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sábado, 24 de noviembre de 2018

Personas tóxicas / Norma Lizeth Puente Aguirre



Enero 2017

Preparatoria, Segundo Semestre
Taller de Lectura y Redacción


Copyright © 2017 por Norma Puente. Todos los derechos reservados.
Dedicatoria:

A las personas tóxicas que he conocido, gracias por inspirarme.
Hipótesis


El objetivo de este ensayo es demostrar que vivimos en una sociedad llena de personas tóxicas, es decir, gente que no aporta nada más que cosas negativas; mi propósito es darte a conocer cuáles son para mí y cómo evitarlas para seguir adelante en este camino llamado vida.

Introducción

Estamos rodeados en una sociedad donde existen todo tipo de personas; buenas y malas. Por lo cual, no podemos poner nuestra confianza en todos, porque nunca sabemos las verdaderas intenciones de alguien, no sabemos quién se interesa de manera sincera por nosotros y quién lo hace solo para enterarse de nuestros problemas  para después disfrutar de ello.

              “Querida persona tóxica, después de todo el daño que has hecho he sentido ganas de que te pase algo malo. Después pienso… ¡Para qué! Si lo malo ya lo llevas por dentro”. [1]

            En nuestra vida cotidiana, no debemos esperar aplausos de parte de alguien, porque esas manos pueden ser las mismas que te den una bofetada después; a lo largo de nuestro camino nos vamos encontrar con desilusiones de parte de la gente, pero siempre tenemos que seguir hacia delante y luchar por nuestros sueños.

           “¡Debemos seguir! Siempre debemos seguir”. [2]



Contenido

Diferentes tipos de personas tóxicas..................................................................................................

Evítalas y sigue adelante……………………………………………………………………………

Mi historia alrededor de personas tóxicas…………………………………………………………..

Y yo, ¿soy una persona tóxica?..........................................................................................................



