Enero 2017
Preparatoria,
Segundo Semestre
Taller de
Lectura y Redacción
Copyright © 2017 por Norma Puente. Todos los
derechos reservados.
A las personas tóxicas que he conocido, gracias por inspirarme.
Hipótesis
El objetivo de este ensayo es demostrar que vivimos en una sociedad llena
de personas tóxicas, es decir, gente que no aporta nada más que cosas negativas;
mi propósito es darte a conocer cuáles son para mí y cómo evitarlas para seguir
adelante en este camino llamado vida.
Introducción
Estamos rodeados en una sociedad donde existen todo tipo de personas; buenas y malas. Por lo cual, no
podemos poner nuestra confianza en todos, porque nunca sabemos las verdaderas intenciones
de alguien, no sabemos
quién se interesa de manera sincera por nosotros y quién lo hace solo para enterarse
de nuestros problemas para después
disfrutar de ello.
“Querida persona tóxica, después de todo el daño
que has hecho he sentido ganas de que te pase algo malo. Después pienso… ¡Para
qué! Si lo malo ya lo llevas por dentro”. [1]
En nuestra vida cotidiana, no debemos
esperar aplausos de parte de alguien, porque esas manos pueden ser las mismas que
te den una bofetada después; a lo largo de nuestro camino nos vamos encontrar
con desilusiones de parte de la gente, pero siempre tenemos que seguir hacia
delante y luchar por nuestros sueños.
“¡Debemos seguir! Siempre debemos seguir”. [2]
Contenido
Diferentes tipos de personas tóxicas..................................................................................................
Evítalas y sigue adelante……………………………………………………………………………
Mi historia alrededor de personas tóxicas…………………………………………………………..
Y yo, ¿soy una persona
tóxica?..........................................................................................................
Diferentes
tipos de personas tóxicas
Hoy en día, las personas más tóxicas que puedes conocer son aquellas que no
lo aparentan. Aquellas que tienen una máscara encima de esa maldad que cargan
día tras día, esas que no importa dónde, cuándo ni cómo estén, siempre encuentran
una manera de hacer sentir mal a la gente y aun así, siguen llamándose amigos.
“Todos los monstruos
son malos, pero los monstruos que no se mueven ni hablan como monstruos son los
peores de todos”. [3]
Hago referencia a esta frase, porque nunca
sabemos cómo son los pensamientos de una persona en verdad. Hay personas tan
reservadas que se guardan todo para ellos; hay otras que no, que hablan y ríen,
pero en el momento menos esperado, nos defraudan. A esas personas, se les llaman
hipócritas; esas que dicen ser tu amigo o amiga y que te aman, sin embargo
nunca están para ti y cuando lo están, buscan de una u otra manera utilizar ese
tiempo para destruir un comentario o acción que hayas dicho o hecho, puesto que
a ellos no les parece nada que pueda opacar su luz, es por eso que intentan
opacar la de los demás en toda oportunidad presente.
La gente como esta es peligrosa, porque la
mayoría de las veces no es fácil distinguirlas en poco tiempo, son
inteligentes, saben lo que hacen y a lo que se enfrentan. Muchas veces, estas personas
tienden a ser así para sentirse aceptados por toda la sociedad, me refiero a
que por quedar bien con todos, hacen lo que sea para conseguirlo, la mayoría de
los casos lo hacen contando, inventando o criticando algo. Tienen mil versiones
de un solo tema para cualquier persona y sus mentiras nunca terminan.
Una persona hipócrita es superficial
en su apariencia, no profundiza en las conversaciones ni en los temas, marca
barreras y no se deja conocer tal y como es, quiere mostrar su vida con brillo
y color.
También, existen esos que sólo se acercan a
hablarte por interés, pero cuando obtienen lo que tanto buscan, se alejan y
nunca más vuelves a saber algo de ellos. Siempre van a poner su mejor empeño
para que le cuentes todos tus secretos o le platiques cosas de alguien más,
esto lo guardan y cuando lo requieren lo dan a la luz con otra persona a tus
espaldas. “El que te habla de los defectos de los demás, con los demás habla de
los tuyos”. [4]
Las personas tóxicas conviven por todo el mundo, están más cerca de lo que crees y
hay más de las que imaginas. Otro ejemplo son las personas que les gusta causar
envidia, los presumidos.
Ellos, viven de los aplausos de la demás
gente; están tan concentrados en demostrar lo que tienen que se olvidan de
disfrutarlo en realidad. Lo peor de todo, es que muchas veces presumen lo que
no son y lo que no tienen, así que quedan mal; a estas personas no se les
escapa un minuto de su vida en donde puedan hablar de ellos, se aluden para que
otros lo hagan, de esta manera los halagos nunca terminan. Se creen poseedores
de lo que otros no tienen y además superiores, cosa que los ayuda alimentar su
ego.
Son el centro de todo;
al menos eso piensan ellos, pero si alguien más dice lo contrario se enfurecen
puesto que la atención de los demás es su cosa favorita.
Exageran tanto con el
propósito de resaltar en la sociedad; la única conversación que conocen y
quieren escuchar se trata acerca de ellos.
