de un mercado internacional
bastante demandante. Hoy en día, CLOE es reconocida en todo el mundo como una
de las marcas mexicanas más importantes gracias a sus estándares de calidad, y
es así como el señor Ruizvelasco ha hecho su fortuna.
El socialismo, por su parte, enfoca su visión sobre
producción en una inversión colectiva, con trabajos que den frutos para toda la
sociedad. En un país socialista no hay mucha producción empresarial que dé como
resultado ganancias para privados, sino que existen empleos con el fin de
satisfacer las necesidades de la población en conjunto. Esto es un punto
bastante bueno porque permite la colaboración y el trabajo en equipo de mucha
gente, generando confianza, tolerancia, respeto y una actitud positiva de
emprendimiento entre las personas. El fundador y director de Yakult México,
Carlos Kasuga, dijo una vez:
Éstas pequeñeces hacen que la gente se sienta bien y
tomada en cuenta. Y es que más que en el sueldo económico, se debe pensar en el
sueldo moral que se le da a la persona. Hay que hacer que el ser humano se sienta
útil, necesario, respetado y querido en una empresa.[12]
El señor Kasuga tiene una visión más humana del trato a
la gente que muchas empresas de producción masiva, y se preocupa por el
bienestar de sus empleados, como dicta el socialismo. De esta forma se
satisfacen las necesidades de todos, según lo que merecen y pueden dar.
El último punto que quisiera desarrollar es quizás el
motor de este ensayo: la organización política, económica y social según cada
sistema.
El capitalismo, por ejemplo, suele ir de la mano con
conceptos como la república, la democracia, el parlamentarismo, e incluso la
monarquía. En un país de este tipo se separan las transacciones comerciales de
la parte política de la nación, teniendo el gobierno poca o casi nula presencia
en las relaciones comerciales. Es por eso que el predominio de franquicias y
corporaciones privadas es común, además de que cada día aparecen nuevas ideas
emprendedoras para fundar empresas. La economía suele ser llevada en conjunto
por los privados y el sector público gubernamental, por lo cual el mercado no
tiene tantas limitaciones por parte del gobierno, al contrario, lo regula
mediante leyes como el Código Mercantil. Las ventajas de contar con el
capitalismo son muchas, pues permite a los ciudadanos ejercer sus derechos y
libertades (votar, comerciar, libre tránsito, libre pensamiento, etc.), permite
el acceso a innumerables bienes y servicios, y promueve el crecimiento
económico de un país. Sin embargo, también cuenta con un lado oscuro, pues no
se enfoca en el desarrollo y bienestar común, sino que está más inclinado a la
libertad individual, el progreso de cada quién por su parte, y esta búsqueda de
la mejora personal en ocasiones hace que ocurra una deshumanización y se pierda
la noción de reciprocidad entre las personas de una comunidad.
El socialismo por su parte está más inclinado a resolver
las necesidades básicas de la población. No hay autoridades imponentes que
dicten lo que los ciudadanos deben o no hacer, sino que la gente se organiza
para hacer lo que sea mejor para todos en conjunto. Como dijo Lenin: “El
objetivo del socialismo no es únicamente eliminar el fraccionamiento de la humanidad en pequeños
Estados y todo aislamiento de las naciones, sino también la fusión de éstas.”[13]
El revolucionario ruso por excelencia hablaba muy claro cuando decía que se
buscaba eliminar las divisiones y unir a los pueblos, ya que buscando el bien
individual y creando barreras no mejora la humanidad, se hunde más. Creo que es
lo que nos falta en la sociedad actual, un poco más de empatía. Si gente como
Donald Trump, Vladimir Putin y Kim Jong Un, por ejemplo, dejaran de aislarse en
su propio mundo de negocios egocéntricos y se conectaran mejor con los demás,
este mundo sería algo completamente diferente.
Tras un arduo trabajo de investigación, mucha lectura y
una constante comparación entre dos ideales que parecen distanciarse más cada
vez que son enfrentados, llegué a la siguiente conclusión como respuesta a mi
pregunta inicial: De ambos sistemas de organización política, económica y
social, no hay uno que sea mejor que el otro, ambos tienen sus altas y sus
bajas. El capitalismo puede ser bueno en cuanto a mejoras en la economía, posicionamiento
elevado en el mercado global y alzas en el PIB y el valor de la moneda de cada
nación, así como puede causar empobrecimiento de las clases bajas, desbalanceo
en los sueldos otorgados y una inclinación de las clases altas a poseer y
comerciar tanto que se olvidan de ayudar a los que no tienen suficiente.
Asimismo, el socialismo puede ser muy útil en cuanto al trato equitativo que
ofrece a todas las personas por igual, al planificar la economía en base a las
necesidades sociales de mayor proliferación y al enfocarse en mejorar una
sociedad en conjunto más que a cada individuo, pero pueden contrarrestarse
estas cualidades con la inexistencia de la competencia en forma de superación
personal, el posible pago insuficiente según el trabajo que se desempeñe y la
abolición de la propiedad privada.
Lo que haría la diferencia sería cómo se aplique en la
sociedad. Mientras se ponga todo el esfuerzo en saciar las necesidades de la
gente y otorgarles una calidad de vida buena, no debe haber problema. Y es
justo aquí donde muchos han fallado. Entre los países capitalistas que se han
olvidado del espíritu de crecimiento y desarrollo personal para sustituirlo por
una carrera constante de acumular riqueza banal, figuran los Estados Unidos de
América, Alemania y el Reino Unido recién salido de la Unión Europea, quienes
se han enfocado demasiado en la riqueza personal que olvidan atender las
necesidades de sus ciudadanos. También, entre los países que se dicen
socialistas pero han deformado ese ideal hacia un comunismo totalitario, vemos
a Corea del Norte, Cuba y una Rusia confundida entre capitalismo, comunismo,
socialismo y semipresidencialismo, los cuales han llevado a un trato inhumano
de la gente y un deseo creciente en ellos de dejar su patria para ser libres
por fin. El novelista español Miguel Delibes escribió una vez: “Para el que no
tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de
vivir con bastante facilidad.”[14]
Concuerdo con él en gran manera, pues la gente de hoy en día ya no se quiere
esforzar en sociedad, sino que quieren que la sociedad se esfuerce para ellos y
así vivan bien, sin mover un dedo.