Diferentes tipos de personas tóxicas
Hoy en día, las personas más tóxicas que puedes conocer son aquellas que no lo aparentan. Aquellas que tienen una máscara encima de esa maldad que cargan día tras día, esas que no importa dónde, cuándo ni cómo estén, siempre encuentran una manera de hacer sentir mal a la gente y aun así, siguen llamándose amigos.
              “Todos los monstruos son malos, pero los monstruos que no se mueven ni hablan como monstruos son los peores de todos”. [3]
              Hago referencia a esta frase, porque nunca sabemos cómo son los pensamientos de una persona en verdad. Hay personas tan reservadas que se guardan todo para ellos; hay otras que no, que hablan y ríen, pero en el momento menos esperado, nos defraudan. A esas personas, se les llaman hipócritas; esas que dicen ser tu amigo o amiga y que te aman, sin embargo nunca están para ti y cuando lo están, buscan de una u otra manera utilizar ese tiempo para destruir un comentario o acción que hayas dicho o hecho, puesto que a ellos no les parece nada que pueda opacar su luz, es por eso que intentan opacar la de los demás en toda oportunidad presente.
              La gente como esta es peligrosa, porque la mayoría de las veces no es fácil distinguirlas en poco tiempo, son inteligentes, saben lo que hacen y a lo que se enfrentan. Muchas veces, estas personas tienden a ser así para sentirse aceptados por toda la sociedad, me refiero a que por quedar bien con todos, hacen lo que sea para conseguirlo, la mayoría de los casos lo hacen contando, inventando o criticando algo. Tienen mil versiones de un solo tema para cualquier persona y sus mentiras nunca terminan.
              Una persona hipócrita es superficial en su apariencia, no profundiza en las conversaciones ni en los temas, marca barreras y no se deja conocer tal y como es, quiere mostrar su vida con brillo y color.
              También, existen esos que sólo se acercan a hablarte por interés, pero cuando obtienen lo que tanto buscan, se alejan y nunca más vuelves a saber algo de ellos. Siempre van a poner su mejor empeño para que le cuentes todos tus secretos o le platiques cosas de alguien más, esto lo guardan y cuando lo requieren lo dan a la luz con otra persona a tus espaldas. “El que te habla de los defectos de los demás, con los demás habla de los tuyos”. [4]
              Las personas tóxicas conviven por todo el mundo, están más cerca de lo que crees y hay más de las que imaginas. Otro ejemplo son las personas que les gusta causar envidia, los presumidos.
              Ellos, viven de los aplausos de la demás gente; están tan concentrados en demostrar lo que tienen que se olvidan de disfrutarlo en realidad. Lo peor de todo, es que muchas veces presumen lo que no son y lo que no tienen, así que quedan mal; a estas personas no se les escapa un minuto de su vida en donde puedan hablar de ellos, se aluden para que otros lo hagan, de esta manera los halagos nunca terminan. Se creen poseedores de lo que otros no tienen y además superiores, cosa que los ayuda alimentar su ego.
             Son el centro de todo; al menos eso piensan ellos, pero si alguien más dice lo contrario se enfurecen puesto que la atención de los demás es su cosa favorita.
              Exageran tanto con el propósito de resaltar en la sociedad; la única conversación que conocen y quieren escuchar se trata acerca de ellos.
             La mayoría de la gente presumida habla de lo material, de lo que les regalan, compran y tienen; es más fácil para ellos ya que no pueden destacar su personalidad. “Mucha gente presume lo material porque como personas no valen nada”  [5]; como mencioné, estas personas se llaman presumidas, pero también reciben el nombre de arrogantes. Esto, porque la envidia de tus logros o de cosas que tienes pueden llevar a las personas inseguras a mostrarse de esa manera, para convencerse de que pueden hacer todo mejor que tú y
merecen cosas más importantes de las que tú tienes; tienen temor a quedar en ridículo e intentarán forzar todo dentro de su estrecha visión del mundo para no tener que dar explicaciones. Todos los días cargan en sus hombros una preocupación obsesiva por su imagen pública que no los deja ser felices; tanto, que pueden darse el mérito de un logro de alguien más para demostrar su imaginario talento. “Hay personas tan frívolas, que son tan incapaces de tener verdaderos defectos como sólidas cualidades”. [6]
              Podemos confundirnos acerca de estas personas y las personas competitivas (que son otra clase de gente tóxica), por eso, quiero recalcar la diferencia. Los competitivos no presumen, pero sí se empeñan en conseguir y ser lo mejor. Le dedican tiempo y vida a la gente que ellos envidian; observando y analizando conductas, gustos, logros, entre otros; para así, tratar de ser mejores dejando a un lado su verdadera personalidad. En algunos casos, se enfocan tanto en tener el primer lugar en todo que no importa si algo no les gusta o satisface, intentan hacer lo mismo que alguien más para demostrar que ellos también pueden; sintiéndose insatisfechos por la falta de agrado hacia la acción, pero satisfechos por el resultado, ganar y ser el mejor.
              Muchos de ellos, tienen una falsa amabilidad con el fin de que la gente los considere como la persona más encantadora, pero con aquella con la que compite, no lo es. Intenta acercarse lo más que puede para saber cómo es que hace las cosas; algunas veces, llegan a ser tan descarados que preguntan sin rodeos acerca de algo para saber cuáles son y cuáles serán tus movimientos. Se mueven en silencio para que nadie preste atención a lo que planean hacer y así, resaltar cuando consiguen su objetivo.
              Pero también, entre nosotros convive la gente competente que no daña a otra persona. Me refiero a la gente que así en sus calificaciones y/o en el deporte que practica, pero al fin de cuentas, competir en esto no es competir con otros, sino consigo mismo; es decir, superarse cada día para crecer hasta llegar al lugar dónde quieras estar.