La mayoría de la gente presumida
habla de lo material, de lo que les regalan, compran y tienen; es más fácil para
ellos ya que no pueden destacar su personalidad. “Mucha gente presume lo
material porque como personas no valen nada”
[5];
como mencioné, estas personas se llaman presumidas, pero también reciben el
nombre de arrogantes. Esto, porque la envidia
de tus logros o de cosas que tienes pueden llevar a las personas inseguras a
mostrarse de esa manera, para convencerse de que pueden hacer todo mejor que tú
y
merecen cosas más importantes
de las que tú tienes; tienen temor a quedar en ridículo e intentarán forzar todo dentro de su estrecha visión
del mundo para no tener que dar explicaciones. Todos los días cargan en sus
hombros una preocupación obsesiva por su imagen pública que no los deja ser
felices; tanto, que pueden darse el mérito de un logro de alguien más para
demostrar su imaginario talento. “Hay personas tan frívolas, que son tan incapaces
de tener verdaderos defectos como sólidas cualidades”. [6]
Podemos confundirnos acerca de
estas personas y las personas competitivas (que son otra clase de gente
tóxica), por eso, quiero recalcar la diferencia. Los competitivos no presumen,
pero sí se empeñan en conseguir y ser lo mejor. Le dedican tiempo y vida a la
gente que ellos envidian; observando y analizando conductas, gustos, logros,
entre otros; para así, tratar de ser mejores dejando a un lado su verdadera
personalidad. En algunos casos, se enfocan tanto en tener el primer lugar en
todo que no importa si algo no les gusta o satisface, intentan hacer lo mismo
que alguien más para demostrar que ellos también pueden; sintiéndose
insatisfechos por la falta de agrado hacia la acción, pero satisfechos por el
resultado, ganar y ser el mejor.
Muchos de ellos, tienen una falsa
amabilidad con el fin de que la gente los considere como la persona más
encantadora, pero con aquella con la que compite, no lo es. Intenta acercarse
lo más que puede para saber cómo es que hace las cosas; algunas veces, llegan a
ser tan descarados que preguntan sin rodeos acerca de algo para saber cuáles
son y cuáles serán tus movimientos. Se mueven en silencio para que nadie preste
atención a lo que planean hacer y así, resaltar cuando consiguen su objetivo.
Pero también, entre nosotros
convive la gente competente que no daña a otra persona. Me refiero a la gente que
así en sus calificaciones y/o en el deporte que practica, pero al fin de
cuentas, competir en esto no es competir con otros, sino consigo mismo; es
decir, superarse cada día para crecer hasta llegar al lugar dónde quieras
estar.
En cambio, la gente que le gusta
hacer menos el triunfo de alguien para poder disfrutar el suyo, es la mala.
Esas personas que están detrás de ti para jalarte hacia abajo, pisarte y poder
ellos subir.
Estas personas, se llenan de
actitud, valor y coraje para poder llegar a su meta, lo cual no está mal, pero
muchas veces no miden sus acciones y terminan dañando a otros o aún peor, los
demás se alejan para que no compitan con ellos. Las personas competitivas
tienen fanatismo por ser los número uno en cualquier ámbito, porque si no lo
llegan a ser se sienten pequeños y les da miedo no tener autoridad en los
demás. Su necesidad es sentirse grandes estando encima de todos. “Grande es
aquel que para brillar no necesita apagar la luz de los demás”. [7] Ahora que mencioné la
palabra autoridad, quiero hacer hincapié a otra persona tóxica que no es nadie
más que la autoritaria; esa que quiere poner reglas en todos para que las cosas
se hagan justo como ella/él lo indica. Personas así, son conocidas por su
carácter débil y digo débil, porque no saben controlarlo; explotan de manera
fácil y rápida cuando no les gusta algo y siempre quieren cambiarlo. Para
ellos, no existe la voz de los demás, sólo la suya y lo que ellos digan se
tiene que hacer, pero de manera concisa y correcta. Son enojones, desesperados
y envidiosos. Un claro ejemplo son los jefes, alguien que tiene en la palma de
su mano a todos; quieren el control del mundo, porque piensan que es suyo y que
pueden hacer y deshacer lo que a ellos les plazca. Llegan a humillar y amenazar
a la gente cuando rechazan una orden suya. Existen dos tipos de personas
autoritarias, los líderes y los acabados de mencionar, jefes.
Los líderes aconsejan, guían,
inspiran entusiasmo, hablan de “nosotros”, se preocupan por la demás gente y
comparten los triunfos; los jefes mandan a las personas, inspiran miedo, hablan
de “yo”, presumen sus éxitos y no reconocen el mérito de sus colegas.
El jefe
maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las
convierte en números y en fichas, deshumaniza súbdito por súbdito hasta
quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de
sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas. [8]
Con esto quiero decir que las
personas autoritarias creen ser tu jefe en cualquier ámbito, sea escolar,
social, educativo, entre otras. Son unos locos por tener liderazgo, que
terminan haciéndolo mal. Pero también, existe lo contrario de esto, el
pesimista; nuestro amigo, compañero, conocido, pariente que donde sea que está
tiene que verle el lado malo a las cosas, es negativo y se da por vencido a la
primera, incluso a veces ni siquiera lo intenta porque lo único que tiene en su
mente es un “no puedo”. Les afecta todo y dicen estar lastimados cuando la
verdad es que piensan que son los únicos en el mundo con algún problema o
circunstancia fuera de lo normal. Viven en un planeta donde todas sus
respuestas son “no” que hacen que los que estén a su alrededor también se
involucren, por lo cual se hace un círculo vicioso. Ellos se demuestran como
víctimas indefensas ante todos; si algún día estás al lado de alguien así,
podrás escuchar cómo es que se quejan de su pasado, presente y hasta su futuro.
