Sobre Rayuela
José Armando Salcedo Delgado
4º semestre de preparatoria
José Armando Salcedo Delgado
4º semestre de preparatoria
Hace dos
o tres semanas, una escritora cuyo nombre ahora desconozco mencionó a Octavio
Paz como uno de los más reconocidos escritores en México. Su premio Nobel lo
ampara. También recalca la gran ironía de que no muchos mexicanos lo han leído.
Tal vez figura en la lista de escritores famosos macheteados para pasar la
materia de literatura en primaria, la cual eventualmente es olvidada…
Estoy
casi seguro de la presencia de Julio Cortázar en tal lista.
Lo
admito. Si no hubiesen presentado uno de sus textos durante clase, las
probabilidades de mi memoria barriendo su nombre fuera mis recuerdos aumentan
con cada día transcurrido. No me malinterpreten. La misma tarde en que me
hablaron de George Orwell y Franz Kafka, corrí a buscar sus textos y añadirlos
a mi pila etiquetada “por leer”. Sin
embargo, Rayuela no me llamó la atención, al principio.
Leímos el primer capítulo en clase. Yo
continuaría con el séptimo y octavo en casa. Pensarán: ¡qué tramposo, leyó los
más cortitos! Lo considero suerte. Verán, en clase leímos el primer párrafo del
capítulo siete, y fue magnífico. Siguiendo el curso estipulado, aterrizaría en el
capítulo inmediato. He ahí mis motivos.
Sólo es una página. Un evento
simple: besos y caricias. Sin embargo, logra capturarme con sus prolongadas descripciones
amorosas, llenas de pasión y belleza, donde juega con las palabras como un
hábil prestidigitador, une un hecho distante con el momento principal para
convertirlo en cercano y encajarlos a la perfección. No me parece posible que
la mente divague con tanta imaginación mientras un beso es consumado, pero no
tengo la experiencia suficiente para juzgarlo.
Terminando el corto capitulo, hallo
de forma afortunada al final de la hoja un número. Éste me indica el destino
recomendado para seguir mi camino a través del laberinto literario construido
por Cortázar. ¿Creen que un libro debe siempre leerse de manera lineal? El
autor responde con una rotunda negativa, dejándole al lector la decisión de
cómo navegar en la muy sui generis maraña.
El vocabulario y el lugar se tornan
baches medianos en la lectura. ¿Por qué el lugar? Mi sentido de la orientación
está un poco atrofiado. Me puede parecer complicado seguir una dirección verbal
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