              En cambio, la gente que le gusta hacer menos el triunfo de alguien para poder disfrutar el suyo, es la mala. Esas personas que están detrás de ti para jalarte hacia abajo, pisarte y poder ellos subir.
              Estas personas, se llenan de actitud, valor y coraje para poder llegar a su meta, lo cual no está mal, pero muchas veces no miden sus acciones y terminan dañando a otros o aún peor, los demás se alejan para que no compitan con ellos. Las personas competitivas tienen fanatismo por ser los número uno en cualquier ámbito, porque si no lo llegan a ser se sienten pequeños y les da miedo no tener autoridad en los demás. Su necesidad es sentirse grandes estando encima de todos. “Grande es aquel que para brillar no necesita apagar la luz de los demás”. [7] Ahora que mencioné la palabra autoridad, quiero hacer hincapié a otra persona tóxica que no es nadie más que la autoritaria; esa que quiere poner reglas en todos para que las cosas se hagan justo como ella/él lo indica. Personas así, son conocidas por su carácter débil y digo débil, porque no saben controlarlo; explotan de manera fácil y rápida cuando no les gusta algo y siempre quieren cambiarlo. Para ellos, no existe la voz de los demás, sólo la suya y lo que ellos digan se tiene que hacer, pero de manera concisa y correcta. Son enojones, desesperados y envidiosos. Un claro ejemplo son los jefes, alguien que tiene en la palma de su mano a todos; quieren el control del mundo, porque piensan que es suyo y que pueden hacer y deshacer lo que a ellos les plazca. Llegan a humillar y amenazar a la gente cuando rechazan una orden suya. Existen dos tipos de personas autoritarias, los líderes y los acabados de mencionar, jefes.
              Los líderes aconsejan, guían, inspiran entusiasmo, hablan de “nosotros”, se preocupan por la demás gente y comparten los triunfos; los jefes mandan a las personas, inspiran miedo, hablan de “yo”, presumen sus éxitos y no reconocen el mérito de sus colegas.
El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en números y en fichas, deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas. [8]
Con esto quiero decir que las personas autoritarias creen ser tu jefe en cualquier ámbito, sea escolar, social, educativo, entre otras. Son unos locos por tener liderazgo, que terminan haciéndolo mal. Pero también, existe lo contrario de esto, el pesimista; nuestro amigo, compañero, conocido, pariente que donde sea que está tiene que verle el lado malo a las cosas, es negativo y se da por vencido a la primera, incluso a veces ni siquiera lo intenta porque lo único que tiene en su mente es un “no puedo”. Les afecta todo y dicen estar lastimados cuando la verdad es que piensan que son los únicos en el mundo con algún problema o circunstancia fuera de lo normal. Viven en un planeta donde todas sus respuestas son “no” que hacen que los que estén a su alrededor también se involucren, por lo cual se hace un círculo vicioso. Ellos se demuestran como víctimas indefensas ante todos; si algún día estás al lado de alguien así, podrás escuchar cómo es que se quejan de su pasado, presente y hasta su futuro. Debemos tener cuidado con ellos, porque harán hasta lo imposible para que te des cuenta de las cosas malas que hay a tu alcance, le darán colores grises y negros a tu vida, te llevarán la contraria, no les gustará verte feliz y siempre tendrán un recurso para hacerte sentir mal. Son apagados, antipáticos y nunca quieren hacer algo, ni sus obligaciones. No creen en el amor ni en la amistad, se dicen llamar relativos y honestos cuando sólo son tóxicos. “Ningún pesimista ha descubierto nunca el secreto de las estrellas, o navegado hacia una tierra sin descubrir, o abierto una nueva esperanza en el corazón humano”. [9]
              Cambiando de manera radical la persona tóxica, me gustaría dar mi opinión acerca de una que a pesar que algunas veces sea amigable y buena onda, es mala para nuestro proceso; la gente desordenada. Sé que es normal que en este presente haya en todas las escuelas alguien así, chistoso y chido, pero es nuestra responsabilidad comportarnos con compromiso y dedicación a lo que en verdad importa, prestar atención. El propósito de los desordenados es llevar la vida ligera y fácil sin preocupaciones; ellos se dan cuenta que lo están haciendo bien cuando los de su alrededor empiezan a hacerles caso, a reírse de lo que dicen y hacen, a llevarles la corriente y en algunos casos empiezan a ser como ellos, platicadores, desorganizados, incumplidos e indisciplinados. Una vez que lograron su objetivo, se enfocan en seguir causando risa o siendo los más cool de su entorno que se olvidan de la demás gente, son irrespetuosos y cero atentos con las personas que no estaban al principio riéndose de sus maldades; un ejemplo claro y sencillo de ver, con los maestros. Claro está, que cuando un alumno es desordenado el maestro o la maestra siempre intentará llamarle la atención para que deje de comportarse de dicha manera, nunca le va aplaudir por lo que hace ni mucho menos se reirá con él/ella después de haber interrumpido su clase. El problema, es que los otros compañeros con la inocencia en sus manos no se dan cuenta de esto, creen que están viviendo el momento y que algunas risas no afectan a nadie, pero créanme que sí y hasta a ti te puede llegar a afectar ya que es como darle rosas a una bailarina después de su presentación, estás apoyándolo, diciéndole que es el mejor y que lo disfrutaste. Le estás diciendo un cálido, pero incorrecto “felicidades”. “Si queréis saber cómo habita el alma en el cuerpo, os bastará observar cómo usa el cuerpo de su cotidiana habitación: si está es desordenada y confusa, desordenado y confuso será el cuerpo poseído por el alma”. [10]