Debemos tener cuidado con ellos, porque harán hasta lo imposible para que te
des cuenta de las cosas malas que hay a tu alcance, le darán colores grises y
negros a tu vida, te llevarán la contraria, no les gustará verte feliz y
siempre tendrán un recurso para hacerte sentir mal. Son apagados, antipáticos y
nunca quieren hacer algo, ni sus obligaciones. No creen en el amor ni en la
amistad, se dicen llamar relativos y honestos cuando sólo son tóxicos. “Ningún
pesimista ha descubierto nunca el secreto de las estrellas, o navegado hacia
una tierra sin descubrir, o abierto una nueva esperanza en el corazón humano”. [9]
Cambiando de manera radical la persona tóxica,
me gustaría dar mi opinión acerca de una que a pesar que algunas veces sea
amigable y buena onda, es mala para nuestro proceso; la gente desordenada. Sé
que es normal que en este presente haya en todas las escuelas alguien así, chistoso
y chido, pero es nuestra responsabilidad comportarnos con compromiso y
dedicación a lo que en verdad importa, prestar atención. El propósito de los
desordenados es llevar la vida ligera y fácil sin preocupaciones; ellos se dan
cuenta que lo están haciendo bien cuando los de su alrededor empiezan a
hacerles caso, a reírse de lo que dicen y hacen, a llevarles la corriente y en
algunos casos empiezan a ser como ellos, platicadores, desorganizados,
incumplidos e indisciplinados. Una vez que lograron su objetivo, se enfocan en
seguir causando risa o siendo los más cool
de su entorno que se olvidan de la demás gente, son irrespetuosos y cero
atentos con las personas que no estaban al principio riéndose de sus maldades;
un ejemplo claro y sencillo de ver, con los maestros. Claro está, que cuando un
alumno es desordenado el maestro o la maestra siempre intentará llamarle la
atención para que deje de comportarse de dicha manera, nunca le va aplaudir por
lo que hace ni mucho menos se reirá con él/ella después de haber interrumpido
su clase. El problema, es que los otros compañeros con la inocencia en sus
manos no se dan cuenta de esto, creen que están viviendo el momento y que algunas
risas no afectan a nadie, pero créanme que sí y hasta a ti te puede llegar a
afectar ya que es como darle rosas a una bailarina después de su presentación,
estás apoyándolo, diciéndole que es el mejor y que lo disfrutaste. Le estás
diciendo un cálido, pero incorrecto “felicidades”. “Si queréis saber cómo
habita el alma en el cuerpo, os bastará observar cómo usa el cuerpo de su
cotidiana habitación: si está es desordenada y confusa, desordenado y confuso
será el cuerpo poseído por el alma”. [10]
Evítalas y
sigue adelante
Se dice que la vida es un hermoso sendero para andar,
pero ¿cómo podemos estar seguros de eso?
En
la actualidad, vivimos en una sociedad poco honesta, por lo tanto poco feliz.
Existen dos tipos de momentos, los buenos y los malos, los cuales son hechos
por nosotros, las personas. “Somos nosotros quien le ponemos el ritmo a la
vida”. [11]
Es
normal tener que pasar por malas rachas, sentir que vamos caminando debajo de
una nube negra con muchos truenos o que vamos cayendo dentro de un abismo. Lo
triste, es que hoy en día todo eso puede ser provocado por una sola palabra o
acción hecha por un humano.
Tendemos
a descontrolarnos cuando algo no nos parece y/o enfurecernos cuando las cosas
no salen como las planeamos; sin darnos cuenta que estamos siendo tóxicos en
nuestra propia vida dañándonos de diferentes maneras, una y la peor, creerte la
opinión de alguien más acerca de ti.
A
las personas, siempre les darás un motivo por el cual hablar, habrá gente que
quiera humillarte, superarte y verte sufrir, pero tú decides escoger la
decisión de tirarte al suelo y patalear, o levantarte y caminar encima de ellos
ignorándolos y siendo feliz. “Si algo no te agrada quítale el único poder que
tiene, tu atención”. [12]
Es
importante que te conozcas a ti mismo, que sepas lo que en realidad eres, de
dónde vienes, qué quieres ser y a dónde quieres llegar. Jamás permitas que
alguien se entrometa en tu vida y te diga lo contrario de todas tus respuestas.
Ten la cabeza bien en alto, hazles saber que nadie puede cambiar tu propia
opinión de ti, quiérete lo suficiente para saber lo mucho que vales y ámate de
tal manera que nadie pueda hacerte daño. Respétate y date a respetar, se
honesto y saludable contigo y por nada te rindas cuando quieras hacer algo, no
dejes que una persona te diga que no puedes, que eres débil o incapaz. Cometes
un error cada que tomas las críticas de los demás de manera personal, seguro
sólo lo hacen porque no tienen dónde más ocuparse. No los escuches, no pierdas
tu tiempo en personas que no lo valen, no dejes tu esencia por lo que afuera
dicen de ti; si es falso, al menos tú lo sabes, así que no tienes por qué
preocuparte, porque los verdaderos amigos y la gente que te quiera de forma
honesta no se irá de tu lado por un rumor o varios chismes hechos por gente
tóxica. Despreocúpate, vive tu vida y deja que otros malgasten la suya.
