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lunes, 6 de mayo de 2013

La vendetta de Guy de Maupassant / Grecia Ludivina Guevara Morado


 Grecia Ludivina Guevara Morado

4º semestre de preparatoria
Comentario sobre el cuento La vendetta de Guy de Maupassant


Anciana, enferma, sola con una mascota, venganza es en lo único que piensa, estás a salvo por un tiempo pero esperaré el tiempo necesario y el momento correcto llegará. ¿Podrías perdonar a alguien que mato a tu hijo?, ¿podrías vivir sabiendo que esa persona no recibió ningún castigo, solo huyó?
La señora vengó a su hijo, entrenó a Vigilante para morderlo en el cuello y arrancar la piel a mordidas. Se vistió de hombre y nadie se percató que era ella. Si yo estuviera en esa situación, si fuera lo suficientemente vengativa y no me importara matar a las personas haría lo siguiente.
Con tanto dolor seguro estaría meses sumergida en mis pensamientos de “cómo sentirme mejor”, alimentando a Vigilante, viendo en sus ojos el dolor que yo sentía, acostumbrada a una persona que no esperaba que se fuera, ver la piel pálida y fría, su voz, el brillo de sus ojos se fueron, el corazón inmóvil, me vengaré por ti, por mí, por Vigilante, tantas formas de matar a alguien, rápido, lento, sin que sepa que fuiste tú o dejarlo muy claro, que en sus últimos latidos, solo me vea a mí, recordándole que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Creo que lo mejor sería tortura, tortura mental, yo no haría nada para matarlo, él se quitaría la vida, mientras pensaba esto una pequeña sonrisa se formaba en mis labios.
Esperaré a que esté solo, me vestiré de hombre, fingiré ser alguien que le ofrecerá trabajo, me seguirá hacia un cuarto, donde le ofreceré una fuerte cantidad de dinero a cambio de un “favor”, que sea mi conejillo de indias en mi experimento, vendaré sus ojos, lo acostaré en una camilla, realizaré el experimento que ya antes fue hecho, lo pincharé con una aguja, mientras que en el mismo cuarto hay un dispositivo soltando una gotita de agua por hora, le diré que es su sangre, que el piquete que sintió dejará caer una gota de sangre por hora, engañaré a su cerebro, pensará que muere lentamente, e ileso morirá, pues el miedo y la espera lo harán ver tan real. Te vengué hijo mío, puedes descansar en paz.

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