                                                            Evítalas y sigue adelante
Se dice que la vida es un hermoso sendero para andar, pero ¿cómo podemos estar seguros de eso?
              En la actualidad, vivimos en una sociedad poco honesta, por lo tanto poco feliz. Existen dos tipos de momentos, los buenos y los malos, los cuales son hechos por nosotros, las personas. “Somos nosotros quien le ponemos el ritmo a la vida”. [11]
             Es normal tener que pasar por malas rachas, sentir que vamos caminando debajo de una nube negra con muchos truenos o que vamos cayendo dentro de un abismo. Lo triste, es que hoy en día todo eso puede ser provocado por una sola palabra o acción hecha por un humano.
              Tendemos a descontrolarnos cuando algo no nos parece y/o enfurecernos cuando las cosas no salen como las planeamos; sin darnos cuenta que estamos siendo tóxicos en nuestra propia vida dañándonos de diferentes maneras, una y la peor, creerte la opinión de alguien más acerca de ti.
              A las personas, siempre les darás un motivo por el cual hablar, habrá gente que quiera humillarte, superarte y verte sufrir, pero tú decides escoger la decisión de tirarte al suelo y patalear, o levantarte y caminar encima de ellos ignorándolos y siendo feliz. “Si algo no te agrada quítale el único poder que tiene, tu atención”. [12]
              Es importante que te conozcas a ti mismo, que sepas lo que en realidad eres, de dónde vienes, qué quieres ser y a dónde quieres llegar. Jamás permitas que alguien se entrometa en tu vida y te diga lo contrario de todas tus respuestas. Ten la cabeza bien en alto, hazles saber que nadie puede cambiar tu propia opinión de ti, quiérete lo suficiente para saber lo mucho que vales y ámate de tal manera que nadie pueda hacerte daño. Respétate y date a respetar, se honesto y saludable contigo y por nada te rindas cuando quieras hacer algo, no dejes que una persona te diga que no puedes, que eres débil o incapaz. Cometes un error cada que tomas las críticas de los demás de manera personal, seguro sólo lo hacen porque no tienen dónde más ocuparse. No los escuches, no pierdas tu tiempo en personas que no lo valen, no dejes tu esencia por lo que afuera dicen de ti; si es falso, al menos tú lo sabes, así que no tienes por qué preocuparte, porque los verdaderos amigos y la gente que te quiera de forma honesta no se irá de tu lado por un rumor o varios chismes hechos por gente tóxica. Despreocúpate, vive tu vida y deja que otros malgasten la suya.
Tu tiempo es limitado, no lo malgastes viviendo la vida de otro, no te quedes atrapado en el dogma que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No permitas que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior; ten el coraje de seguir a tu corazón e intuición, de algún modo, ellos ya saben lo que quieres ser. Todo lo demás, es secundario. [13]
Si te encuentras dentro de un mal momento por culpa de alguien, déjame ayudarte.
              Sé que las cosas no van bien, que te sientes fatal y te duele el corazón, pero todo eso es un proceso para que seas más fuerte; cuando el tiempo pase, te darás cuenta que gracias a eso te convertiste en la persona más irrompible que conozcas, que a veces hay que pasar por los malos momentos para disfrutar de los buenos, que la vida siempre te pondrá y quitará cosas o personas de tu camino para que aprendas a valorarlas; pero al final, siempre tendrás una lección que te durará toda tu vida. Si algo no te parece, no lo calles. No tengas miedo de expresar tus sentimientos, de decir lo que sientes y lo que está consumiendo tu mente; habla, grita si es necesario. Haz que tu voz se escuche, demuestra que tienes el valor para demostrar que todo tiene un límite y un final, no es bueno guardarse todo, porque eso es inundar tu corazón de lo que quieres, pero no dices; deja que tu voz interior salga, no la amarres ni la calles, porque lo que ella dice es lo que en verdad eres. “No acumules silencios, grita de vez en cuando”.  [14]
              No te quedes sentado viendo cómo la vida pasa y te golpea cada día más, párate y detenle el puño, que todos sepan que no eres feliz. Total, no creo que alguien se salve de pasar los mismos momentos dónde te encuentras tú. No pierdes nada cuando lo intentas todo, atrévete a ser feliz.
Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad. [15]
              La vida pasa como nosotros queramos, tenemos la opción de quedarnos acostados o pararnos y caminar hasta llegar al lugar donde queramos estar y para llegar ahí, tal vez nos equivoquemos y fallemos, pero nunca debemos dejar de dar todo de nosotros. Preservar por lo que queremos hasta alcanzarlo y si tú ya has luchado mucho por lo que tanto quieres, pero no lo consigues y estás empezando a creer que lo que dicen allá afuera de ti es verdad, déjame decirte que esa es la razón por la que no has podido llegar a la cima. Cuando hagas algo, hazlo por ti, por tu bienestar; no tienes la necesidad de ser o hacer algo para complacer a otros, para que te aplaudan y digan que eres lo máximo. Hazlo por ti, porque te emociona y apasiona, pero sobre todo por tu propia felicidad. “Si quieres vivir una vida feliz, átala a una meta, no a una persona o un objeto”. [16]
              Si te encuentras en un momento de la vida lidiando con una persona tóxica sin saber el porqué, yo te lo haré entender. Tu vida ni la de alguien más nunca será perfecta tal vez en un  momento lo sea, pero los momentos no existen para siempre. No puedes tener resuelta tu vida, no puedes evitar los problemas ni mucho menos saltarte las páginas en donde todo se pone difícil, porque eso es lo que le pone sentido a tus días. Siempre he dicho que la vida de todo ser humano es como los libros. Siempre habrá un climax, un problema, una causa, una persona que provoque desordenes emocionales en nuestro crecimiento, pero también, siempre habrá una solución, una recompensa, una consecuencia y sobre todo un final que nos hará saber que todo valió la pena. “Estamos en este mundo para dar vueltas. Si no te mareas, lo estás haciendo mal”. [17]
              Me atrevo a comparar los problemas con dos agujetas del tenis; aunque estén amarradas, sigues caminando y a veces puede que tengas más apretado el tenis que otros días y te paras a desatarlo un poco, sin embargo después de esto regresas a tu camino y ya está. O como cuando nuestros cables de audífonos se enredan, no paramos de intentar arreglarlos hasta que se desenredan por las ganas que tenemos de escuchar música. Así es la vida, las ganas que tengas de vivirla serán lo mismo a lo mucho que te esfuerces en quitar cualquier obstáculo que te interrumpa; algunas veces esos obstáculos serán personas, unas más grandes que otras, unas más fuertes y otras más resistentes y entiendo que te sientas mal por esto, que te sientas triste y con ganas de llorar, pero está bien, somos humanos y tenemos derecho a sentirnos así. Mi papá siempre le decía a mi mamá “te dejo llorar hoy sólo si me prometes sonreír mañana” y vaya que a mi mamá le funcionaba y sigue funcionándole. Debemos ser fuertes, debemos sonreír, porque al final tú controlas tus sentimientos y tú eliges cuán grande va ser tu felicidad aún si estás pasando por el callejón más largo del mundo. “Sonríe, aunque sientas tristeza. No es tan ridículo, si a veces lloras de la risa, por qué no reírte de la tristeza. Podría funcionar”. [18]
              En otras ocasiones, hay personas que buscan la mala vida, me refiero a que van por ahí de mala gente que hace que mala gente llegue a su vida, a veces no vemos las faltas de respeto que hacemos y olvidamos que todo lo que damos después se nos regresa, unas veces igual y algunas otras peor. Tenemos que actuar de la manera en la que queremos que los demás actúen a nuestro alrededor y ser las personas que algún día queramos conocer. Lo que quieras obtener, dalo y verás cómo la vida te lo recompensará después. “El balance de la vida: Ser amado es el resultado de amar, pero amar de verdad. Amar es el resultado de ser amado, ser amado de verdad. No estamos completos sólo con un lado. Ni siquiera es necesario buscar. Teniendo uno, llega el otro (de verdad)”. [19] “La vida es un eco, lo que envías te regresa; lo que das lo recibes”. [20]