Tu tiempo es limitado, no lo
malgastes viviendo la vida de otro, no te quedes atrapado en el dogma que es
vivir como otros piensan que deberías vivir. No permitas que el ruido de las
opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior; ten el coraje de seguir a
tu corazón e intuición, de algún modo, ellos ya saben lo que quieres ser. Todo
lo demás, es secundario. [13]
Si te encuentras dentro de un mal momento por culpa de
alguien, déjame ayudarte.
Sé
que las cosas no van bien, que te sientes fatal y te duele el corazón, pero
todo eso es un proceso para que seas más fuerte; cuando el tiempo pase, te
darás cuenta que gracias a eso te convertiste en la persona más irrompible que
conozcas, que a veces hay que pasar por los malos momentos para disfrutar de
los buenos, que la vida siempre te pondrá y quitará cosas o personas de tu
camino para que aprendas a valorarlas; pero al final, siempre tendrás una
lección que te durará toda tu vida. Si algo no te parece, no lo calles. No
tengas miedo de expresar tus sentimientos, de decir lo que sientes y lo que
está consumiendo tu mente; habla, grita si es necesario. Haz que tu voz se escuche,
demuestra que tienes el valor para demostrar que todo tiene un límite y un
final, no es bueno guardarse todo, porque eso es inundar tu corazón de lo que
quieres, pero no dices; deja que tu voz interior salga, no la amarres ni la
calles, porque lo que ella dice es lo que en verdad eres. “No acumules
silencios, grita de vez en cuando”. [14]
No
te quedes sentado viendo cómo la vida pasa y te golpea cada día más, párate y
detenle el puño, que todos sepan que no eres feliz. Total, no creo que alguien
se salve de pasar los mismos momentos dónde te encuentras tú. No pierdes nada
cuando lo intentas todo, atrévete a ser feliz.
Mucha gente, especialmente la
ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú.
Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años delante de tu tiempo. Si
estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría
de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad. [15]
La
vida pasa como nosotros queramos, tenemos la opción de quedarnos acostados o
pararnos y caminar hasta llegar al lugar donde queramos estar y para llegar
ahí, tal vez nos equivoquemos y fallemos, pero nunca debemos dejar de dar todo
de nosotros. Preservar por lo que queremos hasta alcanzarlo y si tú ya has
luchado mucho por lo que tanto quieres, pero no lo consigues y estás empezando
a creer que lo que dicen allá afuera de ti es verdad, déjame decirte que esa es
la razón por la que no has podido llegar a la cima. Cuando hagas algo, hazlo
por ti, por tu bienestar; no tienes la necesidad de ser o hacer algo para
complacer a otros, para que te aplaudan y digan que eres lo máximo. Hazlo por
ti, porque te emociona y apasiona, pero sobre todo por tu propia felicidad. “Si
quieres vivir una vida feliz, átala a una meta, no a una persona o un objeto”. [16]
Si
te encuentras en un momento de la vida lidiando con una persona tóxica sin
saber el porqué, yo te lo haré entender. Tu vida ni la de alguien más nunca
será perfecta tal vez en un momento lo
sea, pero los momentos no existen para siempre. No puedes tener resuelta tu
vida, no puedes evitar los problemas ni mucho menos saltarte las páginas en
donde todo se pone difícil, porque eso es lo que le pone sentido a tus días.
Siempre he dicho que la vida de todo ser humano es como los libros. Siempre
habrá un climax, un problema, una causa, una persona que provoque desordenes
emocionales en nuestro crecimiento, pero también, siempre habrá una solución,
una recompensa, una consecuencia y sobre todo un final que nos hará saber que
todo valió la pena. “Estamos en este mundo para dar vueltas. Si no te mareas,
lo estás haciendo mal”. [17]
Me atrevo a comparar los problemas con dos agujetas del tenis; aunque
estén amarradas, sigues caminando y a veces puede que tengas más apretado el
tenis que otros días y te paras a desatarlo un poco, sin embargo después de
esto regresas a tu camino y ya está. O como cuando nuestros cables de audífonos
se enredan, no paramos de intentar arreglarlos hasta que se desenredan por las
ganas que tenemos de escuchar música. Así es la vida, las ganas que tengas de
vivirla serán lo mismo a lo mucho que te esfuerces en quitar cualquier
obstáculo que te interrumpa; algunas veces esos obstáculos serán personas, unas
más grandes que otras, unas más fuertes y otras más resistentes y entiendo que
te sientas mal por esto, que te sientas triste y con ganas de llorar, pero está
bien, somos humanos y tenemos derecho a sentirnos así. Mi papá siempre le decía
a mi mamá “te dejo llorar hoy sólo si me prometes sonreír mañana” y vaya que a
mi mamá le funcionaba y sigue funcionándole. Debemos ser fuertes, debemos
sonreír, porque al final tú controlas tus sentimientos y tú eliges cuán grande
va ser tu felicidad aún si estás pasando por el callejón más largo del mundo.
