Existen distintos
tipos de noviazgo, los ligeros, posesivos, celosos, comprensivos, etcétera.
El
otro día el profesor Velarde nos expuso un texto en el cual nos enseñaba un tipo
de noviazgo algo raro y por supuesto inmaduro.
Dicho texto me
recordó a mi primer noviazgo en secundaria, el cual lejos de ser por amor o
interés hacia la persona, fue por emoción e intriga en esa nueva etapa de tu
adolescencia. Saber qué es y qué se siente estar enamorado, tener novio, o que
te rompan el corazón.
Recuerdo como si
fuera ayer que tuve mi primer novio. “Fernanda, dice Lucio que le gustas” esas
fueron las palabras de mi amiga Karla, con las que le ayudaba a Lucio a
declarárseme, lo sé es absurdo pero de todas formas me emocioné.
Semanas más tarde
cuando finalmente mi galán se atrevió a pedirme ser su novia, se acercó a mí en
receso, tan rojo como un tomate y muy apenas saliendo esas palabras de su boca
me dijo, “¿Fernanda, quieres ser mi novia?” y yo sintiéndome la niña más afortunada
del mundo dije que sí.
Con toda
sinceridad no recuerdo que se me haya acercado alguna otra vez después de
haberme pedido que fuera su novia.
Por esa razón, me
pareció graciosa la historia que nos expuso el profesor, ya que con toda
sinceridad me recordó a mi época de la secundaria.
Texto inspirado en Bye bye love, de Parménides García Saldaña, aparecido en El rey criollo
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