Mi historia alrededor de personas tóxicas
Existen personas que llegan a tu vida a encerrarte y otras a darte alas, existen personas que te cargan mochilas y otras que te ayudan a llevarlas. Existen personas que llegan a oscurecerte y otras darán todo por verte brillar, ¡ojalá sepamos elegir! [21]
Creo que todos en nuestra vida cotidiana podemos toparnos con alguna persona tóxica, sin embargo yo quiero hablar especialmente de cuatro que me han puesto a pensar mucho acerca del tema.
              Cuando yo cursaba primaria, conocí una niña nada peculiar. No le gustaban las mismas cosas que a las niñas de nueve años, ella pensaba muy diferente.
              En el salón, ella era nueva, así que la maestra le asignó un nuevo lugar, a mi lado. Los primeros días se mostró simpática conmigo, me compartió su lonche varias veces y me prestó sus útiles escolares algunas otras, se me hizo muy linda. Nos juntamos mucho al grado de que siempre iba a mi casa a pasar el rato.
              Pasaron los días cuando su simpatía bajó hacia mí, ya no hubo sonrisas y no me prestaba sus útiles, tanto que se enojaba si algún día agarraba algo de ella. No comprendía lo qué pasaba, mi mente pensó que tal vez le caí mal con el paso del tiempo, yo la quise y mucho, así que hice todo para que ella me prestara la misma atención que antes. Seguido la invité a mi casa, pero ella siempre me dijo que no podía. Empecé a prestarle mis cosas y a darle de mi comida, pero ella sólo me mostró odio. Cuando estábamos en el salón de clases, hacía lo que ella me pidiera.
              Sí, me estaba utilizando pero yo no me di cuenta. “Ella usó mi cabeza como un revólver”. [22]
              Hubo un lapso donde lo único que ella quería era hablar, hablar y hablar cosas no importantes. Lo peor de todo, es que siempre era cuando la maestra estaba explicando algo, así que nuestras voces chocaban y la maestra se daba cuenta; nos llamó la atención muchas veces, pero nunca hicimos caso, por lo cual la maestra pidió hablar con nuestros papás; mi mamá fue, pero la suya no. La maestra le platicó lo que pasaba, dos niñas hablando mucho y no poniendo atención en clase, así que mi mamá le pidió que me cambiara de lugar lo más rápido y lejos posible. La maestra lo hizo.
              Nuestra comunicación se vio afectada, pero en cierto modo, estuve mejor. Pasando el tiempo, tuvimos una actividad fuera del salón de clases, al finalizarla, la maestra nos pidió que escribiéramos en un hoja de papel un sueño que tuviéramos para después dársela con nuestra respectiva respuesta. Al segundo supe lo que iba a poner, ser maestra de baile; pero entonces, mi compañera llegó y me dijo que pusiéramos lo mismo, le comenté lo que yo pondría, pero a ella no le pareció, quería algo más grande, llamativo y fuera de lo común; hasta que lo decidió, ser las protagonistas de una película llamada Locas Asesinas, mis ojos se pusieron en blanco. No quise, me dio miedo y le dije que no, pero ella me lo pidió como si de eso dependiera su vida; lo hice y ella también. Le dimos nuestras hojas a la maestra y para el mismo día en la noche mi mamá ya sabía acerca de mi acto. Me partió el alma cuando la vi llorar por mi culpa, sentí y supe que la decepcioné. Ella habló conmigo, me preguntó el porqué de mi acción y le conté la verdad, ella me creyó, pero me obligó a nunca más volver a hablar ni juntarme con esa niña. Le hice caso y aunque mi compañera intentó acercarse muchas veces a mí, nunca se lo permití. Sabía que estaba mal y mi mamá me lo había prohibido. Acto seguido, mi compañera se salió de esa primaria y nunca más volví a verla. La razón de su ida sigo sin conocerla. “A veces es bueno alejarse de ciertas personas un mes, un año o tal vez una vida”. [23]
              Cuando todo esto pasó, era muy pequeña para darme cuenta lo que sucedía; no lo comprendía ni digería bien. Ahora, puedo decir que me enseñó una grandiosa lección; aprendí que nadie puede obligarme a hacer algo que pueda perjudicarme, porque es mi vida y nadie tiene el derecho de dañarla, que si alguien no quiere ser mi amigo no puedo obligarlo, porque al fin de cuentas no es la única persona en esta vida y  lo último pero más importante, nunca más hacer algo por complacer a otros y no a mí para encajar bien, porque al final de todo, no vale la pena estar en un sitio donde me quieran por lo que aparento ser y no por lo que en realidad soy. “Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo”. [24]
               Conforme fui creciendo tuve una amiga peculiar  y puedo decirle amiga, porque lo fue al menos al principio. Nos hicimos amigas en sexto grado, nos llamaban inseparables, íbamos a todos lados juntas, compartíamos cosas y nos amábamos mutuamente. Llegamos a decirnos hermanas y a quedarnos a dormir en la casa de la otra. Encontré mi amiga ideal. Pero esto no termina ahí, porque antes de ella yo tenía a mi mejor amiga, Deneb. Poco a poco, me fui alejando de ella por estar con mi nueva amiga, Rebeca. En realidad ese no es su nombre, pero quiero dejarla en el anonimato. Intenté que Deneb y Rebeca se llevaran bien para poder juntarnos las tres y hacer nuestro grupo de mejores amigas, todo marchaba bien entre ellas, nos entendimos muy bien al principio, pero todo cambió. Rebeca empezó agredir a Deneb por insultos, críticas y burlas. En sí, Rebeca creía que Deneb era su payaso y podía decirle y hacerle lo que ella quisiera. Deneb empezó a quejarse y molestarse, así que le devolvió lo mismo que Rebeca le hizo, pero Rebeca supo jugar mejor. Yo no supe nada  de eso hasta mucho tiempo después, así que Rebeca aprovechó eso y empezó a llevarme a todos lados con ella sin incluir a Deneb, quería hacer todo conmigo y no dejaba que me quedara ni un minuto sin ella. Deneb no me decía nada, pero con el paso de los días yo podía ver como se hacía chiquita, se estaba quedando sola. Reaccioné. Me fui acercando más a Deneb y empecé hacerle compañía, si Rebeca me invitaba a hacer algo yo invitaba a Deneb, pero ella siempre me rechazaba, no entendía por qué. Rebeca me empezó a meter muchas cosas malas a la cabeza acerca de Deneb, cosas que ella decía de mí, o por qué no quería salir