“Sonríe, aunque sientas tristeza. No es tan ridículo, si a veces lloras de la
risa, por qué no reírte de la tristeza. Podría funcionar”. [18]
En
otras ocasiones, hay personas que buscan la mala vida, me refiero a que van por
ahí de mala gente que hace que mala gente llegue a su vida, a veces no vemos
las faltas de respeto que hacemos y olvidamos que todo lo que damos después se
nos regresa, unas veces igual y algunas otras peor. Tenemos que actuar de la manera
en la que queremos que los demás actúen a nuestro alrededor y ser las personas
que algún día queramos conocer. Lo que quieras obtener, dalo y verás cómo la
vida te lo recompensará después. “El balance de la vida: Ser amado es el
resultado de amar, pero amar de verdad. Amar es el resultado de ser amado, ser
amado de verdad. No estamos completos sólo con un lado. Ni siquiera es
necesario buscar. Teniendo uno, llega el otro (de verdad)”. [19]
“La vida es un eco, lo que envías te regresa; lo que das lo recibes”. [20]
Mi
historia alrededor de personas tóxicas
Existen personas que llegan a tu vida a
encerrarte y otras a darte alas, existen personas que te cargan mochilas y
otras que te ayudan a llevarlas. Existen personas que llegan a oscurecerte y
otras darán todo por verte brillar, ¡ojalá sepamos elegir! [21]
Creo que todos en nuestra vida cotidiana podemos toparnos con alguna
persona tóxica, sin embargo yo quiero hablar especialmente de cuatro que me han
puesto a pensar mucho acerca del tema.
Cuando yo cursaba primaria,
conocí una niña nada peculiar. No le gustaban las mismas cosas que a las niñas
de nueve años, ella pensaba muy diferente.
En el salón, ella era
nueva, así que la maestra le asignó un nuevo lugar, a mi lado. Los primeros
días se mostró simpática conmigo, me compartió su lonche varias veces y me
prestó sus útiles escolares algunas otras, se me hizo muy linda. Nos juntamos
mucho al grado de que siempre iba a mi casa a pasar el rato.
Pasaron los días cuando
su simpatía bajó hacia mí, ya no hubo sonrisas y
no me prestaba sus útiles, tanto que se enojaba si algún día agarraba algo de
ella. No comprendía lo qué pasaba, mi mente pensó que tal vez le caí mal con el
paso del tiempo, yo la quise y mucho, así que hice todo para que ella me
prestara la misma atención que antes. Seguido la invité a mi casa, pero ella
siempre me dijo que no podía. Empecé a prestarle mis cosas y a darle de mi
comida, pero ella sólo me mostró odio. Cuando estábamos en el salón de clases,
hacía lo que ella me pidiera.
Sí, me estaba
utilizando pero yo no me di cuenta. “Ella usó mi cabeza como un revólver”. [22]
Hubo un lapso donde lo
único que ella quería era hablar, hablar y hablar cosas no importantes. Lo peor
de todo, es que siempre era cuando la maestra estaba explicando algo, así que
nuestras voces chocaban y la maestra se daba cuenta; nos llamó la atención
muchas veces, pero nunca hicimos caso, por lo cual la maestra pidió hablar con
nuestros papás; mi mamá fue, pero la suya no. La maestra le platicó lo que
pasaba, dos niñas hablando mucho y no poniendo atención en clase, así que mi
mamá le pidió que me cambiara de lugar lo más rápido y lejos posible. La
maestra lo hizo.
Nuestra comunicación se
vio afectada, pero en cierto modo, estuve mejor. Pasando el tiempo, tuvimos una
actividad fuera del salón de clases, al finalizarla, la maestra nos pidió que
escribiéramos en un hoja de papel un sueño que tuviéramos para después dársela
con nuestra respectiva respuesta. Al segundo supe lo que iba a poner, ser
maestra de baile; pero entonces, mi compañera llegó y me dijo que pusiéramos lo
mismo, le comenté lo que yo pondría, pero a ella no le pareció, quería algo más
grande, llamativo y fuera de lo común; hasta que lo decidió, ser las
protagonistas de una película llamada Locas
Asesinas, mis ojos se pusieron en blanco. No quise, me dio miedo y le dije
que no, pero ella me lo pidió como si de eso dependiera su vida; lo hice y ella
también. Le dimos nuestras hojas a la maestra y para el mismo día en la noche
mi mamá ya sabía acerca de mi acto. Me partió el alma cuando la vi llorar por
mi culpa, sentí y supe que la decepcioné. Ella habló conmigo, me preguntó el
porqué de mi acción y le conté la verdad, ella me creyó, pero me obligó a nunca
más volver a hablar ni juntarme con esa niña. Le hice caso y aunque mi
compañera intentó acercarse muchas veces a mí, nunca se lo permití. Sabía que
estaba mal y mi mamá me lo había prohibido. Acto seguido, mi compañera se salió
de esa primaria y nunca más volví a verla. La razón de su ida sigo sin
conocerla. “A veces es bueno alejarse de
ciertas personas un mes, un año o tal vez una vida”. [23]
Cuando todo esto pasó, era
muy pequeña para darme cuenta lo que sucedía; no lo comprendía ni digería bien.