Como última reflexión, quisiera comparar todo este asunto
con un libro clásico de la literatura moderna, Rebelión en la Granja. En él, los animales de una granja inglesa se
rebelan contra el granjero opresor y violento que por tantos años abusó de
ellos para obtener ganancias, e instauran una nueva forma de organización donde
todos participan en las decisiones importantes y trabajan para ellos mismos, no
para alguien más. Todo marcha bien hasta que un grupo de animales, los cerdos,
comienza a tomar control de la granja y hacer que el resto de los animales
trabajen de más y los mantengan a ellos. Ahí se marca una diferencia de clases
entre las especies, y los cerdos se sienten superiores a todos, pensando que tienen
el derecho de oprimirlos y sacar provecho de su esfuerzo.
Este libro es una clara representación de la eterna lucha
de clases que describió Marx y que, aunque no sea tan notorio, prevalece hasta
nuestros días. Todos quieren ser superiores a los demás y sacar provecho de
otros para su propio beneficio. Es por esto que se forman las “clases altas” o
“clases superiores”, por el egocentrismo de muchos. Una frase que me impacta
siempre de este libro es la siguiente, mostrada cuando los cerdos ya han tomado
posesión casi completa de todo en la granja: “Todos los animales son iguales,
pero algunos animales son más iguales que otros.”[15]
Con esto, Orwell quiso expresar la creencia de los altos mandos mundiales y
empresarios de más alto calibre, de que son superiores a otros y no merecen
estar con la gente común, lo cual me parece muy triste y me hace dudar de la
preocupación que dicen tener los políticos de cuidar del pueblo, si es en
verdad genuina o sólo una excusa para recaudar votos fondos y llenar de
billetes sus cuentas de banco.
Sólo me queda hacer una pequeña crítica a la organización
mundial de la actualidad y a todos los peces gordos de la política (que lo más
probable es que nunca me lean, pero no está de más darles algo de
retroalimentación). Si nos fijáramos más en ayudar al necesitado que en pedir
ayuda que no necesitamos, todo sería muy diferente. Debemos desarrollar algo,
aunque sea un poco, de empatía, agradecer por lo que tenemos, aportar al que no
tiene y tener un espíritu de compasión, que parece estar extinguiéndose. Si
todos ponemos un poco de nuestro esfuerzo en ello, no importa si estamos en un
país capitalista, socialista, comunista, absolutista, monárquico o
completamente desorganizado, al menos habrá un poco de humanidad, que es lo que
más se necesita en tiempos como éstos.
BIBLIOGRAFÍA
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¿Por qué socialismo? Albert
Einstein. Monthly Review New York, 1949.
·
Crítica del Programa de Gotha. Karl Marx. Ediciones ElAleph, 2000.
·
Del individuo y del socialismo. Pierre Leroux. Revue encyclopédique, 1833.
·
Diccionario de la Real Academia Española. Versión digital: www.rae.es
·
Entrevista realizada por la revista
electrónica El Cultural a Ko Un.
·
Entrevista realizada por la revista Entrepreneur a Carlos Alberto
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·
Entrevista realizada por la revista Forbes México a Carlos Kasuga Osaka.
·
http://www.teinteresa.es/cultura/citas-imprescindibles-Miguel-Delibes_0_1670233220.html
el 20/03/2017.
·
https://es.wikiquote.org/wiki/Guerra
·
La enfermedad infantil del ‘Izquierdismo’ en el comunismo. Vladimir Ilyich
“Lenin” Ulyanov. Obras Edición Argentina, 1975.
·
Manifiesto del Partido Comunista. Karl Marx y Friedrich Engels. Ediciones
ElAleph, 2000.
·
Pat Sullivan’s Felix the Cat. Pat Sullivan. Felix
Comics, Inc., 1955.
·
Rebelión en la Granja. George Orwell. Editorial Debolsillo, 2013.
[4] Marx, Karl y Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista. Ediciones
ElAleph, 2000. Pg. 50.
[5] Marx, Karl y Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista. Ediciones ElAleph, 2000. Pg. 51.
[9] Un, Ko. Extracto de una
entrevista realizada por la revista electrónica El Cultural. Consultada en: http://www.elcultural.com/revista/letras/Ko-Un/19758
el 24/11/2018.
[11] Ruizvelasco Tapia, Carlos
Alberto. Extracto de una entrevista realizada por la revista Entrepreneur. Editorial iasa
Comunicación. Volumen 24, no. 07, edición Julio 2016. Pg. 16.
[12] Kasuga Osaka, Carlos. Extracto de una
entrevista realizada por la revista Forbes México. Consultada en:
https://www.forbes.com.mx/carlos-kasuga-el-lider-detras-de-yakult/#gs.e8vBCJ8 el
15/03/2017.
[13] Ulyanov, Vladimir Ilyich “Lenin”. La enfermedad infantil del
‘Izquierdismo’ en el comunismo. Obras Edición Argentina, 1975. T. 31, pg. 87.
[14] Delibes, Miguel. Frase
popular del autor. Consultada en: http://www.teinteresa.es/cultura/citas-imprescindibles-Miguel-Delibes_0_1670233220.html
el 24/11/2018.
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