con nosotras, por mí. No sabía si creerle, no estaba segura, Deneb había sido mi mejor amiga por años, no podía ser capaz de hacerlo. Hablé con ella, le platiqué todo y me contó con seguridad lo que estaba pasando, le creí, ella era mi mejor amiga, pero Rebeca también significaba mucho para mí, opté por hablar con ella, preguntarle el porqué de sus actos y si había una solución para arreglar lo que pasaba. Ella me respondió que al principio sólo intentaba jugar con Deneb, que ella era algo llevada y pesada así que creyó que podía ser así con todo el mundo, incluyéndola. Me dijo que lo que menos quería era perder mi amistad, me pidió perdón y acto seguido se lo pidió a Deneb. Pensé que las cosas mejorarían, pero no fue así. Rebeca supo ganarse mi corazón y confianza, tanto que la buscaba más que a Deneb, le contaba cada uno de mis secretos y siempre la llamaba sis (abreviatura de hermana en inglés). Deneb nunca se puso celosa, ella seguía siendo la misma niña dulce que conocí en un principio, por lo cual, un día Rebeca se acercó a mí y me comentó algo como: “¿te has fijado que Deneb ya no te presta la misma atención de antes?” “antes te celaba mucho conmigo, pero creo que ya no te quiere igual” “yo estoy aquí para ti, yo nunca me iría”. Sí, Rebeca estaba tratando de aprovecharse de aquel momento y a mí me dolió, porque esta vez sí me di cuenta; le hablé enojada diciéndole que no tratara de llenarme mi conciencia acerca de cosas malas respecto a mi mejor amiga, Deneb; no me parecía que hablara así ni de ella ni de la demás gente. “Para saber cómo es realmente una persona, no escuches lo que dicen los demás de ella, sino lo que ella de los demás”. [25] Es aquí donde entendí que Rebeca fue una persona tóxica en mi vida, porque su respuesta a mi queja fue “Liz, tengo más amigos que tú, seguro no querrás que se enteren de todos tus secretos”. No entendía, ¿qué es lo que quería de mí?, bah, me dio igual, me alejé de ella y le presté más atención a Deneb contándole todo y pidiéndole perdón por mi ausencia. A Rebeca no le pareció mi movida entonces hizo algo que me enfureció; contó mis secretos. En esa edad, el mayor secreto que tenía era acerca de lo mucho que me gustaba un niño, pero no era cualquier niño, él era mi mejor amigo. Cuando todos se enteraron, morí de pena, no supe cómo responder ni actuar, él se alejó de mí, admito que me puse triste, éramos mejores amigos desde que empezamos la primaria, era lógico ponerme mal por él. Reaccioné con calma, no hice tanto alarde y seguí mi vida como si nada hubiera pasado, Rebeca lo supo, no pudo hacerme caer, no me lastimó como ella esperaba, al fin de cuentas la que quedó mal fue ella, por consecuente se quedó sola y aunque eso no le gustó no pudo hacer nada más. “La vida es un eco. Lo que envías, regresa. Lo que siembras, cosechas. Lo que das, obtienes. Lo que ves en los demás, existe en ti. Recuerda, la vida es un eco que siempre regresa a ti”.[26] No me pidió perdón ni trató de volver ser mi amiga, sólo éramos compañeras de salón y nada más. Tiempo después tuvo otras mejores amigas, olvidó lo que pasó y yo también, nos hablábamos de vez en cuando por trabajos del salón, no hubo rencor ni odio entre nosotras.  
              Cuando salimos de la primaria hicimos una fiesta en la cual las dos asistimos, ahí platicamos y me pidió perdón por todo lo que me había hecho pasar, la perdoné y le propuse que no volviéramos a tocar el tema, así que no lo hicimos.
              Rebeca me enseñó muchas cosas, pero otras yo las aprendí, como perdonar. Pude haberme desquitado con ella diciendo sus secretos como ella lo hizo con los míos, sin embargo no lo hice. Sabía que iba a sentirme peor de esa manera que sólo dejándolo ir, iba sentirme culpable e irresponsable de mis actos; sin duda, tomé la mejor decisión, porque incluso antes de que me lo pidiera, yo ya la había perdonado. “Si quieres ser feliz por un día, véngate; si quieres ser feliz por siempre, perdona”. [27] “Siempre hay que perdonar, porque lo que no se perdona se convierte en algo que pesa para siempre”. [28]
              Entrando a secundaria todo estuvo bien, hice amigas muy rápido las cuales hasta la fecha no me han decepcionado, amigos increíbles y compañeros unidos; hasta que llegó a mi vida una niña bastante irritante. Esta persona ni siquiera era de mi edad, sino un año mayor. No éramos amigas en lo absoluto, no sabía nada de su vida ni ella de la mía. Ella tenía un novio el cual fue mi amigo; lo conocí tiempo antes de que ellos anduvieran, de hecho, cuando ellos empezaron a ser novios ya ni siquiera tenía contacto con él. De repente, ella empezó a saludarme cada que me veía, pensé “que educada y linda persona”, porque siempre he dicho que la gente que te sonríe aunque no los conozcas, son los mejores. Así pasaron los días hasta que llegó el mal momento. No me di cuenta en qué minuto pasó, pero todos me decían que ella me odiaba y me consta, porque su mirada hacia mí era desagradable, como si me lo dijera con sus ojos pesados y su falta de expresiones faciales. No sabía el porqué, pero no le di importancia; total, no me iba malgastar el tiempo y la cabeza averiguando algo que sé que no hice. Ella sabía que yo no le presté la atención que ella quiso causar en mí, así que hizo lo más fácil y típico que hacen las niñas en estos días, criticar; empezó a hacerlo tanto que puso a todas las niñas de su salón en mi contra, hasta llegó a hablar con mis compañeras para armar el mismo plan, pero no le salió. “¿Qué onda con esta niña?”, era lo único que yo pensaba; me dijo infinidad de insultos: hipócrita, mal amiga, envidiosa, mentirosa, fea. ¿¡Qué!? Ni siquiera era su amiga y jamás habíamos tenido una plática estable, ¿cómo podía hablar así de mí? No me conocía como ella juraba que lo hacía. Seguí sin darle importancia, preferí que ella viviera en mi sombra a yo tener que vivir en la suya; hasta que supe el porqué de sus críticas. Recuerdo que estaba en clase de inglés; cuando esta se acabó, salí del salón para dirigirme al mío donde me encontré a una amiga la cual amo y sé que puedo confiar. Ella me comentó algo como “¡uy! No sabía que con Fernando” (el novio de