Ahora, puedo decir que me enseñó una grandiosa lección; aprendí que nadie puede
obligarme a hacer algo que pueda perjudicarme, porque es mi vida y nadie tiene
el derecho de dañarla, que si alguien no quiere ser mi amigo no puedo
obligarlo, porque al fin de cuentas no es la única persona en esta vida y lo último pero más importante, nunca más
hacer algo por complacer a otros y no a mí para encajar bien, porque al final
de todo, no vale la pena estar en un sitio donde me quieran por lo que aparento
ser y no por lo que en realidad soy. “Un amigo es aquel que te da la libertad
de ser tú mismo”. [24]
Conforme fui creciendo
tuve una amiga peculiar y puedo decirle
amiga, porque lo fue al menos al principio. Nos hicimos amigas en sexto grado, nos
llamaban inseparables, íbamos a todos lados juntas, compartíamos cosas y nos
amábamos mutuamente. Llegamos a decirnos hermanas y a quedarnos a dormir en la
casa de la otra. Encontré mi amiga ideal. Pero esto no termina ahí, porque
antes de ella yo tenía a mi mejor amiga, Deneb. Poco a poco, me fui alejando de
ella por estar con mi nueva amiga, Rebeca. En realidad ese no es su nombre,
pero quiero dejarla en el anonimato. Intenté que Deneb y Rebeca se llevaran
bien para poder juntarnos las tres y hacer nuestro grupo
de mejores amigas, todo marchaba bien entre ellas, nos entendimos muy bien al
principio, pero todo cambió. Rebeca empezó agredir a Deneb por insultos, críticas
y burlas. En sí, Rebeca creía que Deneb era su payaso y podía decirle y hacerle
lo que ella quisiera. Deneb empezó a quejarse y molestarse, así que le devolvió
lo mismo que Rebeca le hizo, pero Rebeca supo jugar mejor. Yo no supe nada de eso hasta mucho tiempo después, así que
Rebeca aprovechó eso y empezó a llevarme a todos lados con ella sin incluir a
Deneb, quería hacer todo conmigo y no dejaba que me quedara ni un minuto sin
ella. Deneb no me decía nada, pero con el paso de los días yo podía ver como se
hacía chiquita, se estaba quedando sola. Reaccioné. Me fui acercando más a
Deneb y empecé hacerle compañía, si Rebeca me invitaba a hacer algo yo invitaba
a Deneb, pero ella siempre me rechazaba, no entendía por qué. Rebeca me empezó
a meter muchas cosas malas a la cabeza acerca de Deneb, cosas que ella decía de
mí, o por qué no quería salir con nosotras, por mí. No sabía si creerle, no
estaba segura, Deneb había sido mi mejor amiga por años, no podía ser capaz de
hacerlo. Hablé con ella, le platiqué todo y me contó con seguridad lo que
estaba pasando, le creí, ella era mi mejor amiga, pero Rebeca también
significaba mucho para mí, opté por hablar con ella, preguntarle el porqué de
sus actos y si había una solución para arreglar lo que pasaba. Ella me
respondió que al principio sólo intentaba jugar con Deneb, que ella era algo
llevada y pesada así que creyó que podía ser así con todo el mundo,
incluyéndola. Me dijo que lo que menos quería era perder mi amistad, me pidió
perdón y acto seguido se lo pidió a Deneb. Pensé que las cosas mejorarían, pero
no fue así. Rebeca supo ganarse mi corazón y confianza, tanto que la buscaba
más que a Deneb, le contaba cada uno de mis secretos y siempre la llamaba sis (abreviatura de hermana en inglés).
Deneb nunca se puso celosa, ella seguía siendo la misma niña dulce que conocí
en un principio, por lo cual, un día Rebeca se acercó a mí y me comentó algo como:
“¿te has fijado que Deneb ya no te presta la misma atención de antes?” “antes
te celaba mucho conmigo, pero creo que ya no te quiere igual” “yo estoy aquí
para ti, yo nunca me iría”. Sí, Rebeca estaba tratando de aprovecharse de aquel
momento y a mí me dolió, porque esta vez sí me di cuenta; le hablé enojada
diciéndole que no tratara de llenarme mi conciencia acerca de cosas malas
respecto a mi mejor amiga, Deneb; no me parecía que hablara así ni de ella ni
de la demás gente. “Para saber cómo es realmente una persona, no escuches lo
que dicen los demás de ella, sino lo que ella de los demás”. [25]
Es aquí donde entendí que Rebeca fue una persona tóxica en mi vida, porque su
respuesta a mi queja fue “Liz, tengo más amigos que tú, seguro no querrás que
se enteren de todos tus secretos”. No entendía, ¿qué es lo que quería de mí?,
bah, me dio igual, me alejé de ella y le presté más atención a Deneb contándole
todo y pidiéndole perdón por mi ausencia. A Rebeca no le pareció mi movida
entonces hizo algo que me enfureció; contó mis secretos. En esa edad, el mayor
secreto que tenía era acerca de lo mucho que me gustaba un niño, pero no era
cualquier niño, él era mi mejor amigo. Cuando todos se enteraron, morí de pena,
no supe cómo responder ni actuar, él se alejó de mí, admito que me puse triste,
éramos mejores amigos desde que empezamos la primaria, era lógico ponerme mal
por él. Reaccioné con calma, no hice tanto alarde y seguí mi vida como si nada
hubiera pasado, Rebeca lo supo, no pudo hacerme caer, no me lastimó como ella
esperaba, al fin de cuentas la que quedó mal fue ella, por consecuente se quedó
sola y aunque eso no le gustó no pudo hacer nada más. “La vida es un eco. Lo
que envías, regresa. Lo que siembras, cosechas. Lo que das, obtienes. Lo que
ves en los demás, existe en ti. Recuerda, la vida es un eco que siempre regresa
a ti”.[26]
No me pidió perdón ni trató de volver ser mi amiga, sólo éramos compañeras de
salón y nada más. Tiempo después tuvo otras mejores amigas, olvidó lo que pasó
y yo también, nos hablábamos de vez en cuando por trabajos del salón, no hubo
rencor ni odio entre nosotras.
Cuando salimos de la primaria hicimos
una fiesta en la cual las dos asistimos, ahí platicamos y me pidió perdón por
todo lo que me había hecho pasar, la perdoné y le propuse que no volviéramos a
tocar el tema, así que no lo hicimos.
