¿Por qué
creamos arte? ¿Por qué creamos historias? ¿Por qué creamos mundos?, será por
disfrute, será por necesidad, será para conocernos, será para enseñar a otros,
¿o será por todas las razones anteriores?
No se podría hacer una lista que lograse enumerar a todas y cada una de las
razones por la cual creamos arte, o al menos no es posible para un ser humano,
ya que ésta sería meramente inalcanzable.
Nos gusta
leer porque es parte del mundo del entretenimiento, así como hacer deporte o
ver la televisión, pero cada tanto una lectura es capaz de impactarnos, o mejor
dicho, cada tanto tenemos la suerte de encontrar una buena lectura.
Puede llegar a ser sorprendente que una tarde aburrida de verano nos orille a
leer un libro, pensando que uno no tiene nada mejor que hacer, y a final de
cuentas ya han volado horas y al pasar la última página del libro miramos al
reloj y pensamos: Eh, el tiempo perdido
“valió” la pena.
Son lecturas
que en verdad nos capturan y nos dan un gran momento de entretenimiento, cosa
muy difícil en estos días. Mis historias favoritas son las que te mantienen
todo el tiempo emocionado y ansioso de que será lo que pasará a la vuelta de la
hoja.
Como se ha dicho antes, uno tiene la suerte de encontrarse con estas lecturas,
así lo fue, en mi caso al menos, con “El
mago de Esmirna” y “Las nueve vidas
de Jeremy”, y con “La caja”.
Este tipo de
historias suelen tener enseñanzas más o menos opuestas.
De La caja podemos sacar, “la
curiosidad mató al gato”, “la avaricia no nos lleva a ningún buen lado”, “uno
nunca termina de conocer a las personas”, entre otras.
El cuento “La caja”, nos presenta a la tentación,
que de por sí es muy fuerte en cualquiera de sus presentaciones, en este caso
se presenta de una manera mucho más fuerte. Es apostar la vida de un posible
extraño contra cincuenta mil dólares, muy tentador, ¿Cuánto rencor se podría
sentir?, millones de vidas se escapan a diario en el mundo, una mas no haría
mucha diferencia, además esa “una más”,
al tratarse de un extraño no nos afectaría mucho o casi nada.
Uno como
persona diría que no presionaría el botón, sin embargo la situación cambiaria
mucho si nos pusieran en esa situación en tiempo real.
Creo que no existe mejor prueba de nobleza que la que nos presenta “La caja”, ni mejor prueba de
arrepentimiento.
No importa que tanto uno piense que conozca a una persona, uno nunca termina de
conocerla, si de por sí nosotros no dejamos de conocernos a nosotros mismos
menos podemos decir que conocemos a los demás.
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