El otro día, o
debería decir en las últimas clases de literatura el profesor nos expuso
historias en las cuales se presentaba el mismo tema, la venganza.
Debo de admitir
que me impresionan ambas historias, ya que no estoy acostumbrada a temas como “la
venganza y odio”. A pesar de que ambas historias tenían temas o razones muy
distintas para cobrar venganza, la historia aún así seguía siendo en torno al
tema.
Por un lado
tenemos la historia de una pobre anciana a la cual le matan a su único hijo,
tal vez su único familiar, y probablemente su único amigo, tal vez ese fue
motivo suficiente para cobrar venganza. Dicha anciana decide cobrar venganza de
una manera muy tardada y tal vez dolorosa. Decidió entrenar a una perra para
que atacara de manera brutal a su presa, así llegado el momento de toparse con
el asesino de su hijo, matarlo, y así fue.
Por otro lado tenemos la historia de dos
amigos, (al menos eso nos hacen parecer) que van a un lugar retirado de la
sociedad para encontrar un vino delicioso, pero cual fue la sorpresa, que uno
de los amigos decidió enterrar vivo al otro por la simple razón de que lo
insultó tiempo atrás.
La verdad no me
imagino una muerte así de lenta y sofocante, el simple hecho de pensar en ello
me causa escalofríos, pero por desgracia la venganza es un tema, o mejor dicho
sentimiento que tenemos constantemente en nuestras vidas.
Es cierto que está
mal ser injusto, al decidir quitarle la vida a alguien más, o humillar a las
personas por razones absurdas, pero creo que es peor no tratar de practicar el
perdón, ya que de no ser así la vida se convertiría en un círculo vicioso de
venganza.
Texto inspirado en La vendetta de Guy de Maupassant y El barril de Amontillado de Edgar Alan Poe.
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