Rebeca me enseñó muchas
cosas, pero otras yo las aprendí, como perdonar. Pude haberme desquitado con ella
diciendo sus secretos como ella lo hizo con los míos, sin embargo no lo hice.
Sabía que iba a sentirme peor de esa manera que sólo dejándolo ir, iba sentirme
culpable e irresponsable de mis actos; sin duda, tomé la mejor decisión, porque
incluso antes de que me lo pidiera, yo ya la había perdonado. “Si quieres ser
feliz por un día, véngate; si quieres ser feliz por siempre, perdona”. [27]
“Siempre hay que perdonar, porque lo que no se perdona se convierte en algo que
pesa para siempre”. [28]
Entrando a secundaria
todo estuvo bien, hice amigas muy rápido las cuales hasta la fecha no me han
decepcionado, amigos increíbles y compañeros unidos; hasta que llegó a mi vida
una niña bastante irritante. Esta persona ni siquiera era de mi edad, sino un
año mayor. No éramos amigas en lo absoluto, no sabía nada de su vida ni ella de
la mía. Ella tenía un novio el cual fue mi amigo; lo conocí tiempo antes de que
ellos anduvieran, de hecho, cuando ellos empezaron a ser novios ya ni siquiera
tenía contacto con él. De repente, ella empezó a saludarme cada que me veía,
pensé “que educada y linda persona”, porque siempre he dicho que la gente que
te sonríe aunque no los conozcas, son los mejores. Así pasaron los días hasta
que llegó el mal momento. No me di cuenta en qué minuto pasó, pero todos me
decían que ella me odiaba y me consta, porque su mirada hacia mí era
desagradable, como si me lo dijera con sus ojos pesados y su falta de
expresiones faciales. No sabía el porqué, pero no le di importancia; total, no
me iba malgastar el tiempo y la cabeza averiguando algo que sé que no hice. Ella
sabía que yo no le presté la atención que ella quiso causar en mí, así que hizo
lo más fácil y típico que hacen las niñas en estos días, criticar; empezó a
hacerlo tanto que puso a todas las niñas de su salón en mi contra, hasta llegó
a hablar con mis compañeras para armar el mismo plan, pero no le salió. “¿Qué
onda con esta niña?”, era lo único que yo pensaba; me dijo infinidad de
insultos: hipócrita, mal amiga, envidiosa, mentirosa, fea. ¿¡Qué!? Ni siquiera
era su amiga y jamás habíamos tenido una plática estable, ¿cómo podía hablar
así de mí? No me conocía como ella juraba que lo hacía. Seguí sin darle
importancia, preferí que ella viviera en mi sombra a yo tener que vivir en la
suya; hasta que supe el porqué de sus críticas. Recuerdo que estaba en clase de
inglés; cuando esta se acabó, salí del salón para dirigirme al mío donde me
encontré a una amiga la cual amo y sé que puedo confiar. Ella me comentó algo
como “¡uy! No sabía que con Fernando” (el novio de la chava criticona) (otra
vez, su nombre no es Fernando, pero prefiero ocultar su identidad). Cuando mi
amiga me lo dijo, le dije que retrocediera y me dijera por qué ella creía eso;
me explicó todo. La chava criticona, pongámosle Caro; estaba diciéndole a toda
la escuela que yo era una fácil, porque tiempo antes le había confesado mi amor
a Fernando, lo cual en definitiva nunca pasó. Me quedé en shock. Al principio
creí que era mentira, que mi amiga sólo lo decía, porque supo que yo conocí y
conviví mucho tiempo con Fer, pero no fue así. Caro me culpaba de todos sus
problemas con su novio, compartía cosas en Facebook y Twitter de odio hacia mí.
Cosas como “siéntate amiguita” y venía una silla con vidrios encajados. No le
tenía miedo, sabía que ella ya lo ejercía. No fue capaz de irme a decir las
cosas como eran ni hablar conmigo, cuando ella me miraba yo le sostenía la
mirada, pero llegaba un punto donde ella se agachaba y no volteaba a verme más.
No quería problemas, no quería parecer una niña peleonera, pero sí quería que
supiera que sus comentarios y los de la demás gente no me habían afectado en
nada. Conforme fueron pasando las semanas, sus amigas les daba igual odiarme o
no, tanto que me sonreían y hacían como si nada pasara, pero eso a Caro no le
gustaba. Por ende, ella no pudo hacer nada, sus amigas no tuvieron culpa de
algo, no las podía obligar a odiarme y con el tiempo ni siquiera podía hacer
que la gente creyera en sus mentiras respecto a mí. Yo seguía estable, de pie y
caminando hacia mi futuro, sus palabras me entraban por un oído y me salían por
el otro; sabía que Caro no merecía mi atención. “No pienso detenerme ante un
obstáculo, porque entonces pierdo el camino hacia el que me dirijo”. [29]
Se dio cuenta de mi forma de ver las cosas y pudo entender que por más cosas
que ella dijera e intentos que hiciera, yo nunca iba a caer. No le quedó de
otra que dejarlo por la paz, reconoció que yo no era la persona que ella dijo
que era, dejó de criticarme y de estar atrás de mí viendo lo que hacía y lo que
no. No recibí una disculpa de su parte, ni siquiera hemos vuelto a hablar, pero
sé que aprendió una lección, “no le puedes hacer daño a alguien que su
felicidad no depende de otras personas, no podrás cambiar ni dañar su esencia,
por más que trates: es inútil.” [30]
Por último, quiero
hablar de una compañera que hace poco conocí.