la chava criticona) (otra vez, su nombre no es Fernando, pero prefiero ocultar su identidad). Cuando mi amiga me lo dijo, le dije que retrocediera y me dijera por qué ella creía eso; me explicó todo. La chava criticona, pongámosle Caro; estaba diciéndole a toda la escuela que yo era una fácil, porque tiempo antes le había confesado mi amor a Fernando, lo cual en definitiva nunca pasó. Me quedé en shock. Al principio creí que era mentira, que mi amiga sólo lo decía, porque supo que yo conocí y conviví mucho tiempo con Fer, pero no fue así. Caro me culpaba de todos sus problemas con su novio, compartía cosas en Facebook y Twitter de odio hacia mí. Cosas como “siéntate amiguita” y venía una silla con vidrios encajados. No le tenía miedo, sabía que ella ya lo ejercía. No fue capaz de irme a decir las cosas como eran ni hablar conmigo, cuando ella me miraba yo le sostenía la mirada, pero llegaba un punto donde ella se agachaba y no volteaba a verme más. No quería problemas, no quería parecer una niña peleonera, pero sí quería que supiera que sus comentarios y los de la demás gente no me habían afectado en nada. Conforme fueron pasando las semanas, sus amigas les daba igual odiarme o no, tanto que me sonreían y hacían como si nada pasara, pero eso a Caro no le gustaba. Por ende, ella no pudo hacer nada, sus amigas no tuvieron culpa de algo, no las podía obligar a odiarme y con el tiempo ni siquiera podía hacer que la gente creyera en sus mentiras respecto a mí. Yo seguía estable, de pie y caminando hacia mi futuro, sus palabras me entraban por un oído y me salían por el otro; sabía que Caro no merecía mi atención. “No pienso detenerme ante un obstáculo, porque entonces pierdo el camino hacia el que me dirijo”. [29] Se dio cuenta de mi forma de ver las cosas y pudo entender que por más cosas que ella dijera e intentos que hiciera, yo nunca iba a caer. No le quedó de otra que dejarlo por la paz, reconoció que yo no era la persona que ella dijo que era, dejó de criticarme y de estar atrás de mí viendo lo que hacía y lo que no. No recibí una disculpa de su parte, ni siquiera hemos vuelto a hablar, pero sé que aprendió una lección, “no le puedes hacer daño a alguien que su felicidad no depende de otras personas, no podrás cambiar ni dañar su esencia, por más que trates: es inútil.”  [30]
              Por último, quiero hablar de una compañera que hace poco conocí.
              Tuve una compañera la cual es fan de ser la número uno. Cuando la vi por primera vez creí que era una persona con liderazgo y buena onda; y estaba en lo correcto, pero sólo con lo primero. La empecé a conocer y tratar, me contó muchas cosas de ella, pero nunca me dejaba contarle cosas de mí y cuando lo hacía, me interrumpía a mitad de mi plática para hacerme saber que lo suyo era mejor que lo mío. Estábamos juntas en el salón de clases, por lo cual cada que yo quería participar, ella levantaba la mano más alto hasta que el profesor me ignorara y le concediera la participación a ella. Cuando teníamos algún examen siempre estaba al pendiente de lo que estudié, lo que contesté y lo que saqué; si ella había obtenido una calificación más alta, me lo hacía saber mínimo tres veces seguidas, pero si yo la sacaba averiguaba el por qué e iba a preguntárselo a los profesores. Le gustaba ir un paso delante de mí en todos los ámbitos, me tomaba como su competencia y era su motivación para resaltar en el lugar que estuviéramos, pero como toda persona, éramos diferentes, así que había algunas cosas en las que yo era buena y ella no tanto, por lo cual, empezó a hacer lo mismo que yo. Cuando ella y yo compartíamos salón de clase, yo siempre llevaba un libro para leerlo mientras no hacíamos nada o para cuando acabara alguna actividad; un profesor me felicitó por mi interés hacia los libros y me dijo que pocas personas de mi edad se ponen a leer en su tiempo libre. Mi compañera escuchó esto ya que el profesor me lo dijo en frente de todo el salón. La sorpresa para él, pero no para mí, fue que ella al día siguiente también llevó un libro y claro, le dijo al profe que yo no era la única que le gustaba leer. El profe la reconoció al igual que a mí, conforme fueron pasando los días yo iba terminando mis libros e iba llevando otros, en cambio ella se quedaba atorada en el mismo libro de siempre; no le gustaba leer, pero con tal de parecer mejor que yo, lo hacía. Así, en todas las cosas me imitó, incluso quiso tener mi misma personalidad, pero nunca llegó a lograrlo. “Lo que tú tienes muchos lo pueden tener, pero lo que tú eres nadie lo puede ser”. [31]
              Ambas tenemos una amiga en común, pero siempre ha sido más apegada a mí que a ella, al principio ella hacía y deshacía cualquier cosa con tal de que nuestra amiga le prestara más atención, pero ella no lo hacía; mi compañera empezó a celarla conmigo, a decirle de cosas y a jalarla para que yo me quedara sin ella, lo cual hizo mal. Nuestra amiga terminó casi odiándola, haciéndola a un lado y buscándome para liberarse de ella. Yo no tuve que hacer nada para que a mi compañera le fuera mal, ni siquiera se lo desee en algún instante, pero poco a poco ella hizo que la gente se alejara de tal manera que se quedó sola por un tiempo. En ese lapso, reflexionó y reaccionó. Se dio cuenta que no necesita ser como alguien para poder ser grande, que es una pérdida de tiempo vivir la vida de otra persona haciendo algo que no le gusta y que todos tenemos un poder y es el ser nosotros mismos.
Se tú mismo siempre, no permitas que la sociedad deforme tu personalidad. Tú eres luz, fuerza, armonía, felicidad, sabiduría y amor, por lo que jamás debes intentar imitar o actuar como no eres. No existe belleza más pura que la auténtica, personalidad más impactante que la honesta… Si te permites ser tú mismo, alcanzarás el éxito que te mereces y sobre todo, tu autoestima la cual te llevará con paso seguro a la felicidad. [32]
Ella habló conmigo, me dijo que la perdonara si alguna vez alcanzó a herirme y admitió que era tan insegura que quiso aparentar ser otra; nunca lo habría dicho alguien mejor, porque el simple hecho de reconocer tus errores te hace crecer como persona.