Tuve una compañera la
cual es fan de ser la número uno. Cuando la vi por primera vez creí que era una
persona con liderazgo y buena onda; y estaba en lo correcto, pero sólo con lo
primero. La empecé a conocer y tratar, me contó muchas cosas de ella, pero
nunca me dejaba contarle cosas de mí y cuando lo hacía, me interrumpía a mitad
de mi plática para hacerme saber que lo suyo era mejor que lo mío. Estábamos
juntas en el salón de clases, por lo cual cada que yo quería participar, ella
levantaba la mano más alto hasta que el profesor me ignorara y le concediera la
participación a ella. Cuando teníamos algún examen siempre estaba al pendiente
de lo que estudié, lo que contesté y lo que saqué; si ella había obtenido una
calificación más alta, me lo hacía saber mínimo tres veces seguidas, pero si yo
la sacaba averiguaba el por qué e iba a preguntárselo a los profesores. Le
gustaba ir un paso delante de mí en todos los ámbitos, me tomaba como su
competencia y era su motivación para resaltar en el lugar que estuviéramos,
pero como toda persona, éramos diferentes, así que había algunas cosas en las
que yo era buena y ella no tanto, por lo cual, empezó a hacer lo mismo que yo.
Cuando ella y yo compartíamos salón de clase, yo siempre llevaba un libro para leerlo
mientras no hacíamos nada o para cuando acabara alguna actividad; un profesor
me felicitó por mi interés hacia los libros y me dijo que pocas personas de mi
edad se ponen a leer en su tiempo libre. Mi compañera escuchó esto ya que el
profesor me lo dijo en frente de todo el salón. La sorpresa para él, pero no
para mí, fue que ella al día siguiente también llevó un libro y claro, le dijo
al profe que yo no era la única que le gustaba leer. El profe la reconoció al
igual que a mí, conforme fueron pasando los días yo iba terminando mis libros e
iba llevando otros, en cambio ella se quedaba atorada en el mismo libro de
siempre; no le gustaba leer, pero con tal de parecer mejor que yo, lo hacía. Así,
en todas las cosas me imitó, incluso quiso tener mi misma personalidad, pero
nunca llegó a lograrlo. “Lo que tú tienes muchos lo pueden tener, pero lo que
tú eres nadie lo puede ser”. [31]
Ambas tenemos una amiga
en común, pero siempre ha sido más apegada a mí que a ella, al principio ella
hacía y deshacía cualquier cosa con tal de que nuestra amiga le prestara más
atención, pero ella no lo hacía; mi compañera empezó a celarla conmigo, a
decirle de cosas y a jalarla para que yo me
quedara sin ella, lo cual hizo mal. Nuestra amiga terminó casi odiándola,
haciéndola a un lado y buscándome para liberarse de ella. Yo no tuve que hacer
nada para que a mi compañera le fuera mal, ni siquiera se lo desee en algún
instante, pero poco a poco ella hizo que la gente se alejara de tal manera que
se quedó sola por un tiempo. En ese lapso, reflexionó y reaccionó. Se dio
cuenta que no necesita ser como alguien para poder ser grande, que es una
pérdida de tiempo vivir la vida de otra persona haciendo algo que no le gusta y
que todos tenemos un poder y es el ser nosotros mismos.
Se tú mismo siempre, no permitas que la
sociedad deforme tu personalidad. Tú eres luz, fuerza, armonía, felicidad,
sabiduría y amor, por lo que jamás debes intentar imitar o actuar como no eres.
No existe belleza más pura que la auténtica, personalidad más impactante que la
honesta… Si te permites ser tú mismo, alcanzarás el éxito que te mereces y
sobre todo, tu autoestima la cual te llevará con paso seguro a la felicidad. [32]
Ella habló conmigo, me dijo que la perdonara si alguna vez alcanzó a herirme
y admitió que era tan insegura que quiso aparentar ser otra; nunca lo habría
dicho alguien mejor, porque el simple hecho de reconocer tus errores te hace
crecer como persona.
Y yo,
¿soy una persona tóxica?
Cuando empecé a escribir este ensayo tenía como propósito darte a conocer
los diferentes tipos de personas tóxicas, que entendieras el daño que causan en
la sociedad y te dieras cuenta quién a tu alrededor es una de ellas.
Quise darte los consejos
que mejor se acoplen a tu situación para que los identifiques y te alejes de
ese ser humano que pone malas vibras en tu vida; esto quiere decir, que tendrás
que alejarte de mí.
Pude darme cuenta que escribir
acerca de la gente para después catalogarla, es hipócrita. A lo largo de mi
redacción, mencioné algunos tipos de personas; una de ellas, la criticona. Hago
énfasis en esta, porque en eso me convertí al hacer este texto. Ahora puedo
entender que juzgar, criticar y hablar mal de los demás, no define quienes son
ellos, define quién soy yo.
Es ahora cuando
comprendo que el hablar de personas de tóxicas, me hace una de ellas.
“Cuidado con lo que
dices. Las palabras tienen vida. A veces se nos escapan y ni cómo recuperarlas,
acaban en manos de otras personas y ¡BUM! De repente lo cambian todo”. [33]
“Las palabras son como
una piedra, dependiendo de cómo la arrojes o presentes, causa el efecto, si
sólo la avientas sin mirar, puedes golpear severamente a la persona”. [34]
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