Y yo, ¿soy una persona tóxica?
Cuando empecé a escribir este ensayo tenía como propósito darte a conocer los diferentes tipos de personas tóxicas, que entendieras el daño que causan en la sociedad y te dieras cuenta quién a tu alrededor es una de ellas.
              Quise darte los consejos que mejor se acoplen a tu situación para que los identifiques y te alejes de ese ser humano que pone malas vibras en tu vida; esto quiere decir, que tendrás que alejarte de mí.
              Pude darme cuenta que escribir acerca de la gente para después catalogarla, es hipócrita. A lo largo de mi redacción, mencioné algunos tipos de personas; una de ellas, la criticona. Hago énfasis en esta, porque en eso me convertí al hacer este texto. Ahora puedo entender que juzgar, criticar y hablar mal de los demás, no define quienes son ellos, define quién soy yo.
              Es ahora cuando comprendo que el hablar de personas de tóxicas, me hace una de ellas.
              “Cuidado con lo que dices. Las palabras tienen vida. A veces se nos escapan y ni cómo recuperarlas, acaban en manos de otras personas y ¡BUM! De repente lo cambian todo”. [33]  
              “Las palabras son como una piedra, dependiendo de cómo la arrojes o presentes, causa el efecto, si sólo la avientas sin mirar, puedes golpear severamente a la persona”. [34]
            


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